Italia fía su futuro a un hombre de 87 años. Giorgio Napolitano ha sido reelegido presidente de la República tras aceptar repetir en el cargo con el fin de sacar a Italia de la crisis política en la que se encuentra desde hace 50 días. Tal y como se esperaba, el veterano político ha contado con el apoyo del centroizquierda, el centroderecha y los liberales del primer ministro en funciones, Mario Monti, en la sexta ronda de votaciones. En total ha logrado 738 votos de los 1007 grandes electores -diputados, senadores y cargos regionales-. Frente a él, el candidato del Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo, Stefano Rodotá, que había encabezado la quinta ronda, ha obtenido 217 apoyos.
Tras conocer el resultado de la votación, Napolitano ha comparecido para expresar su satisfacción ante los medios de comunicación junto a los presidentes del Congreso, Laura Boldrini, y el Senado, Pietro Grasso. “Podéis imaginar la alegría con la que he recibido la confianza que ha expresado la gran mayoría de los miembros del parlamento y de los representantes regionales y la confianza de tantos ciudadanos que esperaban que se solucionara de forma positiva la elección del presidente de la república”, ha dicho.
Napolitano, que se ha resistido hasta este sábado a presentarse a una reelección debido a su edad, ha indicado que este lunes explicará los términos por los que ha aceptado “con absoluta limpieza y libremente” el encargado de la presidencia. El presidente, el primero en afrontar un segundo mandato en Italia, ha expresado su deseo de que “todos sepan honrar sus deberes en un momento tan difícil ayudando al refuerzo de las instituciones republicanas”.
“Todos debemos mirar a la situación que pasa el país, a los problemas de las italianas y los italianos y a la responsabilidad internacional”, ha afirmado en una clara llamada al acuerdo entre los partidos tradicionales.
La “política tradicional” ha impulsado la reelección
Como si de una procesión se tratara, varios líderes políticos han desfilado a lo largo de la mañana de este sábado por el Palacio del Quirinale, sede de la Jefatura de Estado italiana, para rogar a Napolitano que se presentara a la reelección. Así lo han hecho Pier Luigi Bersani, Silvio Berlusconi y Mario Monti. Los tres han sido incapaces en las últimas horas de llegar a un acuerdo sobre un nombre para sustituir al veterano político al frente de la República.
Frente a ello, miles de personas se han congregado a las puertas del Congreso tras el llamamiento del líder del Movimiento 5 Estrellas, Beppe Grillo, a manifestarse contra el resultado de la votación. Grillo ha calificado de “golpe de Estado el acuerdo alcanzado por los partidos tradicionales y se ha dirigido a Roma para reunirse con sus partidarios en la plaza del Montecitorio.
La elección del primer ministro, pendiente
La elección de Napolitano como nuevo presidente del país no resuelve la crisis italiana, aunque podría suponer el principio de su fin. Han pasado casi dos meses desde las elecciones y los partidos han sido incapaces de pactar un primer ministro. Todo apunta a que Napolitano habría aceptado repetir en el cargo, algo a lo que se había negado hasta ahora debido a su edad, a cambio de un acuerdo entre el centroizquierda, el centroderecha y los liberales de Monti para cerrar la crisis.
En el comunicado en el que anunciaba su intención de presentarse a la reelección, Napolitano deslizaba un mensaje a la clase política en ese sentido: “M P { margin-bottom: e mueve en estos momentos el sentimiento de no poder sustraerme a esta responsabilidad hacia el país, esperando que a ésta le corresponda una análoga y colectiva asunción de responsabilidades”.
Algunos medios italianos apuntan a la posibilidad de que el exprimer ministro del centroizquierda Giuliano Amato, pueda ser el candidato de consenso de los tres partidos. A cambio, Berlusconi colocaría a uno de sus hombres como número dos del Ejecutivo. Se especula con la posibilidad de que pudiera tratarse de Angelino Alfano, secretario del Pueblo de la Libertad (PdL) y exministro de Justicia de Berlusconi.
Sin embargo, la división del Partido Demócrata (PD), que desde el nombramiento del nuevo presidente de la República carecerá de líder, podría dificultar cualquier acuerdo.
Crisis en el centroizquierda italiano
Si la situación de la política italiana es grave, lo es más aún la crisis del PD de Bersani. Su líder tuvo que anunciar este viernes su dimisión para el momento en el que se conociera el nombre del nuevo presidente tras constatar la grave división del partido en las primeras cuatro rondas de votación.
Bersani había pactado en un principio con Berlusconi el nombre del exsindicalista Franco Marini para presidir el país. El acuerdo con el “odiado” líder del centroderecha no gustó a parte de los grandes electores (diputados, senadores y cargos regionales) del PD que desoyeron a su jefe de filas y no apoyaron a Marini en la votación.
El segundo revolcón llegó con la candidatura del exprimer ministro y expresidente de la Comisión Europea Romano Prodi. Bersani pidió el apoyo para él, pero solo logró que 395 de sus electores le votaran. Un centenar decidieron no hacerlo. Este sábado, en la quinta ronda de votación, los socios del PD de Izquierda, Ecología y Libertad han apoyado al candidato del Movimiento 5 Estrellas. También lo han hecho algunos los representantes del partido de centroizquierda, aunque la instrucción era en esta ocasión votar en blanco.