ELECCIONES REINO UNIDO
Ovejas, apuestas, ofensas a veteranos y una parabólica: cómo hacer (tal vez) la peor campaña del mundo
El viernes por la noche, a menos de dos semanas de las elecciones generales, el primer ministro británico se puso a discutir en la BBC con una votante que le hizo una pregunta. Rishi Sunak respondió desairado a la cuestión de si sacaría al Reino Unido del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y acabó su alegato contra lo que él describe como “una corte extranjera” abucheado por parte del público en el plató. Los abucheos siguieron mientras salían los títulos de crédito del final del programa.
Esa noche había empezado su intervención en el programa Question Time, que consiste en preguntas de la audiencia, intentando dar explicaciones sobre las apuestas sospechosas de personas de su entorno acerca de la fecha de las elecciones unas horas antes del anuncio en mayo. Un escolta ha sido detenido y dos candidatos del Partido Conservador están siendo investigados por el regulador de las apuestas. Sunak dijo que estaba “enfadado”, pero defendió su decisión de no impedir que las personas bajo sospecha se sigan presentando a las elecciones del 4 de julio. Una de ellas es Laura Saunders, candidata por Bristol, y cuyo marido es un director de campaña que se ha tomado ahora una excedencia de dos semanas. Otro alto cargo del partido que hizo “docenas de apuestas” sobre la fecha de las elecciones está siendo investigado, según publica este domingo el periódico Sunday Times.
El escándalo de las apuestas puede crecer mientras el regulador sigue investigando movimientos extraños: el 21 de mayo, es decir un día antes del inesperado anuncio de Sunak de la fecha de las elecciones, se disparó el número de apuestas sobre cuándo serían los comicios, según los datos de la principal casa de apuestas online publicados por el periódico Financial Times. Sunak había repetido que las elecciones serían en el segundo semestre del año, pero, dado el silencio después de las elecciones locales del 2 de mayo y el poco margen por el comienzo de las vacaciones escolares, el escenario que parecía más probable era otoño. De hecho, la semana del anuncio la apuesta de elecciones en julio se pagaba con probabilidades por debajo del 25%. El 21 de mayo y los días anteriores, se apostaron miles de libras, aunque no está claro quién lo hizo con información privilegiada y cuánto apostó cada uno. En el caso con más detalles, el ayudante parlamentario de Sunak Craig Williams apostó 100 libras (unos 118 euros) y pudo ganar unas 500, según el diario The Guardian, que publicó la exclusiva.
En medio de esta polémica, el Partido Conservador borró un anuncio en X en el que mostraba una ruleta y el mensaje “si apuestas por los laboristas, nunca podrás ganar”. La sátira más ácida retrata en viñetas el derrumbe del partido, también en diarios muy conservadores como el Telegraph.
El de las apuestas es un pequeño escándalo en comparación con las celebraciones en Downing Street durante la pandemia que se saltaron las reglas impuestas por el propio Gobierno, los contratos a dedo a donantes conservadores, los casos de acoso o el conflicto de intereses de diputados y ministros que han aprovechado su posición para hacer negocios. Pero la pregunta de un ciudadano en Question Time incidía en cómo las apuestas encajan con la imagen apuntalada en la opinión pública sobre los tories: “¿No son estas acusaciones emergentes sobre las apuestas acerca del día de las elecciones el epítome absoluto de la falta de ética del Partido Conservador que hemos tenido que tolerar años y años”, preguntó un hombre en la audiencia, con tono enfadado.
¿La peor derrota en 100 ó 200 años?
Más allá de la intención de voto, la mayoría de los ciudadanos creen que la campaña del Partido Conservador está yendo mal. Según el seguimiento sobre esta cuestión de Ipsos, ahora sólo el 16% asegura que los tories están teniendo una buena campaña, es decir, menos de los que tienen intención de votar al partido el 4 de julio y el peor registro en esta medida.
La misma encuestadora indica ahora una intención de voto del 23% para el Partido Conservador frente al 43% del Partido Laborista, que puede conseguir una victoria histórica. El sistema electoral del Reino Unido es mayoritario uninominal, es decir, solo hay un escaño por circunscripción que vale ganar por un voto y los perdedores no se llevan nada. Así, en escaños se puede dar el peor resultado para los tories en un siglo: 115 escaños frente a los 453 laboristas, que también lograrían el récord de sitios en la Cámara de los Comunes. El debate es si la derrota del Partido Conservador puede ser la peor en 100 años (lo más comparable por la existencia del sufragio universal) o en 200, es decir desde que existe. Sunak está en riesgo de perder su escaño -algo que no le ha pasado nunca a un primer ministro en el cargo- igual que el ministro de Economía, la ex primera ministra Liz Truss y otros líderes conservadores.
El margen de la ventaja para los laboristas apenas se ha movido en el último año, algo sorprendente para la mayoría de las voces expertas en opinión pública ya que la convocatoria de elecciones y la cercanía de la fecha suelen reducir la diferencia entre partidos. “Las encuestas están planas… No ha sucedido el estrechamiento que estábamos esperando”, explica Luke Tryl, director de la encuestadora y proyecto de divulgación More in Common en una presentación sobre sus últimos hallazgos. Por primera vez, indica, Keir Starmer, el candidato laborista, tiene más notas positivas que negativas, mientras Sunak se sigue hundiendo.
Sunak, de hecho, es más impopular ahora que Boris Johnson y el ex líder laborista Jeremy Corbyn, que tenían valoraciones negativas récord, y sólo tiene una nota mejor que Truss.
El D-Day
El incidente que más siguen citando los votantes en los focus groups que organiza More in Common por todo el país, según explica Tryl, es la marcha temprana de Sunak de los actos conmemorativos por el aniversario del desembarco de Normandía.
El 6 de junio, Sunak se fue antes de la ceremonia “francesa” con veteranos y los líderes de Francia, Estados Unidos y Alemania. Su ministro de Exteriores, David Cameron, se quedó para representarle. Sunak pidió perdón después de las críticas por falta de respeto a los veteranos, que rondan los 100 años. En un debate de campaña, Penny Mordaunt, una de las posibles sustitutas de Sunak en el Partido Conservador, dijo que el primer ministro se había equivocado “mucho” al marcharse de Normandía.
Sunak volvió a casa justo para grabar una entrevista de campaña con la televisión ITV. En esa entrevista, cuando el presentador le preguntó si había sufrido alguna privación de niño como para entender las dificultades de las personas comunes, Sunak dijo que echaba en falta “muchas cosas” y puso como ejemplo que no tenía la parabólica de Sky, la televisión de pago de los 80. Una de las descripciones más habituales del primer ministro es que “no está en contacto” con la gente corriente por su posición privilegiada: Sunak, hijo de inmigrantes de clase media, es ahora millonario y más rico que el rey Carlos por sus años de trabajo en el banco Goldman Sachs y en varios fondos de inversión y la fortuna de su esposa.
Lluvia y ovejas
Algunos de los momentos que han ayudado poco a Sunak en su campaña han rozado el ridículo. En mayo, anunció la convocatoria de las elecciones delante de Downing Street calado bajo la lluvia y sin paraguas mientras un activista ponía la canción Things Can Only Get Better, himno de los laboristas cuando arrasaron con Tony Blair en 1997.
A las pocas horas, Sunak dio un discurso justo al lado del lugar donde se construyó el Titanic en Belfast, en Irlanda del Norte. Un periodista le preguntó entonces si no se sentía como “el capitán de un barco que se hunde” y el primer ministro contestó que su plan económico “está funcionando”. El Reino Unido es la economía del G-7 que peor se ha recuperado de la pandemia y cayó en recesión al final del año pasado. Si bien volvió a crecer en el primer trimestre de este año y la inflación ha caído al 2%, los últimos datos de abril, publicados poco después de la convocatoria electoral, muestran una economía estancada, en parte por las lluvias récord de esta primavera.
En estas circunstancias, Sunak se ha entregado a hacer campaña visitando a algunos de los votantes que tradicionalmente han apoyado más a los conservadores, por ejemplo, en las zonas más rurales de Inglaterra.
Hace unos días, el primer ministro intentó sin éxito darle de comer a un rebaño de ovejas junto a David Cameron. Mientras el primer ministro las intentaba atraer con un cubo lleno de pienso, las ovejas se pusieron a correr en otra dirección. Un granjero a su lado comentó que las ovejas no estaban “cooperando” mientras el primer ministro las llamaba.
Lo más significativo para la campaña de Sunak es que esto pasaba en Devon Norte, una circunscripción conservadora y donde su partido ganó en las generales de 2019 con el 56% de los votos, es decir, un lugar en teoría seguro para su partido. Pero Sunak ha estado haciendo campaña en algunas de las zonas como esta por temor a perder votos sobre todo frente al Partido Liberaldemócrata, el partido centrista que más se está beneficiando de la caída de los tories más allá de los laboristas, y a Reform UK, el partido de extrema derecha de Nigel Farage.
El programa
Más allá de las escenas entre patosas y tensas de Sunak, las propuestas del Partido Conservador no han movilizado a los votantes. La mayoría cree que las propuestas presentadas no ayudarán a mejorar el país y que “no están dirigidas” a personas como ellas, según los datos de More in Common.
La propuesta más popular, y que sí tiene un respaldo mayoritario, es blindar las pensiones para que los jubilados paguen menos impuestos. En algunos sondeos, el Partido Conservador sigue teniendo el porcentaje de apoyo más alto entre las personas mayores de 65 años (otros ponen el corte en 71). Aun así, ni esta propuesta ni las demás parecen suficientes para mover a la mayoría del electorado. La propuesta tory más impopular es la introducción de un servicio militar o social obligatorio para las personas de 18 años.
Antes de empezar la campaña, el margen de Sunak era, en cualquier caso, limitado dada la decadencia del país y la caída de confianza en el Partido Conservador sobre todo por las fiestas de Downing Street que obligaron a dimitir a Boris Johnson y la crisis financiera provocada por los 49 días en el poder de Liz Truss.
“Esos dos momentos juntos provocaron grandes caídas en la confianza de la gente. Así que el resultado ahora no es una sorpresa”, explicaba hace unos días a elDiario.es Kelly Beaver, la directora de Ipsos en Reino Unido. “Seis de cada 10 personas dicen que no quieren que los conservadores tengan otro mandato. Y ese es un impulso bastante sustancial para el cambio en el país”.
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