El Partido Popular Europeo sube el precio en la negociación de los altos cargos de la UE
El Partido Popular Europeo ha llegado a la negociación del nuevo reparto del poder de la UE con una posición de fuerza. Los populares, que tienen ahora más jefes de Gobierno sentados en la mesa de los líderes y que han tenido una victoria electoral más abultada que hace cinco años, han reclamado medio mandato de la presidencia del Consejo Europeo, es decir, colocar a uno de los suyos durante dos años y medio. A eso habría que sumar la presidencia de la Comisión Europea, que se da por hecho que volverá a ostentar Ursula von der Leyen, y al menos la mitad de la Eurocámara, que correspondería en primer término a Roberta Metsola. La primera cita de los líderes de los 27 ha terminado sin acuerdo y se volverán a reunir la próxima semana con vistas a designar los futuros altos cargos (denominados top jobs en el argot comunitario).
El PPE ha sorprendido poniendo sobre la mesa la reclamación de ostentar dos años y medio la presidencia del Consejo Europeo dado que públicamente sólo había planteado la de la Comisión Europea para Von der Leyen y a Metsola, para la Eurocámara. Se da la circunstancia de que el mandato de la presidencia del Consejo Europeo, un puesto que tiene entre sus labores forjar consensos de los líderes de los 27, tiene una duración de dos años y medio que luego se tiene que renovar. Hasta ahora ha sido una cuestión de trámite y no se ha cambiado todos han cumplido cinco años. La propuesta del Partido Popular Europeo es que uno de sus dirigentes se haga con las riendas dos años y medio.
'No' de los socialistas a repartir el Consejo Europeo
Pero en el esbozo de la negociación ese puesto iba a recaer en los socialistas, que quieren que ese puesto sea para el exprimer ministro de Portugal, António Costa, que cayó por un caso de corrupción del que posteriormente su involucración personal fue un error judicial.
Además de exigir más poder con la presidencia rotatoria del Consejo Europeo, los populares han llegado a la reunión informal de los líderes de los 27 poniendo en cuestión a Costa. El primer ministro polaco, Donald Tusk, ha dicho que necesita “clarificar el contexto legal” que le afecta. El ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani, también ha mostrado dudas sobre esa figura al criticar sus posiciones en temas como la migración.
“Como buena estrategia de negociación, todo el mundo tiene que subir el precio, quizás nosotros también lo hemos hecho”, señalan fuentes de la delegación española. Las cartas se han puesto sobre la mesa en una primera reunión de Pedro Sánchez y Olaf Scholz, que son los negociadores de la familia socialdemócrata, con Tusk y el primer ministro griego, Kyriákos Mitsotákis, que representan al PPE. Después se han producido sendos encuentros con los liberales, representados por el francés Emmanuel Macron y el holandés Mark Rutte. A continuación han entrado en la sala en la que se sientan los líderes de los 27 para “socializar” la conversación y, posteriormente, se han reunido a tres bandas antes de la cena de todos los jefes de gobierno.
Los socialistas insisten en dejar fuera a la extrema derecha
Los socialistas han rechazado la propuesta que ha hecho el Partido Popular Europeo. “Si a nosotros nos dan dos años y medio de presidencia de la Comisión Europea…”, ironizan esas fuentes sobre una pirueta que es imposible porque los populares quieren a Von der Leyen todo el mandato. “Nosotros tendremos que ver lo que queremos a cambio”, apuntan esas fuentes: “Encontrar una solución bajo presiones absurdas que lleve a un sindiós durante años no tiene sentido”.
Lo que sí se supone que se repartirá, como ha sucedido otras veces, incluida la legislatura que ahora termina, es la presidencia del Parlamento Europeo. La maltesa popular Roberta Metsola aspira a ser la presidenta al menos la primera parte del mandato y los socialdemócratas reclaman la segunda parte, “como es tradición”.
Los socialdemócratas también quieren que la negociación se limite a los cuatro altos cargos estrictamente europeos que quedan vacantes ante la intención de los conservadores de que el equilibrio pueda ser distinto si se tienen en cuenta cargos como la presidencia del Banco Europeo de Inversiones que preside desde enero Nadia Calviño o la secretaría general de la OTAN, cuyo relevo está en marcha y lo roza con las punta de los dedos el liberal Mark Rutte. La respuesta de los socialistas es que entonces también habría que tener en cuenta instituciones como el Banco Central Europeo que lidera Christine Lagarde.
“La realidad es que las tres familias se tienen que poner de acuerdo”, señalan esas fuentes sobre el pacto entre socialdemócratas, populares y liberales que rige en la UE: “Los números no salen si no están las tres a bordo”. El nombre que suena para los liberales es el de la primera ministra estonia, Kaja Kallas, como sucesora de Josep Borrell al frente de la diplomacia europea.
Negociaciones a tres bandas sin Meloni
“No hay acuerdo esta noche”, ha afirmado el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, al filo de la medianoche. No obstante, ha reconocido que no es una “sorpresa” y que no estaba previsto que la reunión acabar este lunes con la decisión tomada. Lo que ha enfatizado Michel es que lo importante es que hubiera un “intercambio de ideas” y que “todo el mundo pueda escuchar a todo el mundo”.
No obstante, en el meollo de las negociaciones han estado los jefes de gobierno designados por las tres familias políticas que conforman la mayoría (populares, socialistas y liberales) mientras que los demás han quedado al margen, especialmente la ultraderechista Giorgia Meloni, que lidera la tercera economía de la UE y que aspiraba a tener un rol predominante en estas negociaciones. La líder de los Reformistas y Conservadores (ECR) se ha mantenido en silencio esta noche.
Quien se ha revuelto contra las negociaciones ha sido el húngaro Viktor Orbán, que tras la cita ha cargado contra el PPE por “asociarse con socialistas y liberales” en vez de “escuchar a los votantes” que han “fortalecido a la derecha” mientras “la izquierda y los liberales han perdido terreno”. “¡No cederemos ante esto! Uniremos las fuerzas de la derecha europea y lucharemos contra los burócratas pro-inmigración y pro-guerra”, ha expresado en la red social X (antes Twitter) dando por hecho que las tres familias se repartirán de nuevo el poder de la UE.
“Sería importante que esto se decidiera de forma rápida y expeditiva, porque vivimos tiempos difíciles y es importante saber qué depara el futuro a Europa”, ha dicho a su llegada el canciller alemán, Olaf Scholz, que ha avertido de que “no debe haber apoyo en el Parlamento a la presidencia de la Comisión basado en partidos populistas y de extrema derecha”.
La sensación, en todo caso, es que las las negociaciones van en la buena dirección. “Hay unos claros ”front runners“, pero no ha sido posible cerrar el acuerdo. Hay que seguir negociando, todavía hay tiempo”, señalan en la delegación española. “No estamos en 2019 cuando esto fue una gran tómbola. Las cosas están mucho más claras”, ha dicho Rutte al acabar el encuentro con sus homólogos. El holandés también ha hecho referencia a la necesidad de involucrar a otros jefes de Gobierno que no forman parte de ninguna de las familias que constituyen la mayoría, aunque no ha citado a nadie en concreto. Los altos cargos requieren de mayoría cualificada (al menos un 55% de los países y que representen el 65% de la población europea).
Tras la primera toma de contacto, los líderes volverán a reunirse el jueves y el viernes de la próxima semana, cuando se espera que se materialice el acuerdo. Luego el Parlamento Europeo tendrá que nombrar su presidencia (y catorce vicepresidencias) y ratificar la propuesta para la Comisión Europea. Ya en otoño se eligen los comisarios a partir de las propuestas de los gobiernos y el organigrama que establece el presidente, y todos ellos tienen que pasar el examen de la Eurocámara.
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