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CLAVES

Portugal acude a las urnas: todo lo que hay que saber sobre las elecciones precipitadas por la caída de Costa

Elecciones Portugal

Ruben Martins

Lisboa —
9 de marzo de 2024 21:31 h

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Portugal vota este domingo en unas elecciones legislativas marcadas por nuevos líderes, casos judiciales y el fin de un ciclo de ocho años de liderazgo de António Costa, quien dimitió el pasado noviembre. En el año en que se conmemoran cinco décadas de democracia, casi 11 millones de portugueses tienen derecho a elegir a los 230 diputados de la Asamblea de la República.

El resultado de estos comicios anticipados es imprevisible y está rodeado de muchas incógnitas, ya que el escenario de una mayoría absoluta para un partido parece, por el momento, remoto y totalmente improbable.

Estas son algunas claves para comprender la jornada electoral:

Cómo hemos llegado hasta aquí

Hay que remontarse a 2015. Tras un periodo de gran austeridad e intervención exterior que dejó secuelas, la coalición de centroderecha que reunía al Partido Social Demócrata (PSD) y al democristiano CDS, liderada por Pedro Passos Coelho, ganó las elecciones legislativas, pero no consiguió la mayoría de los diputados en el Parlamento luso. Con el acuerdo parlamentario bautizado como geringonça, los socialistas se aliaron con los partidos de la izquierda –el Bloco, el Partido Comunista Portugués y los ecologistas de Os Verdes– y consiguieron el apoyo parlamentario suficiente para sacar a la derecha del poder, sin que los partidos a la izquierda del Partido Socialista (PS) entraran en el Gobierno. Era la primera vez que no gobernaba el partido más votado en Portugal.

El Partido Socialista presentó un programa que prometía revertir algunas de las medidas de austeridad aplicadas en años anteriores, y la solución de gobierno fue estable y obtuvo buenos resultados, en gran parte propulsados por el fuerte crecimiento del sector turístico y la inversión inmobiliaria, impulsados por programas como el de los visados oro. El desempleo también registró una fuerte tendencia de descenso.

En 2019, el PS se convirtió en la formación más votada, pero sin mayoría absoluta, y no hubo acuerdo de legislatura que permitiera una solución de gobierno estable. Así, António Costa prefirió negociar medida a medida. Durante la discusión de los Presupuestos Generales del Estado para 2022, el PS fue incapaz de llegar a un acuerdo con los partidos de la izquierda para su aprobación y el documento fue rechazado con la oposición de todos los partidos y la abstención del partido animalista PAN y dos diputadas que no formaban parte de ningún grupo parlamentario.

El rechazo a los presupuestos llevó a la convocatoria de elecciones anticipadas en enero de 2022. En estas elecciones, la izquierda concentró su voto en el Partido Socialista –ante el temor de un pacto de derechas que tendría que incluir al partido de extrema derecha Chega– y Costa fue elegido de nuevo primer ministro para otro mandato de cuatro años. Pero el pasado 7 de noviembre, el Gobierno llegó a su fin anticipadamente con la investigación judicial de la 'Operación Influencer' que golpeó el corazón del Ejecutivo. El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, dejó que el proceso presupuestario siguiera su curso para que el país pudiera entrar en 2024 con unos Presupuestos Generales del Estado, y convocó elecciones para el 10 de marzo. Los socialistas llegaron a sugerir la elección de un nuevo primer ministro y un nuevo gobierno para mantener la mayoría absoluta, pero Rebelo de Sousa rechazó esta idea.

Los candidatos

Estas elecciones son también la primera gran prueba para los nuevos líderes de los partidos.

En la derecha, el líder del PSD, Luís Montenegro, era visto como un líder de transición cuya posición estaría en peligro si el resultado de las elecciones europeas fuese negativo. Eso es lo que mostraban las distintas encuestas hasta la caída de Costa. Luís Montenegro era el antiguo líder parlamentario de Passos Coelho y no tiene experiencia de gobierno. Sucedió a Rui Rio al frente del PSD tras su derrota en las elecciones de 2022. En estos comicios se presenta en coalición con el conservador Partido Demócrata Cristiano (CDS) y el irrelevante Partido Popular Monárquico (PPM). Tanto el CDS como el PPM no tenían representación parlamentaria, y la coalición surgió con el objetivo de reeditar el histórico nombre de Alianza Democrática que permitió al PSD llegar al poder por primera vez en 1979.

En el Partido Socialista, Pedro Nuno Santos ganó las primarias entre los militantes del partido. Considerado una figura más de izquierdas que Costa, Pedro Nuno no era el candidato favorito del primer ministro, pero era el único que ya contaba con la confianza de la mayoría del aparato del partido y de las Juventudes Socialistas.

Nuno Santos tiene experiencia de gobierno, ya que ocupó cargos en el Ejecutivo de Costa. En el primer Gobierno, fue el elemento clave en la relación con los partidos a la izquierda del PS, como secretario de Estado de Asuntos Parlamentarios. Después ocupó el cargo de ministro de Infraestructuras y Vivienda. Dimitió el 29 de diciembre de 2022 tras conocerse que había aprobado una indemnización de 500.000 euros a una antigua directiva de la aerolínea pública TAP a través de un mensaje de WhatsApp.

El auge de la extrema derecha

Una de las incógnitas de estas elecciones es hasta dónde crecerá el partido de extrema derecha Chega. Su líder, André Ventura, era un militante de base del PSD que saltó a la fama con una entrevista que concedió a un periódico cuando era candidato al Ayuntamiento de Loures, en la periferia de Lisboa, en las elecciones locales de 2017. En la entrevista, acusaba a la comunidad gitana de vivir de las subvenciones y de no integrarse. Le bastó para convertirse en el centro de la polémica y ganar mucho protagonismo. Durante años, también fue comentarista de fútbol del Benfica en CMTV, el canal de televisión por cable más visto. Fue una de las estrellas de Liga D'Ouro, el Chiringuito de Jugones portugués, en este canal de noticias 24 horas con una programación basada en la delincuencia y el fútbol. Abandonó el PSD para formar su propio partido en 2019.

En estas elecciones, Chega se ha apoyado en la ola de corrupción que ha afectado a los dos grandes partidos. Otro mensaje que ha intentado transmitir la extrema derecha es que hay una inmigración descontrolada que hay que limitar. Ventura ha prometido impedir que el presidente brasileño Lula da Silva entre en Portugal. “El señor Pedro Sánchez solo entrará cuando sea necesario porque no queremos que entre muy a menudo”, ha dicho también.

La perspectiva de crecimiento es clara, pero está por ver qué influencia tendrá, ya que el líder de Alianza Democrática ya ha prometido que solo gobernará si gana las elecciones y garantiza que no pactará con Chega, pero parece poco probable que la derecha tenga mayoría sin la extrema derecha. En la campaña, Ventura ha evitado el contacto con la calle –ha preferido celebrar cenas a puerta cerrada para militantes– y ha seguido una trayectoria descendente en las encuestas, a medida que el voto se concentra en los principales partidos.

Los otros partidos

El partido de derechas Iniciativa Liberal ocupa el cuarto lugar en las encuestas y pueden apoyar a la Alianza Democrática en la formación de un acuerdo de gobierno, pero la gran pregunta es si ambos son suficientes. Los liberales han centrado su mensaje en la necesidad de bajar los impuestos.

A la izquierda, el Bloco y la coalición CDU –que reúne al Partido Comunista Portugués y a Os Verdes– han centrado su mensaje en la necesidad de aumentar los salarios y mejorar las condiciones de vida. Tras verse perjudicados por la concentración de votos en el Partido Socialista, en estas elecciones tienen la tarea de ser decisivos para formar un gobierno de izquierdas.

El partido de izquierdas proeuropeo Livre y el animalista PAN intentan reforzar su posición y hacerse con un grupo parlamentario, después de haber logrado solo un escaño cada uno en 2022.

Los sondeos

La mayoría de los sondeos apuntan a una victoria de Alianza Democrática y a una mayoría de derechas en el Parlamento. Según la media de los sondeos conocidos el 7 de marzo, AD tendría el 31,6%, frente al 27,6% del Partido Socialista. Chega tendría el 17,4%, Iniciativa Liberal el 5,5% y el Bloco el 5,3%. Livre tiene el 3,4% de los votos y los comunistas de la CDU el 2,4%. En último lugar está el partido animalista PAN con un porcentaje que debería servirle para mantener a la única diputada que logró en 2022.

Esto significa que, por el momento, es más probable una mayoría de la derecha, pero una coalición entre Alianza Democrática y los liberales podría no ser suficiente.

Los indecisos

Con casi uno de cada cinco portugueses indecisos a pocas horas de las elecciones de este domingo, el resultado es impredecible. Estudios electorales previos muestran que estos indecisos tienden a apostar más por los partidos mayoritarios, pero no está claro qué influencia tendrá el voto útil en estas elecciones: en 2022, quedó claro que el Partido Socialista contó con la movilización del electorado de izquierdas ante el miedo a Chega.

Las dudas

Una de las principales dudas sobre estas elecciones es qué hará Alianza Democrática si el Partido Socialista obtiene el mayor número de votos sin la mayoría necesaria para garantizar la estabilidad del gobierno. El presidente de la República está preparado para un escenario en el que haya que convocar nuevas elecciones si estos comicios resultan en un escenario de ingobernabilidad, pero no sin antes intentar aprobar los Presupuestos Generales del Estado para 2025.

Como el líder de Alianza Democrática, Luís Montenegro, ya ha admitido que no gobernará si no obtiene el mayor número de votos y también garantiza que no pactará con Chega, existe la posibilidad de que surja un nuevo nombre para liderar un gobierno que necesite a la extrema derecha para existir.

Tampoco es seguro que, si Alianza Democrática decide seguir adelante con un gobierno en minoría, Chega preste el apoyo necesario para aprobar los presupuestos y garantizar la continuidad de un gobierno de centroderecha.

El futuro de António Costa

Tras dimitir en noviembre después de que la fiscalía anunciara una investigación por presuntas irregularidades en negocios del litio y el hidrógeno y de un centro de datos, el todavía primer ministro, que no ha sido acusado por el momento, se empeña en limpiar su buen nombre. Costa es el nombre que ha sonado con más fuerza para ocupar el puesto de presidente del Consejo Europeo y sigue teniendo una gran ambición europea, pero está condicionado por la decisión judicial en este caso.

Por el momento, el proceso judicial de la 'Operación Influencer' ha quedado en nada y el juez instructor ha llegado a admitir que las acusaciones contra el primer ministro que hicieron caer al Gobierno socialista eran “vagas” y “contradictorias”.

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