Nicolas Schmit, candidato socialista a la Comisión Europea: “Es práctica habitual de los populares europeos aliarse con la extrema derecha”
Nicolas Schmit (Differdange, Luxemburgo, 1953), político y economista luxemburgués, es el nombre elegido por los socialistas europeos candidato (spitzenkandidat) a la presidencia de la Comisión Europea tras las elecciones del 9 de junio. Schmit es actualmente comisario europeo de Empleo, dentro del Ejecutivo comunitario comandado por la conservadora alemana Ursula von der Leyen, quien acaba de ser nombrada este jueves en Bucarest candidata del PP europeo. “Lo importante es hacer campaña sobre nuestro proyecto. Cuando veo las discusiones dentro del PP europeo, hay una muy clara divergencia entre nuestro proyecto y el suyo”, afirmaba Schmit este jueves en conversación con elDiario.es durante su visita a Madrid.
¿Qué habría hecho diferente estos últimos años si hubiera sido el presidente de la Comisión Europea?
En muchos temas comparto lo que ha hecho esta Comisión. Pero debo decir que lo que hemos hecho en el ámbito social, en el Pacto Verde, en la igualdad de género, son temas muy inspirados por nosotros. Y ahora el PPE dice que les gustaría cambiarlo, por eso es tan importante tener un grupo socialista fuerte en el próximo Parlamento Europeo.
Lo que habría hecho diferente es el funcionamiento de la Comisión. Es importante, especialmente en los grandes temas, tener un diálogo con todas las partes interesadas. Esto ha sido insuficiente.
Usted ha mencionado la igualdad de género, un tema muy atacado por la extrema derecha y por algunos partidos de derecha. Si después del 9 de junio hay una extrema derecha muy fuerte y un PPE fuerte, como auguran las encuestas, ¿están en juego estos derechos?
El asunto de la igualdad se ha defendido con mucha energía, especialmente por parte de la comisaria europea de Igualdad, la maltesa Helena Dalli, que ha realizado un trabajo muy intenso. No sólo la igualdad de género, la igualdad de las mujeres, sino la igualdad de todos los grupos, ya sean LGTBI o personas con discapacidad.
El trabajo por la igualdad ha sido impulsado en gran medida por los socialistas, y especialmente por Helena Dalli. Ahora, está claro que la extrema derecha tiene un problema con las mujeres, temen a las mujeres. Su ideología es una ideología machista, loca. He podido escucharles cuando atacan los derechos de las mujeres en el Parlamento Europeo, y por eso quiero hacer un llamamiento a todas las mujeres para no dar ninguna oportunidad a este tipo de ideología retrógrada y reaccionaria.
Tenemos que hacer todo lo posible para que no salga fortalecida la extrema derecha en el próximo Parlamento. Esto es importante para las mujeres, muy importante. Ese es nuestro combate. Esa es nuestra lucha: convencer a los votantes de que la extrema derecha no merece ninguna oportunidad. Y este es absolutamente el caso de las mujeres. Porque lo que quieren, lo que dicen en España, lo que dicen en Alemania, lo que dicen en todas partes, lo que hacen, lo que han hecho en Polonia y lo que siguen haciendo en Hungría es reducir los derechos de las mujeres, ya sea sobre el aborto o sobre la forma en que se organiza el cuidado de los niños.
Incluso en Italia se ha reducido la inversión en guarderías para evitar que las mujeres accedan al mercado laboral. Todo esto, la tolerancia con respecto a la violencia contra las mujeres, la oposición que han expresado en contra de la directiva sobre la violencia y el acoso contra las mujeres... Todo esto tiene que ser evitado.
Por eso nuestra lucha contra la extrema derecha es una lucha por los derechos de la mujer, por la igualdad, por combatir todas las formas de discriminación a las que la extrema derecha quiere volver. Y creo que eso es extremadamente importante. Y eso hace que estas elecciones sean tan importantes porque, obviamente, tienen que ver con la economía, con la orientación de Europa, pero también fundamentalmente con nuestros valores. Y la igualdad de género es, para mí, un valor absoluto que tenemos que defender y promover, porque esta igualdad aún no existe.
Hemos progresado, pero si miro la brecha salarial, sigue ahí. Si miro la brecha de las pensiones, sigue ahí. Si miro las posibilidades de las mujeres de tener puestos de responsabilidad en la economía, todavía no estamos allí. Así que esto es un proceso. Es un combate que debe continuar en términos de progreso para la igualdad.
La gobernanza europea de las instituciones desde la Segunda Guerra Mundial ha sido principalmente de socialistas y democristianos, quizás a veces con liberales. ¿Teme que el PPE pueda tener la tentación de cambiar las mayorías para que la derecha gobierne la Unión Europea en lugar de la izquierda?
Mirando ciertos votos, vemos que el PPE no excluye aliarse con la extrema derecha contra el centro y la izquierda. Eso está muy claro. Lo hemos visto con la votación sobre la restauración de la naturaleza. Pero esta tentación en el PPE no lo es para todos, hay algunos que se oponen a esto. Escuché recientemente lo que dijo el expresidente de la comisión Jean-Claude Juncker, cuando dijo muy claramente que no ve ninguna posibilidad para los democristianos —él es más bien un democristiano—, de tener una alianza con la extrema derecha, incluyendo los grupos Conservadores y Reformistas Europeos e Identidad y Democracia.
Pero no todos comparten esta opinión. Tenemos que ver a los partidos del PPE en los estados miembros, que están en el gobierno o en alianzas con la extrema derecha: es el caso de Finlandia, con consecuencias directas, especialmente en asuntos sociales; el de Suecia, donde el gobierno conservador está, yo no diría apoyado, sino dirigido por la extrema derecha, los Demócratas Suecos; hemos tenido el caso, obviamente, de España, donde hubo una alianza entre el PP y Vox; y en Italia es la extrema derecha apoyada por un partido más pequeño del PPE, el partido de Berlusconi.
Ya es práctica habitual aliarse con la extrema derecha, así que yo no excluiría que este tipo de alianzas, puede suceder. E incluso aquí le pediría a la señora Von der Leyen que tomara una posición clara: a ella le gusta presentarse, por ejemplo, como la mejor defensora de las mujeres. ¿Cómo puedes ser la mejor defensora de las mujeres y decir, vale, estoy dispuesta a hacer alianzas con la extrema derecha?
Y digo la extrema derecha de Meloni porque Meloni no es una defensora de los derechos de la mujer, de la igualdad. Ella es una mujer, pero no comparte los valores de la igualdad. Y ya ha cambiado ciertas actitudes y prácticas en Italia contra la igualdad y la antidiscriminación. ¿Cómo se puede ser aliado de un partido así? Y esta es la prueba, y esto tiene que ser aclarado durante las elecciones. Si el PPE mantiene su vieja tradición democristiana proeuropea o si el PPE, temiendo la influencia de la extrema derecha, intenta copiar o al menos no excluir alianzas con la extrema derecha. Esto es lo que se pondrá a prueba.
Hablando de igualdad de género y de conciliación, usted como comisario europeo de Empleo, ¿cómo ve el debate sobre la reducción de las horas de trabajo al día y también sobre la reducción de los días de trabajo, donde algunas personas piden cuatro días a la semana en vez de cinco?
El tiempo de trabajo no está establecido para siempre. Nosotros empezamos hace más de 100 años. La gente trabajaba 60 horas y más. Y trabajaban seis días a la semana. Y hemos visto durante las últimas décadas una reducción del tiempo de trabajo. Ahora estamos en medio de una nueva revolución tecnológica, con la automatización, la inteligencia artificial... Hay un gran cambio en muchas profesiones, en muchos puestos de trabajo. Por lo que yo diría que la reducción del tiempo de trabajo, si al mismo tiempo tiene un importante aumento de la productividad, tiene que ser aceptado y negociado. Estoy muy abierto a ello.
No es que la semana de cuatro días sea sólo un bonito sueño, lo practican un cierto número de empresas. He visto que en España hay grandes empresas, creo que incluso empresas de telecomunicaciones, que han reducido el tiempo de trabajo a 36 horas. Esto ha sido negociado por los interlocutores sociales. Tenemos en el Reino Unido la semana de cuatro días en ciertas empresas. Y hay estudios que han demostrado que la productividad aumenta, hay menos enfermedades profesionales, la gente está más contenta en su lugar de trabajo. Así que hay elementos positivos. Por eso esto no debe ser excluido.
Lo dije durante mi discurso en Roma. No lo consideramos un tabú. Queremos apoyar esta idea, pero tiene que ser negociado sector por sector, empresa por empresa, entre los interlocutores sociales. Pero vemos que esto ya se hace en algunas empresas, en algunos sectores de Europa, y con un éxito bastante evidente.
Hay protestas de agricultores que recorren Europa. ¿Cómo debería hacer frente a estas protestas la UE? Hemos visto a la derecha dar marcha atrás con el Pacto Verde; críticas a la Política Agrícola Común; y a la extrema derecha culpando a la Agenda 2030.
La extrema derecha está intentando unirse o recuperar la protesta de los agricultores, pero ¿qué tienen que ofrecer? ¿Cuáles son las soluciones de la extrema derecha para los agricultores? No hay ninguna.
También he notado que el PPE se califica a sí mismo como el partido de los agricultores. Entonces pregunto, ¿cómo es eso? Los presidentes de la comisión han sido gente del PPE desde hace 20 años. La mayoría de los comisarios de Agricultura han sido del PPE, han inspirado en muchos estados miembros la política agrícola. Y ahora de repente descubren que hay un problema con los agricultores. Así que debe haber algún error en alguna parte entre los que estaban en la responsabilidad. Así que ahora es fácil. Es fácil decir que es el Pacto Verde.
Pero no es el Pacto Verde, porque aún no ha sido implementado ni iniciado. Es otra cosa. Es la manera en la que se ha tratado, especialmente por parte de los comisarios del PPE, el ámbito agrícola como puramente mercado. Y vemos que las industrias agrícolas se han beneficiado de eso. Eso es cierto. No todos los agricultores están bajo presión. Hay quienes también tienen muy buenos ingresos. Esas son las granjas industriales, las grandes granjas. Pero las granjas medianas y las granjas más pequeñas están bajo presión. ¿Por qué? No es por el Pacto Verde, es por la distribución en la cadena de valor. El principal problema son sus ingresos. No se les paga decentemente por su trabajo. Y esto tiene que cambiar porque los que se benefician de la cadena de valor son las industrias de transformación, de distribución.
Y la parte más pequeña no permite a los agricultores tener unos ingresos decentes y una vida decente. Esto tiene que cambiar. Tenemos que tener una reorganización de la distribución de los valores en la agricultura, lo que significa que la agricultura no es un negocio como cualquier otro negocio. No funciona con un mecanismo puramente de mercado. Tenemos que introducir reequilibrios cuando se trata de los ingresos de los agricultores.
Ahora, estoy de acuerdo en que para los agricultores las cargas burocráticas han sido exageradas. Así que tenemos que revisarlo. Tenemos que dialogar con los agricultores para simplificar, reducir esta carga y hacer que nuestra Política Agrícola Común sea más eficaz y más justa, porque ahora, cuanto más grande eres, más ventajas obtienes.
Esta es la filosofía de la actual Política Agrícola Común. Y esto tiene que ser reequilibrado. Así que entiendo que los agricultores protesten. Hay un temor por parte de los agricultores de que el Pacto Verde aumente sus problemas. Tenemos que asegurarnos de que el Pacto Verde esté ayudando a los agricultores, modernizándolos, protegiendo el medio ambiente del que los agricultores dependen.
Si tenemos un cambio climático, como lo vemos ya, con inundaciones en algunas partes o incendios en otros, un problema de agua, especialmente en el sur pero ya no sólo en el sur de España, sino también en el sur de Francia, entonces es el fin de la agricultura. Tenemos que reequilibrar esto y que introducir estos criterios medioambientales junto con los agricultores, subrayar el papel de los agricultores en la protección de la naturaleza, de su entorno natural. Tenemos que replantearnos nuestra política agrícola en interés de los agricultores.
Otra cuestión apremiante es la guerra en Gaza e Israel. ¿Qué opina de la posición de la presidenta Von der Leyen? ¿Y cómo ve este aumento del gasto militar de la Unión Europea, toda esta narrativa de defensa que estamos teniendo estos días?
Nuestra posición es muy clara. Nosotros condenamos enérgicamente lo ocurrido el 7 de octubre. Va más allá de la imaginación y tiene que ser condenado. Y Hamás y otras organizaciones terroristas deben ser condenadas. Eso es una cosa. Reconocemos que Israel tiene el derecho a la seguridad y el derecho a defenderse. Pero, ¿qué está pasando ahora en Gaza? Es una tragedia humana. Y no podemos simplemente tomar nota de lo que está sucediendo allí. Hay una destrucción total de Gaza, de civiles, de miles de personas, incluidos niños y niñas. La gente se muere de hambre, de inanición. ¿Te imaginas morir de hambre y sin alimentos, sin que la ayuda se permita entrar en Gaza hasta el punto de que los estadounidenses están con los europeos lanzando alimentos de los aviones? Esto es simplemente inaceptable. Y soy muy claro. Este es un gobierno de extrema derecha en Israel. Que fracasó, por cierto, en proteger a los israelíes en la frontera de Gaza: hubo algunas señales de alerta, pero no se les dio seguimiento. Y ahora está esta guerra sin límites, sin ninguna consideración por la población civil. Es inaceptable. Esa es mi posición. Hay posiciones que son un poco más cautelosas o lo que sea. Pero creo que ahora es el momento de ser claro, tenemos que tener claro lo que está pasando.
¿Y en relación con la defensa?
Estamos en una situación en la que la seguridad de Europa está bajo presión. Está bajo presión en Ucrania. Por eso somos muy claros en el apoyo, lo que sea necesario y el tiempo que sea necesario, a Ucrania. Muy claros. Europa tiene que aumentar su responsabilidad porque vemos que en Estados Unidos no son tan fiables. Así que, como europeos, tenemos que ser fiables en Ucrania. Pero más allá de Ucrania, está nuestra propia seguridad.
Porque no sabemos lo que pasa en EEUU. Ha habido terribles declaraciones de Trump sobre nuestra alianza fundamental con EEUU y el compromiso dentro de la OTAN, poniendo en cuestión este compromiso. Los europeos tienen que empezar ahora, audazmente, rápidamente, a construir su propia seguridad. Y esto significa que tenemos que invertir. Lo digo por desgracia, tenemos que invertir más en nuestra defensa. Tenemos que construir nuestra industria de defensa porque no debemos depender de terceros. Tenemos que estar preparados para defender la independencia de Europa porque Putin no se detendrá con Ucrania. Lo dice muy claramente. Deberíamos escucharle y tomar nota. Por eso estoy absolutamente comprometido en desarrollar las capacidades de seguridad y defensa de Europa.
¿Qué puede decir sobre la ley de amnistía en España, que el PP está intentando llevar al Parlamento Europeo para montar bronca contra Pedro Sánchez en Bruselas?
Es una reacción desesperada, para atacar al gobierno español y especialmente a Pedro Sánchez. La considero una iniciativa desesperada. Y la agresividad mostrada es algo que está más cerca de lo que ocurre en EEUU que de una tradición democrática normal.
Me choca porque los partidos democristianos no deberían reaccionar así, deberían mirar lo que sus aliados, partidos como Vox, están haciendo. Eso es más preocupante.
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