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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La odisea de Fuleco, la mascota oficial de la FIFA

El primer Fuleco atacado en Brasil, el 04 de octubre de 2012, en Porto Alegre.

“¿Defendiendo un muñeco?”. La manifestante estalla en una carcajada sarcástica. Y la Policía Militar (PM) comienza a cargar contra unas cien personas que cercan un muñeco inflable de Fuleco, la mascota oficial de la FIFA para el Mundial 2014. La ira es incontenible: el gigantesco muñeco de goma acaba siendo derribado.

Este primer ataque a Fuleco ocurrió el 4 de octubre de 2012, en el Largo Glênio Peres de Porto Alegre. La marcha, que nació en un evento de Facebook llamada Largo Vivo, denunciaba de forma festiva la privatización del espacio público, con el paisaje de fondo de la FIFA. Y acabó con represión policial y una escena nunca vista: la policía defendiendo un muñeco inflable.

La marcha Largo Vivo se convirtió en colectivo y dio pie al nacimiento del activo movimiento de Porto Alegre, Defesa Pública de la Alegria. Y se transformó en un anticipo de la intensa odisea que viviría Fuleco hasta la celebración del Mundial. Una odisea de muñecos hinflables atacados (algunos apuñalados) y un amplio repertorio activista que transformó a la mascota en el icono de todas las luchas.

Cuando Fuleco nació, la elección de un armadillo de tres bandas (Tolypeutes tricinctus) que unía las palabras ecología y fútbol fue elogiada por todas las partes. La Associação Caatinga lo entendió como un rotundo éxito de su campaña de protección del Tatu-bola, como un verdadero gol internacional. Y hasta el propio Jérôme Valcke, secretario general de la FIFA, conmemoraba que Fuleco fuese la cara más visible del Mundial 2014: “Estamos encantados de comunicar la importancia del medio ambiente y hacerlo con la ayuda de esta mascota”.

La FIFA se comprometió a colaborar con la conservación del armadillo. Y el Mundial llegó. Y hasta el día de hoy la FIFA no ha contribuido económicamente a la conservación del tatu-bola, según la Associação Caatinga. “Les hemos planteado ocho propuestas para apoyar la protección del tatu-bola sin ninguna respuesta”, aseguró Rodrigo Castro, director de la asociación, a Materia. La FIFA ofreció 300.000 reales (unos 100.000 euros) en un plazo de diez años, según comunicó Rodrigo Castro, secretario ejecutivo de la asociación, en la Folha de São Paulo. Una cifra que, en su opinión, es totalmente insuficiente: “Consideramos que sería justo que la FIFA contribuyese con un 15% del coste total del proyecto en diez años, un coste 1,4 millones de reales (unos 466.000 euros), que es el 0,05 % del lucro que la entidad debe tener en este Mundial”.

Por si fuera poco, la página oficial de Fuleco en Facebook no menciona nada alrededor de la conservación del armadillo. Apenas alguna referencia al reciclaje entre un chaparrón de mensajes futbolísticos.

Y Fuleco, tras la denuncia de la ONG brasileña, desapareció. Ni muñecos inflables ni carteles. Ni Fuleco en las pantallas ni Fuleco en la publicidad. Se busca a Fuleco. Se ofrece recompensa, se lee en un diseño que circula en las redes. Se le ve en alguna Fan Fest de la FIFA. En algún rincón de los estadios. Y poco más. Su diario oficial está parado desde el día de la inauguración del Mundial. Y cuando aparece lo hace en un polémico baile sexual con azafatas de la FIFA, que genera el automático linchamiento en las redes.

El rifirrafe Fuleco entre Associação Caatinga y la FIFA es apenas la gota final del torrencial chaparrón antiMundial que ha sacudido Brasil en los últimos años. Fuleco es una metáfora de la mercantilización del fútbol. Las mascota del Mundial más lucrativo de la historia. “Fuleco es el símbolo de la apropriación da nuestra biodiversidade por una entidad mafiosa, con la complicidad del Gobierno brasileño”, afirma a eldiario.es el activista Marcelo Soares, desde Porto Alegre.

Fuleco como parte de la trama mayor made in FIFA: inversión Pública, beneficio privado. Y Fulecar, como inesperado boomerang semántico, que regresa como viral de las redes como una palabra existente en el diccionario que significa “perder todo el dinero en el juego”. Fuleco como metáfora del trabajo esclavo usado por las multinacionales (existen denuncias de trabajo análogo a la esclavitud en las fábricas chinas que fabrican Fulecos). “De Fuleco sólo nos queda furreco” (cutre, de mala calidad, en español)“, afirma la investigadora en comunicación y cultura Larissa Bery.

Pero Fuleco también es el símbolo de la ciudadanía rebelde que ha convertido al muñeco en un icono multifacético que se adapta a todas las luchas. Tras el primer ataque al Fuleco de Porto Alegre, llegaron otros, en Brasilia y São Paulo principalmentee. Fuleco se convirtió en el centro de todas las furias. Y la “muerte del Tatu ”pasó a ser una un símbolo de todas las luchas. Nació incluso el Coletivo Tatu Morto, que se define de la siguiente manera: “Ideas de los brasileños que piensan que la Copa va a traer más problemas sociales para Brasil”. Por su parte, el grupo musical Apanhador Só creó la canción anti Mundial llamada Mordido, conocida por muchos como como Tatu Morto, con imágenes de represión policial, manifestaciones y Fulecos hinflables acuchillados, un auténtico himno de la indignación colectiva.

Fuleco aparece donde menos se le espera. Mutado, disfrazado, impactante. Tumbado en el suelo esperando a ser atendido por la S.U.S. (urgencias), para denunciar la poca calidad de de los hospitales. Lanzando una piedra, en una reinterpretación del grafiti de Bansky. Transformado en peluche, empuñando un cóctel molotov, mientras sujeta un cartel de #FuckFIFA. Aparece herido por un corcho de champán de la botella llamada 2014 que un enmascarado activista abre. O vestido de policía, con una pistola en la mano, agrediendo a verias personas. O fumando en un cenicero que tiene la forma del estadio Maracanã.

Mientras el Mundial llega a su parte final, el Tatu Bola continúa desaparecido. Y el movimiento Largo Vivo tiene un final de fiesta preparado: la ocupación lúdica del largo Glênio Peres durante el próximo sábado. Sus armas: “picnic, música, malabares, teatro”. La definición del evento llamada Largo Vivo sem Tatu resume a a perfección la odisea del Fuleco FIFA y el empoderamiento ciudadano surgido en los procesos de resistencia: “¡El Largo Vivo es la celebración de la vida en calle, de la ciudad para todo el mundo! Aqui expulsamos a Fuleco y de aquí a poco expulsaremos este parking que el Ayuntamiento insiste en mantener. ¡Ven! Haz tu plaza: ¡este es un evento autogestionado!”