Sudáfrica, Botsuana, Israel, Hong Kong, Bélgica, Reino Unido, Alemania, Australia, Países Bajos y Dinamarca. Desde que el pasado 23 de noviembre las autoridades sudafricanas detectaron el primer caso de la nueva variante del coronavirus, bautizada como ómicron, el goteo de casos detectados por otros países ha sido constante. Esta variación del virus, con una treintena de mutaciones, “preocupa” a la Organización Mundial de la Salud, que aún debe estudiar su impacto, pero cuyas evidencias preliminares sugieren un “mayor riesgo de reinfección” y unas “tasas más rápidas” de crecimiento. Es decir, la OMS cree que ómicron se expande más y más rápido.
El primer caso de ómicron se detectó en Sudáfrica este martes, a partir de muestras tomadas entre el 14 y el 16 de noviembre, tras un aumento del número de casos detectados en Johannesburgo y Pretoria. “No queríamos que esto estuviera merodeando como un rumor”, dijo el ministro de Sanidad del país, Joa Phaahla, en una rueda de prensa este jueves. Para entonces, el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Sudáfrica ya tenía evidencia de casos confirmados en Hong Kong, de un viajero procedente de este país, y en Botsuana, con quien comparte frontera.
En apenas unas horas, varios países europeos solicitaron a la Comisión Europea que se activase el mecanismo que permite cerrar la frontera exterior con países donde la situación epidemiológica preocupa o se detectan variantes que pueden suponer un riesgo alto de transmisión del virus. Este viernes, la Unión Europea tomó la decisión de avalar la suspensión de los vuelos desde el sur de África, a través del Dispositivo de Respuesta Política Integrada a las Crisis (IPCR, por sus siglas en inglés).
Este mecanismo permite coordinar la respuesta política a crisis importantes y complejas, pero sus directrices no suponen una obligación legal y son los países quienes deben incorporarlas. Por ejemplo, España suspenderá los vuelos procedentes de Sudáfrica y Botsuana este martes en el Consejo de Ministros.
13 casos en Países Bajos
En Países Bajos la prohibición de vuelos desde estos países se aprobó este viernes, pero no impidió la llegada de un vuelo procedente de Sudáfrica la noche del viernes al sábado en el que al menos 61 pasajeros dieron positivo en coronavirus tras aterrizar en Ámsterdam. El país había decretado el confinamiento nocturno, a la espera de las pruebas. Este domingo se han confirmado al menos 13 casos de la variante ómicron.
A estos 13 casos, se suman también este domingo los dos detectados por Dinamarca, que exige ahora un test negativo de coronavirus a los viajeros procedentes de África austral.
El viernes las autoridades sanitarias belgas informaron del primer caso de ómicron en Europa. Es una persona sin vacunar, que no había tenido COVID, que viajó a ese país desde el extranjero y que dio positivo el 22 de noviembre. El ministro de Sanidad de Bélgica, Frank Vandenbroucke, llamó a la “precaución absoluta” mientras pedía “no entrar en pánico” y anunciaba nuevas restricciones, como suspender el ocio nocturno y adelantar el cierre de bares y restaurantes a las 23 horas.
Ese mismo día, el ministerio de Sanidad de Israel confirmó un primer caso de la nueva variante en un ciudadano israelí procedente de Malawi. Inmediatamente, las autoridades bloquearon los viajes desde y hacía todos los países africanos, salvo el Magreb y Egipto. “Esta cepa ha volado rápido y ya está en el país. Hay un caso seguro verificado y otros tres sospechosos. Nuestra suposición es que hay más”, informó el primer ministro, Naftali Benet, que apostó por que “es mejor actuar rápida y decisivamente ahora que posponer la toma de decisiones y despertar cuando Israel esté inundada con la nueva variante”.
Israel, el primero en cerrar sus fronteras a cualquier país
Unas horas después, el gabinete interministerial acordaba en una reunión de urgencia y por la noche el cierre de las fronteras para los vuelos internacionales de cualquier zona del mundo durante dos semanas y la imposición de cuarentenas obligatorias para los israelíes que regresen.
Este sábado, Reino Unido y Alemania informaban de cuatro nuevos casos en Europa. El ministro de Sanidad británico, Sajid Javid, comunicaba que se habían detectado el pasado miércoles dos casos de la variante ómicron en Nottingham y Chelmsford, vinculados con los viajes desde el sur de África. El viernes, las autoridades británicas suspendieron los vuelos desde Sudáfrica, Namibia, Zimbaue, Botsuana, Losoto y Esuatini. El domingo añadieron a esta lista roja a Mozambique, Malaui y Zambia y, desde el martes, Reino Unido impondrá la obligatoriedad de utilizar mascarilla en tiendas y transporte público.
Los dos casos detectados en Alemania y comunicados el sábado habían aterrizado el miércoles 24 en el aeropuerto de Munich, procedentes de Sudáfrica. Según datos del ministerio de Sanidad bávaro, fueron estas mismas personas quienes se pusieron en contacto con las autoridades para que se analizara si su caso correspondía con los de ómicron, tras leer en prensa la información sobre la nueva variante. Este domingo las autoridades alemanas han notificado un tercer caso en un paciente con la pauta de vacunación completa y que había comenzado a desarrollar síntomas la semana pasada.
Australia, que prohíbe desde este sábado la entrada a su territorio a viajeros no australianos ni residentes que hayan estado en Sudáfrica, Namibia, Zimbabue, Botsuana, Lesoto, Suazilandia, Malaui, Mozambique o las Islas Seychelles en los últimos 14 días, también ha comunicado este domingo sus dos primeros casos de la variante ómicron. Se trata de dos personas que llegaron a Sidney de un vuelo procedente de Doha, donde habían hecho escala tras salir de un país del sur de África.
Mientras se suceden los casos confirmados, otros países sospechan que la nueva variante del virus ya circula por sus territorios. Austria ha comunicado este domingo que ha detectado el primer caso “sospechoso”. Un viajero que volvió de Sudáfrica la semana pasada y dio positivo en COVID, pero que está a la espera de más pruebas que confirmen que es un caso de ómicron. Algo similar ocurre en Italia, donde el Instituto Superior de Sanidad estudia un caso “atribuible” a la variante.
Por su parte, el asesor jefe del Gobierno de EEUU en materia sanitaria, Anthony Fauci, ha alertado este sábado que no le sorprendería que la variante esté ya en este país sin que se haya detectado “todavía”. “Cuando tienes un virus que se transmite con tanta facilidad y ya hay casos en otros países a consecuencia de los viajes, casi invariablemente terminará llegando a todas partes”, dijo.