La ONU ha acusado a Rusia de bloquear la entrega de ayuda humanitaria a las zonas que ocupa que están afectadas por las inundaciones tras la devastadora destrucción de la presa de Kajovka, en la región ucraniana de Jersón, a principios de mes.
“Hasta la fecha, el Gobierno de la Federación de Rusia ha rechazado nuestra petición de acceder a las zonas bajo su control militar temporal. Naciones Unidas seguirá esforzándose por conseguir el acceso necesario”, dice Denise Brown, coordinadora humanitaria de la ONU en Ucrania, en un comunicado publicado este domingo.
Brown ha pedido a las autoridades rusas que “actúen de conformidad con sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario”.
“No se puede negar la ayuda a las personas que la necesitan”, dice la responsable de Naciones Unidas. “La ONU seguirá haciendo todo lo que esté en su mano para llegar a todas las personas –incluidas las que sufren como consecuencia de la reciente destrucción de la presa– que necesitan urgentemente ayuda para salvar vidas, estén donde estén”.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha alegado problemas de seguridad como motivo por el que ha rechazado el acceso de la ONU a la zona. “Hay muchas preguntas: cómo cruzar la línea de demarcación, garantizar la seguridad. Hay bombardeos constantes”, ha dicho en su rueda de prensa telefónica diaria. “Por lo tanto, es todo muy complicado y es muy difícil garantizar su seguridad (la de los representantes de la ONU) y hay muchos otros matices”.
Desde el 6 de junio, Naciones Unidas y las organizaciones asociadas han entregado alrededor de diez convoyes con 41 camiones y cuatro botes con artículos vitales para miles de civiles afectados por el desastre, entre ellos garrafas de agua, kits de higiene y raciones de comida, según la oficina humanitaria de Naciones Unidas.
La respuesta de las autoridades de ocupación rusas a las inundaciones en la zona que controlan ha sido objeto de críticas. Amnistía Internacional (AI) ha acusado recientemente a las fuerzas rusas de “poner en peligro vidas humanas” en las zonas afectadas por las inundaciones tras la destrucción de la presa. La ONG ha hablado con voluntarios y evacuados de las zonas inundadas y con sus familiares, cuyos testimonios indican “sistemáticamente que las fuerzas de ocupación rusas no han llevado a cabo evacuaciones organizadas ni han proporcionado ayuda humanitaria crucial a los civiles varados en las ciudades y pueblos inundados”.
Según AI, las operaciones de rescate que se han llevado a cabo han sido realizadas en su mayor parte por voluntarios, algunos de los cuales dicen que las fuerzas rusas “han obstaculizado su acceso a las zonas inundadas, lo que ha dificultado gravemente sus esfuerzos por ayudar a los civiles afectados por las inundaciones”.
La organización recuerda que información procedente de los territorios ocupados por Rusia es escasa y el contacto directo con las comunidades afectadas “sigue siendo extremadamente limitado”, y denuncia que los civiles de los territorios ocupados han tenido dificultades para ponerse en contacto con sus familiares
Más de 50 muertos
El derrumbe de esta importante presa controlada por Moscú el 6 de junio desató inundaciones en el sur de Ucrania, entre ellas las partes ocupadas por Rusia en Jersón, destruyendo casas y tierras de cultivo. Decenas de miles de personas ya han perdido el acceso al agua corriente.
El número de muertos ha aumentado al menos a 52: líderes colocados por Rusia han dicho que 35 personas han fallecido en áreas controladas por Moscú y el Ministerio del Interior de Ucrania informa de 17 víctimas mortales y 31 desaparecidos. Miles de personas han sido evacuadas en ambos lados del río Dniéper.
En Jersón, las áreas inundadas se han reducido de 620 kilómetros cuadrados el 9 de junio a 180 kilómetros cuadrados el 13 de junio, según un análisis preliminar de imágenes satelitales publicado por el Centro de Satélites de las Naciones Unidas (UNOSAT). Sin embargo, según la ONU, es probable que el retroceso del agua de la inundación “cree nuevos desafíos para las personas que ya afrontan necesidades humanitarias en Ucrania”.
En estos momentos, según Kiev, hay cinco localidades inundadas –843 viviendas– en la orilla derecha del río Dniéper (controlada por Ucrania) y 17 localidades en el territorio ocupado por Rusia.
Investigaciones periodísticas apuntan a Rusia
La causa de la destrucción de la presa –si se derrumbó porque fue atacada deliberadamente o si la brecha pudo haber sido causada por una falla estructural– todavía no está clara. Ucrania ha responsabilizado a Rusia y ha asegurado que la voladura de la presa con explosivos solo podía llevarse a cabo desde el interior de la infraestructura, a la que solo tienen acceso las fuerzas de ocupación. Rusia ha negado cualquier responsabilidad y acusa a Kiev de un “sabotaje” para destruir la presa.
Según informó la agencia Reuters, un equipo de expertos jurídicos internacionales que asiste a la fiscalía ucraniana en su investigación dijo el viernes en sus conclusiones preliminares que es “muy probable” que el derrumbe fuera causado por explosivos colocados por rusos.
Por otra parte, la agencia Associated Press (AP) ha publicado un reportaje en el que recoge que, según fotos exclusivas de drones e información que ha obtenido, Rusia “tenía los medios, el motivo y la oportunidad” para derribar la presa.
AP informa de que las imágenes a las que ha tenido acceso “parecen mostrar un coche cargado de explosivos encima de la estructura”, y cita dos fuentes que dicen que las tropas rusas estaban estacionadas en una zona crucial dentro de la presa donde los ucranianos dicen que se centró la explosión que la destruyó“.
Paralelamente, el New York Times publicó este fin de semana una investigación en la que indica que las pruebas sugieren que la destrucción de la enorme presa se debió a una explosión interna provocada por Rusia. El diario cita a ingenieros y expertos en explosivos y apunta a que una carga explosiva en un pasadizo que atravesaba la base de hormigón de la estructura detonó, causando su destrucción.