Una operación secreta llevada a cabo el pasado jueves permitió la detención y deportación a Turquía de seis ciudadanos turcos residentes legales en Kosovo. Los detenidos, deportados en un avión privado de los servicios de inteligencia turcos (MIT), están actualmente en prisión en Turquía acusados de pertenecer al Movimiento Gulen.
La operación, cuya legalidad ha sido cuestionada por el Gobierno kosovar, se realizó sin conocimiento del primer ministro, Ramush Haradinaj, que denunció no haber sido informado hasta después de los hechos. Los servicios secretos kosovares participaron en la operación y probablemente el ministro de Interior también estaba al tanto, ya que tuvo que ser él quien la autorizara.
Horas después de que un miembro del equipo del primer ministro se reuniese con los familiares y abogados de los detenidos, Haradinaj anunció el viernes la destitución del ministro de Interior y del jefe de los servicios de inteligencia. “La operación de retirada del permiso de residencia, la detención, la deportación urgente y secreta de seis ciudadanos turcos del territorio de la República de Kosovo a la República de Turquía se produjo sin ser informado previamente el primer ministro y sin su permiso”, aseguró en un comunicado.
De acuerdo con la versión turca, las autoridades kosovares detuvieron a seis ciudadanos turcos y los entregaron a un equipo especial de los servicios secretos de Turquía enviado al aeropuerto de Pristina. Durante la operación, Kosovo no dio ninguna información detallada. El ministro de Interior kosovar simplemente afirmó: “Se ha revocado el permiso de residencia de los ciudadanos turcos”.
Los detenidos son Cihan Özkan, Kahraman Demirez, Hasan Hüseyin Günakan, Mustafa Erdem, Osman Karakaya y Yusuf Karabina. Cinco trabajaban en los colegios que la red Gulen tiene en Kosovo y el sexto es médico. Ankara alega que los seis eran los responsables de “la organización terrorista de Fetulá Gulen” en los Balcanes.
Turquía sostiene que uno de ellos, Karakaya, participó en el caso Ergenekon, un montaje judicial que acabó con la expulsión de destacadas figuras del Ejército. Además, el gobierno de Erdogan acusa al Movimiento Gulen de orquestar el intento de golpe de Estado del verano de 2016.
“Estamos decepcionados porque nuestras instituciones relevantes, por motivos que quedan por ser esclarecidos hasta el final, no lograron proteger los principios relacionados con los derechos humanos de ciudadanos extranjeros que viven en nuestro país”, dijo el jueves, el presidente de Kosovo, Hashim Thaci.
Sin embargo, Thaci cambió de versión el sábado y afirmó que los turcos habían sido deportados por “suponer un riesgo a la seguridad nacional”. La destitución del jefe de inteligencia ha quedado suspendida hasta el final de la investigación porque tiene que ser autorizada por el presidente Thaci.
La reacción del primer ministro de Kosovo y la destitución del ministro de Interior y el jefe de inteligencia han desatado la ira de Erdogan, que el sábado acusó a Haradinaj de proteger a los “golpistas”. “¿Quién le ordenó tomar esta decisión? ¿Desde cuando protege a aquellos que intentaron un golpe de Estado contra la República de Turquía?”, denunció Erdogan. “Pagarás el precio de proteger a esta gente”, añadió. Erdogan anunció que habrá más operaciones secretas de Turquía en el extranjero.
“Ni Kosovo ni yo hemos intervenido en los asuntos internos de Turquía ni en el pasado, ni en el presente, ni en el futuro. Mientras tanto, otros no pueden intervenir en nuestros asuntos internos en nombre de Kosovo. Que lo sepa todo el mundo”, respondió este lunes Haradinaj.
El relato de los hechos
“Sobre las 8.30 de la mañana del jueves me llega la información de que hay seis ciudadanos turcos detenidos y que uno de ellos es mi cliente”, relata a eldiario.es el abogado kosovar Leo Trim Syla. “La policía de Kosovo afirmó que la operación todavía estaba en marcha, por lo que no podía dar más información”.
En torno a las tres de la tarde, Trim recibe la información de un agente fronterizo de que los seis turcos han sido deportados a Turquía porque se les ha revocado su permiso de residencia. “La agencia de inteligencia de Kosovo alegó que constituían una amenaza a la seguridad nacional y no está obligada a razonar su decisión”, señala.
Mientras las autoridades de Kosovo declaran que no tienen ninguna información, llegan varios rumores sobre el paradero de los detenidos, pero ni abogados ni familiares saben dónde están. Ante la falta de respuestas de Kosovo y los rumores que afirmaban que los detenidos podrían estar detenidos en la terminal VIP del aeropuerto de Pristina, familiares, estudiantes y profesores de los colegios en los que trabajaban cinco de los seis detenidos se presentan a medianoche directamente en el aeropuerto.
Allí se encuentran con miembros de la misión civil de la UE en Kosovo (Eulex). “Fueron al aeropuerto porque querían contribuir a aclarar la situación, pero nos dijeron que no tenían el mandato de controlar el aeropuerto”, explica el abogado.
A primera hora de la mañana del viernes, los familiares y abogados piden una reunión con el primer ministro, Ramush Haradinaj, y se reúnen con un miembro de su gabinete. Querían alguna prueba sobre el paradero de los detenidos, pero no la consiguieron. Finalmente, el sábado, las familias reciben la información de uno de sus abogados en Turquía de que los detenidos están en Estambul. El abogado en Turquía insiste en que no tiene acceso a su cliente, según señala Trim.
“No hemos visto ni un solo documento o prueba escrita de lo sucedido”, denuncia el abogado kosovar. “De lo que sabemos de una declaración verbal de una autoridad de Kosovo es que la agencia de inteligencia de Kosovo investigó el caso y revocó el permiso de residencia de los detenidos, pero realmente no sabemos si los detuvieron las autoridades de Kosovo o los servicios secretos de Turquía”, añade.
“La gente que ha arrestado a mi marido no era kosovar”, dijo a los medios locales la esposa de uno de los detenidos. Trim denuncia que se han violado sus derechos al no haber podido acceder a sus abogados ni hablar con sus familias.
Una operación repetida en otros países
El gobierno de Erdogan lanzó una dura campaña contra los seguidores del Movimiento Gulen tras el intento de golpe de Estado del verano de 2016. Uno de los principales activos de la red de seguidores del predicador Fetulá Gulen son sus escuelas repartidas por todo el mundo y Turquía ha comenzado a presionar a determinados países, especialmente en África, para cerrar e incluso detener a su personal.
Este proceso se ha repetido en otras ocasiones. En 2017, las cámaras de un aparcamiento en Malasia grabaron a cuatro hombres de paisano deteniendo al director de una de estas escuelas. El director fue deportado esa misma noche a Turquía. Las autoridades de Malasia alegaron que el director había sido detenido por delitos contra la seguridad nacional.