El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha hablado por primera vez en público ante la situación que ha estallado esta madrugada en Israel, después de que milicianos de Hamás hayan atacado por sorpresa el país con el lanzamiento de cohetes y la infiltración de decenas de milicianos palestinos armados en varias ciudades y pueblos. “Ciudadanos de Israel, estamos en guerra”, ha aseverado, horas después de que se declarase el estado de guerra en el país. Israel ya ha respondido al ataque con el lanzamiento de proyectiles.
“Esto no es una operación ni una escalada, sino una guerra”, ha añadido en un comunicado en vídeo difundido en sus redes sociales. Netanyahu ha convocado este sábado una reunión de alto nivel con su ejecutivo para analizar la situación.
La infiltración de milicianos en Israel se trata de un hecho sin precedentes en los 16 años desde que el país se hizo con el control de la franja de Gaza. Israel ha respondido con el bombardeo de objetivos de Hamás en la franja de Gaza, dentro de la denominada operación “Espadas de hierro”. El Ejército ha lanzado más de 2.500 proyectiles y asegura que decenas de aviones de combate israelíes están implicados en la operación.
Hamás ha afirmado que se han lanzado 5.000 cohetes desde el enclave de Gaza y que ha secuestrado decenas de cuerpos de soldados israelíes muertos en la frontera.
Los hospitales israelíes ha informado que hay más de 100 personas heridas por el impacto de cohetes en el área cercana a Gaza y el centro del país, varios de ellos en estado crítico. Los disparos de proyectiles desde Gaza también han causado la muerte de al menos una persona en Israel, una mujer de unos 60 años en Gederot. Los bombardeos israelíes de represalia hacia Gaza han matado al menos a 2 palestinos.
Por su parte, el comandante militar de Hamás, Mohamed Deif, ha emitido una declaración considerando los ataques e infiltración de milicianos a Israel como “el día de la gran revolución”. Uno de los objetivos de este nuevo ataque, según Deif, es liberar el complejo de la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén, que ha registrado un aumento de visitantes judíos en las últimas semanas debido a las fiestas judías.