Noruega tenía un plan para explotar la minería en el Ártico, pero la presión ecologista y de la izquierda lo ha parado... de momento
Noruega, el mayor productor de petróleo y gas europeo, tenía planes para convertirse en uno de los primeros países en el mundo en conceder los derechos sobre miles de kilómetros en sus aguas para explotar la minería submarina. Este plan había sido fuertemente criticado por organizaciones ecologistas en todo el mundo, y tanto el parlamento de la Unión Europea como una lista de 32 de países (entre ellos España) habían pedido al país nórdico ponerle una moratoria debido a las dudas que levanta la minería submarina por su impacto medioambiental.
De momento, el gobierno de Oslo, formado por socialdemócratas y centristas, ha tenido que dar marcha después de llegar a un acuerdo con el Partido Socialista de Izquierda (SV) para aprobar los presupuestos nacionales del año siguiente. Entre las condiciones que ha conseguido imponer la pequeña formación de izquierdas (con 13 de los 169 escaños en el Parlamento) estaba la suspensión durante un año de la concesión de licencias para la minería submarina, previstas para empezar en el 2025.
Desde las organizaciones ambientales, el acuerdo se ha celebrado como “una gran victoria”. “Tras un duro trabajo de activistas, científicos y pescadores, hemos logrado una victoria histórica para la protección de los océanos”, dijo el líder de Greenpeace en el país, Haldis Tjeldflaat Helle. Desde la ONG Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) su secretaria general en Noruega, Karoline Andaur, expresó que “afortunadamente, el Partido Socialista de Izquierda ha tomado conciencia de la gravedad de la situación y ha asumido la responsabilidad de poner fin a esta locura de la minería en aguas profundas”.
Por otro lado, el primer ministro del país Jonas Gahr Støre, calificó la decisión como un “aplazamiento” y dijo que el trabajo legislativo y administrativo preparatorio para empezar con la minería en las aguas profundas no se pararía.
Enormes cantidades de minerales en el fondo del mar
El Parlamento del país escandinavo votó en el pasado mes de enero a favor de ser uno de los primeros sitios en el mundo en permitir la exploración y explotación del fondo marino para extraer minerales (los otros dos países que también lo permiten, aunque no han empezado aún con la actividad minera, son China y las Islas Cook). El área marítima que el gobierno quería permitir explotar a las empresas está situada entre el Mar de Barentzs y Groenlandia, y es de 281.000 kilómetros cuadrados (una zona más grande que el Reino Unido).
En el fondo marino de esta zona del Ártico, la Dirección del Petróleo de Noruega (una agencia que depende del ministerio de energía) calcula que se encuentran 38 millones de toneladas de cobre, 45 millones de toneladas de zinc, y 2.317 toneladas de oro, además de cantidades significativas de minerales de “tierras raras”. Estos minerales son esenciales para la construcción de baterías para coches eléctricos y otras tecnologías necesarias para desarrollar las industrias verdes. Los costes de extracción de los minerales en el fondo del mar son significativamente más elevados que los de la minería tradicional en tierra. Pero el gobierno de Noruega defiende que la explotación de su fondo marino tiene el potencial de proporcionar unos beneficios económicos enormes. Según un informe del instituto con sede en Oslo Rystad Energy, estos beneficios serían de 180.000 millones de coronas al año (15.400 millones de euros anuales), además de la creación de 21.000 nuevos empleos.
Otro de los argumentos del gobierno para defender la minería submarina es que Noruega quiere y puede librarse de la dependencia de China para acceder a estos minerales (actualmente el 98% de los minerales de tierras raras utilizados en la industria europea se exporta desde el gigante asiático). El ministro de energía, Terje Aastland, también ha defendido que “las concesiones para la extracción de minerales solo se aprobarán si se demuestra que se pueden hacer de forma sostenible y responsable por parte de las empresas”.
Pero los científicos no ven tan claro que las condiciones de sostenibilidad y responsabilidad con el medio ambiente se puedan garantizar. Los investigadores están preocupados de que el gobierno pudiera empezar a dar concesiones a empresas mineras sin que haya habido tiempo suficiente de evaluar con garantías el impacto de la minería en esta zona del mar. Desde el Instituto Noruego de Investigación Marina, su director Frode Vikebø ya aseguró que “actualmente nos faltan conocimientos sobre esta área del océano y del impacto que podría tener la minería”.
Por su parte, el grupo de expertos marinos Ocean Panel, que lidera Noruega, también ha advertido de que la minería submarina va en contra de los objetivos de sostenibilidad establecidos por las Naciones Unidas. Según explican los expertos, la minería submarina que se produce a unos 3.500 metros de profundidad, tiene el potencial de dañar enormemente los ecosistemas al realizarse con una especie de enorme aspiradora que succiona el lecho marino, creando nubes de sedimentos que matan a los microorganismos hasta a cientos de kilómetros de distancia.
El gobierno de Noruega, a juicio
En paralelo a la decisión de parar temporalmente la minería submarina debido a la negociación de los presupuestos generales, desde el 28 de noviembre Noruega también se enfrenta a una demanda de la organización WWF, en un juicio sin precedentes. Desde la ONG ambientalista se quiere que las concesiones para explotar los fondos marinos de Noruega se declaren ilegales en los juzgados, ya que, defienden, el gobierno no habría investigado adecuadamente su impacto en los informes que se utilizaron para tramitar la ley de concesión de licencias en el Parlamento.
Al inicio del juicio, la secretaria general de WWF, Karoline Andaur afirmó que “si no denunciamos ahora esta decisión, se establecerá un precedente nuevo y peligroso sobre cómo Noruega gestiona sus recursos naturales”. Desde el gobierno, se mantiene la postura en el juicio de que es lícito tomar decisiones como la de abrir la zona marítima nacional a la minería para explorar una nueva industria, aunque haya incerteza y falten conocimientos científicos.
0