En la UE había dudas de que Israel aceptara la convocatoria formal que hicieron los 27 en el marco del Acuerdo de Asociación ante su incumplimiento de la orden de la justicia internacional para que detenga el ataque en Rafah. El Gobierno de Netanyahu ha abierto la puerta a sentarse con la UE en lo que sería una suerte de revisión del cumplimiento del acuerdo, pero lo ha hecho a su manera al aceptar la invitación, pero enmarcarla en la presidencia húngara del Consejo de la UE, que comienza el 1 de julio, a pesar de que es un asunto que excede completamente las competencias de quien asume de forma rotatoria el bastón de mando del Consejo y corresponde a Josep Borrell llevar la batuta en su calidad de alto representante.
El ministro israelí de Exteriores, Israel Katz, aprovechó la visita de su homólogo húngaro, Péter Szijjártó, el pasado lunes para confirmar su intención de asistir a un encuentro en el marco del Acuerdo de Asociación UE-Israel. Los ministros europeos tomaron la decisión el 27 de mayo y Borrell envió la citación formal el 5 de junio. “Acordamos que Israel participará en el Consejo de Asociación bajo la próxima Presidencia húngara de la UE, para mejorar el estatus de Israel en la UE, junto con Hungría y otros países amigos”, expresó Katz a través de la red social X (antes Twitter).
También respondió a la carta que le envió Borrell. “Están dispuestos a considerarlo y a negociar la agenda”, explica una alta fuente comunitaria conocedora del contenido de la contestación del ministro israelí. No obstante, a Hungría, que es precisamente uno de los países que se ha mostrado alineado con Israel durante la masacre en Gaza, no le corresponde ningún papel respecto a la organización de ese encuentro más allá de formar parte del necesario consenso de los 27 en materia de política internacional.
Es Borrell quien tiene que pilotar el asunto en base a lo que establezcan los estados miembros de la UE. “En el Consejo de Asociación, las palabras que el alto representante pronuncia tienen que ser acordadas. Veremos cómo los estados miembros reaccionan a la carta del Gobierno israelí”, señala esa fuente en referencia a la primera discusión que tendrán los ministros de Exteriores de los 27 el próximo lunes en Luxemburgo.
El conflicto en Oriente Medio es uno de los más divisivos en la UE. De hecho, inicialmente se descartó la posibilidad de convocar el Consejo de Asociación para reprender a Israel por la matanza en Gaza, como solicitaron España e Irlanda en febrero. Tres meses después la UE dio el paso después de que Netanyahu ignorara la exigencia de la Corte Internacional de Justicia de para los ataques en Rafah. Los 27 se enfrentan ahora a un nuevo episodio con divisiones.
Algunos países ven en esa reunión una posibilidad de presionar a Israel. Por ejemplo, Irlanda plantea la imposición de sanciones para garantizar el respeto a las órdenes de la justicia internacional. Sin embargo, los países más próximos a Israel tienen recelos. “No queremos que el Consejo de Asociación se convierta en una especie de tirbunal o de juicio a Israel”, señalan fuentes diplomáticas, según informa Europa Press.
Otro de los asuntos que estará sobre la mesa de los ministros de Exteriores, que han apoyado de forma genérica la iniciativa de Joe Biden para garantizar un alto el fuego, es la misión civil de seguridad en Rafah. A pesar de que el acuerdo político está cerrado, fuentes comunitarias admiten que se tienen que cerrar cuestiones técnicas y que no lista hasta dentro de algunas semanas.
Intensificación de los ataques en Rafah
A pesar de la orden de la justicia y de los llamamientos internacionales, el Ejército israelí ha intensificado este viernes sus ataques e incursiones en la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza, y sus tropas ya tienen presencia en casi toda la urbe, la última de Gaza que no había sido sometida hasta ahora a una operación a gran escala.
Los tanques han llegado a los barrios del oeste y del norte de Rafah, después de haber empezado su incursión terrestre en la ciudad por el este, a principios de mayo. Antes la ofensiva, Rafah acogía a casi un millón y medio de personas, la mayoría de las cuales han huido.
Desde que comenzó la operación en Rafah, el paso fronterizo del mismo nombre permanece cerrado y la entrada de ayuda humanitaria y bienes básicos se ha visto considerablemente restringida. El pasado domingo, el Ejército israelí anunció “pausas tácticas” de varias horas al día para permitir la entrada y distribución de ayuda desde el paso de Kerem Shalom, pero agencias de la ONU han lamentado este viernes que sigue siendo insuficiente.
“Lo que entra es realmente muy poco”, ha afirmado en Ginebra el portavoz de la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU, Jens Laerke, agregando que los combates en esa área dificultan la labor de los trabajadores humanitarios, así como la situación de caos y desorden público.