No hace ni un año del sofagate , aquel episodio en el que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, no hizo nada ante el protocolo machista del presidente turco, Recep Tayyip ErdoÄan, con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Y el belga lo ha vuelto a hacer: este jueves por la tarde se ha quedó bloqueado ante el ninguneo del ministro de Exteriores ugandés. El general Jeje Odongo, en la ceremonia de saludos de la cumbre UE-Unión Africana celebrada en Bruselas, ha pasado de largo ante la presidenta de la Comisión Europea para saludar directamente al presidente del Consejo Europeo y al presidente francés, Emmanuel Macron.
Apenas ha mirado de reojo Jeje Odongo a Von der Leyen, para a continuación chocar las manos con Michel y Macron y, después, posar para la foto.
Ha sido en ese momento en el que Macron, presidente de turno del Consejo de la UE, ha llamado la atención al ugandés para que saludara a Von der Leyen, algo que ha hecho pero, eso sí, sin chocar las manos con ella.
El propio Jeje Odongo, en su cuenta de Twitter, publicaba una foto del encuentro, en la que no salía Von der Leyen. Es más, ni siquiera mencionaba a Von der Leyen en el texto de su tuit, que borró al saltar la polémica. Como si no existiera la presidenta de la Comisión Europea.
Un miembro del gabinete de Charles Michel, Jurek Kuczkiewicz, justificaba en Twitter la actitud del presidente del Consejo Europeo: “El video muestra claramente al presidente del Consejo hablando con el presidente Macron mientras el invitado pasa junto a la presidenta Von der Leyen. Y también muestra al presidente del Consejo volviéndose nuevamente al presidente Macron preguntando qué pasó”.
El vicepresidente del grupo popular en la Eurocámara, el español Esteban González Pons, ha abierto un melón que hasta ahora se encontraba fuera de la mesa: la reelección de Charles Michel para la segunda mitad del mandato, que debe producirse ahora y que se daba por descontado, sobre todo después de que los liberales, familia política de Michel, dieran su apoyo a la presidenta de la Eurocámara del PP europeo, Roberta Metsola, hace un mes.
El antecedente turco
Ocurrió en abril de 2021. El sofagate ocurrió cuando el presidente del Consejo Europeo, el liberal valón belga Charles Michel; se dirige raudo a un sillón porque sabe que le está asignado ante la mirada atónita de la presidenta de la Comisión Europea, a quien le sorprende el protocolo machista en el último minuto diseñado por el presidente turco y al que había dado su visto bueno el Consejo Europeo sin haber pasado por las autoridades de protocolo de la Comisión en Bruselas porque no viajaron a Ankara.
En ese momento, Michel podría haberse puesto de pie e invitar a la presidenta a sentarse ella misma, o permanecer de pie y solicitar un segundo asiento. Pero optó por amarrarse a la silla y quedarse en silencio.
“No volverá a ocurrir”, dijo entonces visiblemente molesta Von der Leyen en su comparecencia ante la Conferencia de Presidentes del Parlamento Europeo –los jefes de los grupos políticos: “Me he sentido herida como mujer. Me he sentido sola como mujer y como presidenta de la Comisión Europea”. Mientras, Michel, pidió disculpas “por las consecuencias que esta situación ha provocado”.
“Como se puede ver en el vídeo, ella se sorprendió”, explicó el portavoz de la Comisión Europea, Eric Mamer: “Pero ella prefirió comportarse de acuerdo con las maneras que esperan los ciudadanos. La presidenta debería haberse sentado como el presidente del Consejo Europeo y el presidente turco, pero ella decidió seguir en la reunión y ha pedido a su equipo que se asegure de que un incidente así no se repita en el futuro. Pero tampoco queremos hacer un problema de esto en público, lo que no significa que no sea importante. Ella espera que la institución que representa sea tratada con el protocolo necesario y se tomarán medidas para que este incidente no se repita en el futuro. El equipo de protocolo no está viajando con los líderes ahora debido a la COVID-19 y no vio el plan de antemano”.
Mientras tanto, Erdogan, a quien el primer ministro italiano, Mario Draghi, definió como una suerte de dictador, consiguió que no se hable de la ausencia de libertades en su país ni de su abandono del Convenio de Estambul, porque la conversación en Bruselas se centra en la actuación de sus máximos representantes.
“Lo lamento por dos razones”, dijo entonces Michel: “Primero, por la impresión que da de que he sido indiferente a la torpeza del protocolo frente a Ursula. Aún más cuando es un honor para mí participar en este proyecto europeo, del que dos de las cuatro instituciones principales están dirigidas por mujeres, Ursula von der Leyen y Christine Lagarde. Y también orgulloso de que una mujer, la primera en la historia, me sucediera como primera ministra de Bélgica. Por último, me entristece, porque esta situación ha ensombrecido el importante y beneficioso trabajo geopolítico que llevamos a cabo juntos en Ankara, y del que espero que Europa coseche los frutos”.
Este jueves por la tarde, sin embargo, Michel ha vuelto a trasladar esa “impresión de indiferencia” que trasladó hace menos de un año en Ankara.