Los países de Oriente Medio, la UE y EEUU mueven ficha en el tablero de Siria para no verse excluidos de la nueva etapa
Pocos días después de tomar el poder y expulsar de Siria al dictador Bashar Al Asad, las nuevas autoridades lideradas por el grupo armado islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS) han empezado a recibir a enviados de otros países en Damasco, a pesar de que la situación es aún inestable y muy incierta; mientras, los Gobiernos de la región, la Unión Europea y Estados Unidos siguen de cerca los movimientos de los insurgentes para no quedar excluidos de esta nueva etapa en el país árabe.
El líder de HTS, Abu Mohamad Al Jolani (también conocido como Ahmad Al Sharaa), se ha convertido en el rostro visible del cambio de régimen en Siria y, a pesar de su pasado yihadista –militó tanto en el grupo terrorista Estado Islámico como en el brazo sirio de Al Qaeda–, ha sido reconocido como un interlocutor válido en Damasco, incluso para aquellos Gobierno que consideran a HTS grupo terrorista (como Estados Unidos).
El pasado jueves, viajó a la capital siria una delegación turca, que se reunió con Al Jolani, según las imágenes que fueron difundidas por los medios locales. El invitado más especial era el jefe de la Inteligencia turca, Ibrahim Kalin, cuyo país ha ejercido mucha influencia en Siria y no quiere dejar de tenerla. Pocas horas después, Ankara nombró a un encargado de negocios al frente de su Embajada en Damasco: la agencia de noticias turca Anadolu informó de que el actual embajador en Mauritania, Burhan Koroglu, fue designado para ese cargo.
Este sábado, la Embajada turca en Damasco –cerrada en 2012 después de la brutal represión de las protestas populares contra el régimen de Al Asad– reabrió sus puertas.
Turquía no quiere perder su influencia
El Gobierno turco considera a HTS como un grupo terrorista (se creó a partir del brazo de Al Qaeda en Siria), pero debido a su presencia y control en el noroeste de Siria, a Ankara no le ha quedado más remedio que convivir con esta formación armada e, incluso, colaborar con ella. Ahora, parece dispuesta a olvidar su historial yihadista y a aceptar su liderazgo en Siria, ya que los insurgentes apoyados por Turquía (de tendencia más moderada) han participado en la ofensiva contra Al Asad pero no están ahora entre los nuevos dirigentes en Damasco. Tampoco la oposición política apoyada por el Gobierno turco (la Coalición Nacional Siria, con sede en Estambul) está participando directamente en la transición de poder en Damasco.
Turquía es el país vecino de Siria que más se ha involucrado en el conflicto, por sus propios intereses políticos y estratégicos, y ahora no quiere dejar pasar la oportunidad de seguir influyendo en el país árabe, no sólo en el extremo norte junto a su frontera –donde tiene tropas desplegadas desde hace años–.
Mientras los principales aliados de Al Asad, Rusia e Irán, se están retirando de forma silenciosa, los países árabes tienden la mano a las nuevas autoridades, con las que saben que tendrán que colaborar a nivel regional, aunque no a todos les gusta ver a un grupo como HTS en el poder. Este es el caso de Emiratos Árabes Unidos, que fue el primer Gobierno árabe en normalizar las relaciones con Al Asad en 2018, después de varios años de guerra civil en Siria. Arabia Saudí había reabierto su embajada en Damasco el pasado mes de septiembre.
La Liga Árabe aprobó en 2023 que el Gobierno de Al Asad volviera a ser miembro de este organismo, después de su expulsión en 2011 por la represión sangrienta de las protestas en las calles de Siria. Ahora, también cambiará su representación en la Liga Árabe, a medida que los miembros anuncian la reapertura de sus Embajadas en Damasco y cambian la bandera siria por la que emplea la oposición en las legaciones diplomáticas en cada uno de los 21 países. Bahréin, que es presidente de turno de la Liga Árabe, ha expresado su deseo de que Siria “reanude su papel” en el seno del organismo, en un mensaje dirigido expresamente a Ahmed Al Sharaa.
Qatar anunció esta semana que reabrirá “pronto” su Embajada en Siria, que ha permanecido cerrada todos estos años, en los que el Gobierno de Doha ha apoyado a los insurgentes y ha enviado ayuda humanitaria a las áreas del noroeste de Siria que escapaban al control del régimen. El jueves, el Gobierno qatarí anunció la llegado de un cargamento de 30 toneladas de ayuda para Siria a la ciudad turca de Gazantiep, cerca de la frontera con los territorios que llevan años controlados por la oposición. Qatar aún no ha enviado a un representante a Damasco, pero sí ha establecido comunicaciones con HTS, según confirmó a elDiario.es a principios de esta semana una fuente conocedora de los contactos entre el grupo armado sirio y los diplomáticos qataríes. “La comunicación con HTS y otros grupos se basa en la necesidad de que estos mantengan la calma y preserven las instituciones públicas de Siria durante el periodo transitorio”, explicó la fuente.
La UE y EEUU necesitan hablar con los islamistas
La Unión Europea (UE) celebró la caída del régimen de Al Asad como una “esperanza” para el pueblo sirio y también por la debilidad que, a su juicio, han demostrado sus principales valedores, Rusia e Irán. A partir de ahí, se mueve con cautela ante la “volatilidad” de la situación y el desconocimiento del comportamiento que pueda tener HTS, que forma parte del listado de organizaciones terroristas para el club comunitario.
Desde Bruselas, fuentes diplomáticas dicen que es pronto para tomar decisiones, entre ellas las relativas al levantamiento de las sanciones –adoptadas contra el régimen sirio desde 2011–, pero sí admiten la necesidad de establecer “contactos” lo antes posible con el nuevo régimen. “Habrá contactos, a nivel de trabajo, no políticos”, señalan fuentes comunitarias, que consideran “importante” ese intercambio de “mensajes” para hacer llegar a las nuevas autoridades las “expectativas” de la UE, que básicamente son la protección de las minorías y el respeto a la soberanía territorial.
Lo que reconocen es que hay “incertidumbre” respecto a cómo evolucionará la situación en Siria, aunque ven ciertos “progresos” en la actitud de los líderes de HTS. “Nuestros planes son restablecer algún tipo de presencia, hablar con ellos y marcar una diferencia, pero no solo depende de nosotros”, señalan esas fuentes, que también apuntan a los “planes” de los países que tienen “un gran interés en Siria”, especialmente los del Mediterráneo.
Más inestabilidad en Siria podría causar la llegada de nuevos refugiados a Europa, mientras que la normalización de la situación en el país puede abrir la puerta a que los millones de sirios que han huido desde 2011 regresen (la mayor parte, se encuentran en los países vecinos, alrededor de la mitad están en Turquía). Aunque aún es muy prematuro, varios países europeos decidieron congelar el proceso de solicitud de asilo de los ciudadanos sirios. Primero fueron Alemania, Bélgica y Austria, a los que se sumaron Francia, Italia, Grecia, Holanda, Suecia, Croacia, Finlandia, Dinamarca y –fuera de la UE– Reino Unido, Noruega, Suiza.
“Pocas capitales miran con entusiasmo a los islamistas predominantes en Damasco, pero por ahora no hay otra opción sino trabajar con las nuevas autoridades”, ha afirmado Crisis Group en una valoración de la situación en Siria tras la caída de Al Asad. El grupo que trabaja a favor de la resolución de conflictos, ha recomendado no apoyar otras facciones armadas rivales de HTS porque “sería la receta para más caos”; también ha pedido a aquellos que tengan vínculos con HTS que presionen a los islamistas para que “incluyan cuantas más voces en el Gobierno y que sigan una línea inclusiva”.
Incluso, la Administración de EEUU ha establecido contactos con HTS, tal y como ha confirmado este sábado el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, quien señaló que es importante hablar con el grupo sobre “su comportamiento y sus intenciones” de cara a la etapa transitoria. Blinken acudió a Jordania este fin de semana para participar en una conferencia sobre Siria a la que asistieron varios ministros de Exteriores de países árabes y los jefes de la diplomacia de Turquía, Hakan Fidan, y de la Unión Europea, Kaja Kallas, entre otros representantes. También estuvo presente el enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen.
Todos los asistentes a la reunión de este sábado en Aqaba (sur de Jordania) han expresado su apoyo al pueblo sirio en este “punto crucial de su historia” y han afirmado en un comunicado que el “proceso político transitorio” que ahora emprende debe ser “propiedad de los sirios y liderado por los sirios”, y debe dar lugar a “un gobierno representativo, no sectario e inclusivo”. Además, han señalado que la hoja de ruta debe basarse en la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y han pedido al organismo internacional que aumente su presencia sobre el terreno. “Finalmente, Siria tiene la oportunidad de poner fin a décadas de aislamiento. Estamos comprometidos a apoyar y trabajar con el pueblo sirio en esta transición sin precedentes”.
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