Los partidos franceses se lanzan a una campaña relámpago entre llamamientos a parar el ascenso de la extrema derecha
Con su decisión de disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones legislativas para los próximos 30 de junio y 7 de julio, Emmanuel Macron espera desestabilizar al resto de fuerzas políticas y obligarlas a organizarse de cara a una campaña relámpago de solo dos semanas. El pasado domingo 16 de junio era la fecha límite para la inscripción de candidaturas, un plazo extremadamente corto con el que el presidente francés buscaba ampliar en las fracturas de la derecha gaullista y en la división de la izquierda, complicando la tarea de elaborar listas únicas de candidatos para los 577 escaños que están en juego en los comicios.
Si en el caso de los conservadores los hechos le han dado la razón, en la izquierda las principales formaciones lograron cerrar un acuerdo de unidad en solo cuatro días, con el reparto de las circunscripciones entre los cuatro grandes partidos progresistas (Francia Insumisa, Partido Socialista (PS), Europa Ecología-Los Verdes y Partido Comunista). Asimismo, el viernes se desveló un programa común, que incluye, entre otras medidas sociales, la retirada inmediata de la polémica reforma de las pensiones aprobada por el Gobierno el año pasado.
En virtud de este acuerdo electoral, bautizado como Nuevo Frente Popular, cada partido es libre de designar el candidato de su elección en las circunscripciones que le han correspondido. No obstante, la decisión de la dirección de Francia Insumisa (LFI) de no presentar a estas elecciones a algunos de sus diputados más reconocibles, que ya habían logrado escaño en 2022, ha creado malestar entre sus aliados y abierto una polémica interna.
Hasta hace solo unos años, Alexis Corbière y Raquel Garrido se encontraban en el círculo más cercano a Mélenchon, pero desde entonces se han convertido en dos de los principales críticos del líder de LFI, al que ahora acusan además de “purgar” a sus enemigos dentro del partido. “La extrema derecha está a las puertas del poder, acaba de formarse una unión sin precedentes en la izquierda, y LFI ha decidido fracturar nuestro movimiento y debilitar la concentración”, dijo la diputada Clémentine Autain en un mensaje en la plataforma X.
Autain y François Ruffin, dos de las figuras más visibles del partido, forman parte del sector crítico con la actual dirección, aunque no están en oposición abierta como Cobière y Garrido. La decisión de LFI fue también criticada por el resto de partidos progresistas. “Me parece un error y me parece ridículo, teniendo en cuenta lo que está en juego”, afirmó la líder de los ecologistas Marine Tondelier en declaraciones a la cadena France Info. “Podemos encontrarnos con un primer ministro de extrema derecha dentro de tres semanas. Todo esto exige seriedad, decencia e inteligencia”.
Mientras, en el Partido Socialista (PS), este fin de semana el expresidente François Hollande anunció será candidato del Nuevo Frente Popular en el departamento de Corrèze, en lo que supone su vuelta a la política activa. Anuncio que cogió por sorpresa a la actual dirección nacional de la formación, antes de ser confirmado por la federación local del Partido Socialista. “No estaba al corriente”, reconoció el sábado el secretario general del PS, Olivier Faure, cuyos desacuerdos con Hollande son públicos desde hace años. “Todos y todas los que se quieren unir a este proyecto y que están dispuestos a defender los colores del Nuevo Frente Popular son bienvenidos, así que tomo nota [de la candidatura] y espero que haga una campaña activa”.
Listas enfrentadas en LR
En la derecha, el cisma del partido Los Republicanos se ha saldado con la presentación de dos listas de candidaturas distintas, que competirán entre ellas en varias circunscripciones. La corriente mayoritaria del partido continúa rechazando cualquier alianza con la extrema derecha y han presentado 400 candidatos a diputados con las siglas LR en otras tantas circunscripciones, en contra de los deseos de su presidente, Éric Ciotti.
Ciotti, que fue expulsado la semana pasada por la ejecutiva de la formación –en una decisión que la justicia anuló el viernes–, inscribió en el registro electoral una segunda lista con 62 candidatos diferentes, bajo el nombre provisional de 'Amigos de Éric Ciotti'. Aún no está claro quién podrá utilizar las siglas y el símbolo LR durante la campaña.
Según han revelado varios medios franceses este lunes, en la lista de Ciotti figuran antiguos apoyos del candidato de extrema derecha Éric Zemmour, personas próximas a Marion Maréchal y varios colaboradores de la cadena conservadora CNews. Esos candidatos contarán con el apoyo del partido de Marine Le Pen en sus circunscripciones, en las que no tendrán frente a ellos a ningún candidato del partido de extrema derecha Agrupación Nacional (AN).
El fin de semana, Nicolas Sarkozy se pronunció por primera vez sobre el cisma que vive su antigua formación. En las páginas del Journal du Dimanche el expresidente consideró que una alianza LR-AN es “particularmente inoportuna cuando la derecha republicana es tan débil, porque de lo que se trata entonces es de una absorción”. Y añadió: “Ser un supletorio de AN no demuestra ambición, es el reconocimiento de una renuncia”.
Dinámica de voto
En este contexto, la campaña que comienza este lunes tiene como punto de partida la aplastante victoria del partido de Marine Le Pen en las pasadas elecciones europeas. No obstante, el presidente cuenta con un cambio en la corriente de opinión de cara a las legislativas, llamando a votar “contra los extremos” y presentando los comicios como un referéndum en el que los franceses deben decidir si están dispuestos a aceptar un Gobierno de extrema derecha.
Para añadir incertidumbre a la situación, la naturaleza de estas elecciones –cada uno de los 577 escaños se decide en una circunscripción individual con un sistema de dos vueltas– complica cualquier pronóstico. Se trata de unos comicios en los que pesan dos factores distintos: la dinámica nacional de cada partido y la implantación local de los candidatos en su circunscripción. Por otro lado, todo indica que la participación será mayor que en las europeas y que en las pasadas legislativas de 2022, marcadas por un récord de abstención del 53,7%.
Después de un fin de semana de manifestaciones contra la extrema derecha en varias ciudades de Francia, el inicio de la campaña electoral este lunes ha incluido también a sectores normalmente reacios a entrar en política. Varios de los principales influencers de Francia, como el youtuber Squeezie (19 millones de seguidores), han llamado a movilizarse en contra de la extrema derecha, como también lo han hecho más de 200 personalidades del deporte francés, entre ellas la múltiple campeona olímpica Marie-José Pérec, el extenista Yannik Noah y la regatista Isabelle Autissier, en una tribuna en L'équipe.
El pasado sábado el delantero de la selección francesa de fútbol Marcus Thuram llamó a “luchar para que AN no gane”. En la misma línea, aunque evitando nombrar directamente a los partidos políticos, Kylian Mbappé reclamó “a las nuevas generaciones” ir a votar “contra los extremos que dividen” y defender “los valores de diversidad, tolerancia y respeto”.
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