El Gobierno de Viktor Orbán abandona a las mujeres víctimas de violencia machista. Quiere un país sin inmigrantes, como dijo el primer ministro en Estrasburgo este martes. El Ejecutivo húngaro viola la independencia universitaria, ataca la libertad de prensa y se reparte entre los familiares del primer ministro las ayudas económicas que llegan de Bruselas.
Estas son algunas de las conclusiones del informe redactado por Judith Sargentini (Verde/ALE), que ha sido aprobado este miércoles por la mayoría del Parlamento Europeo y cuenta con el apoyo de la Comisión Europea. De los 693 votos emitidos, ha habido 48 abstenciones; 197 votos en contra y 448 votos a favor.
A partir de aquí, el Consejo, que reúne a los Gobiernos de los Estados, deberá decidir qué hace. La sanción, la aplicación del artículo 7, supondría que Hungría dejara de participar en las votaciones del Consejo durante un periodo de tiempo determinado, pero no es fácil que la votación, que requiere la unanimidad del Consejo, termine acabando en sanción.
Mientras que socialdemócratas, liberales, verdes y el grupo de la izquierda votaron en bloque –salvo escasas excepciones– a favor de las sanciones a la Hungría de Orbán, el Partido Popular Europeo, en cuyas filas se encuentra Fidesz, el partido de Orbán, se partió.
Su portavoz, Manfred Weber, que aspira a presidir la Comisión con el apoyo de Angela Merkel, encabezó el voto favorable al informe sancionador, pero los partidos populares del centro y el este de Europa no le secundaron del todo.
Los de Pablo Casado, por su parte, decidieron oficialmente abstenerse. Según fuentes de la delegación del PP encabezada por Esteban González Pons, “no queríamos votar en contra del informe porque sería una forma de apoyar las políticas de Orbán, pero tampoco queríamos votar a favor del texto porque convierte al Parlamento, un órgano político en un órgano jurídico”.
No obstante, al conocerse el voto nominal, se ha visto que el Partido Popular español se ha roto ante la censura a Orbán: tres diputados votan con la extrema derecha; nueve se abstienen y cuatro se ausentan.
Quienes cerraron filas con Orbán fueron los grupos con partidos nacionalistas, xenófobos y de extrema derecha; el Grupo de la Europa de las Naciones, donde está la Liga de Salvini; o el de los Conservadores y Reformistas, donde está el gobernante polaco Ley y Justicia, encantados con el discurso de Orbán y a quien señalan como referente en un claro intento de conformar un frente que aglutine a la extrema derecha desperdigada tras las elecciones de mayo.
Orbán denunció el martes en Estrasburgo rechazado “el chantaje” del Parlamento Europeo, y se defendió acusando a la Cámara de “atacar al pueblo húngaro, que valientemente consiguió la libertad levantándose contra la Unión Soviética. Hungría es parte de la familia cristiana europea y ha decidido vivir sin inmigrantes votando masivamente a mi partido”.
“Estoy defendiendo mi patria porque es una cuestión de honor”, afirmó Orbán: “El informe hiere al pueblo húngaro y a su honor. En Hungría las decisiones las toman los votantes, pero ustedes dicen que el pueblo no sabe tomar las decisiones que más le convienen. Este informe aplica un doble rasero y se extralimita. La migración no es un asunto de partido, colaboro con quien quiera defender las fronteras, por eso ayudo a los italianos. Formo parte del PPE, y quizá estemos bailando al son de liberales y socialistas”.