Tras meses resistiéndose a dimitir, el presidente de la BBC, Richard Sharp, se enfrenta en los próximos días a la publicación de un informe “nefasto” sobre los favores que le hizo a Boris Johnson antes de ser nombrado y los beneficios que recibió a cambio, según adelantó este miércoles el Financial Times.
En 2020, Sharp ayudó al entonces primer ministro británico a conseguir un préstamo de 800.000 libras (más de 900.000 euros) poniéndole en contacto con un empresario canadiense, Sam Blyth, para que avalara la solicitud de Johnson, según reveló este enero el diario The Times. El favor a Johnson sucedió en noviembre de 2020. Es decir, tres meses antes de que Sharp fuera nombrado presidente de la BBC tras la recomendación del Gobierno. Sharp era donante del Partido Conservador y había trabado una estrecha relación con líderes tories, incluido el actual primer ministro, Rishi Sunak, con quien trabajó en el banco de inversión Goldman Sachs. Pero no informó de estos arreglos personales para Johnson durante el proceso de confirmación, que prohíbe expresamente considerar a un candidato que no haya declarado los posibles conflictos de interés.
Tras la información descubierta por periodistas, la comisión parlamentaria encargada del nombramiento dijo en febrero que Sharp había cometido “errores de juicio significativos” y no había informado de “todos los hechos” a los diputados, pero el presidente de la BBC se negó a dimitir. Desde entonces, apenas se le ha visto en la sede de la corporación pública.
En los próximos días se conocerá el resultado de la investigación independiente del abogado Adam Heppinstall, nombrado por la agencia encargada de supervisar los nombramientos públicos para aclarar el papel de Sharp en el préstamo y otros posibles conflictos descubiertos tras la publicación de la exclusiva del Times.
El préstamo a Johnson puede no ser el único de los conflictos de interés de Sharp. El Guardian también reveló que en mayo de 2020 una empresa de servicios médicos llamada Oncimmune de la que Sharp fue director y en la que conserva acciones recibió ayudas públicas de casi 600.000 libras (680.000 euros) tres meses después de que él dejara la compañía para trabajar como asesor de Sunak en el Tesoro, responsable de ese programa de subvenciones para investigación sobre la COVID-19.
Sharp ya ha sido informado de las conclusiones del informe de Heppinstall cuyo resultado ha sido descrito como “nefasto” por las fuentes consultadas por el Financial Times. “Puede que Richard decida saltar antes de que le empujen”, le dijo al diario una persona que ha sido informada sobre el borrador del informe. “Esto es muy difícil para él. Está buscando maneras de justificar su comportamiento. Parece probable, aunque no sea seguro, que tenga que marcharse”, sostuvo.
Una fuente consultada por el Guardian describió el informe como “muy incómodo” para Sharp y comentó que su futuro en la BBC “no tiene buena pinta”.
La reputación
El objetivo de las reglas sobre potenciales conflicto de interés de sus responsables es proteger la imagen de la BBC, cuya identidad esencial es la autonomía respecto al gobierno de turno, aunque el nombramiento del presidente sea un proceso político que se hace en el Parlamento. El responsable de las decisiones editoriales no es el presidente, sino el director general.
La radiotelevisión pública, financiada por un canon que pagan directamente los propietarios de un televisor o quienes ven la cadena en streaming, presume de su independencia establecida en un detallado estatuto, pero varias polémicas han empañado su reputación en los últimos meses.
La crisis más grave fue la suspensión del presentador estrella de deportes y ex futbolista Gary Lineker en marzo por escribir un tuit crítico con la ministra de Interior por sus mensajes contra los refugiados que llegan a las costas británicas y una nueva ley que les prohibirá pedir asilo y los deportará a Ruanda en contra de la legislación internacional sobre los peticionarios de asilo. Lineker fue suspendido y periodistas deportivos de varios programas de la radio y la televisión se negaron a salir en antena por lo que la BBC tuvo que cancelar su programación deportiva habitual. Tras la rebelión interna y múltiples críticas, el responsable de la decisión, el director general de la BBC, Tim Davie, pidió perdón a Lineker, se comprometió a revisar las reglas sobre el uso de redes sociales y devolvió al presentador a su espacio.
El “partido en los medios”
El caso de Lineker desató un debate más amplio sobre los intentos de interferencia en la BBC y las reglas sobre la imparcialidad que se han aplicado de manera desigual a los presentadores de espacios de entretenimiento.
Varios periodistas aseguran haber recibido presiones de Downing Street en los últimos dos años. Por ejemplo, en marzo de 2020, responsables editoriales de la BBC transmitieron la petición del Gobierno de Boris Johnson para que sus periodistas evitaran la palabra “confinamiento” (con poco éxito ya que siguió siendo omnipresente con cada restricción sanitaria).
A menudo, la presión para la BBC llega también de las portadas agresivas y las columnas de opinión de diarios como el Telegraph y el Daily Mail.
Se trata de un ejemplo de la influencia del llamado “partido en los medios”, según la definición del profesor Tim Bale y autor del libro recién publicado The Conservative Party After Brexit (el Partido Conservador después del Brexit). Este influyente grupo se compone de “los columnistas, los editores y los propietarios de la prensa escrita de derecha, que establecen la agenda para el Partido Conservador de una manera que no sucede en la mayoría de los países de Europa continental, donde, aunque la prensa es bastante partidista, no es la fuerza que todavía es en el Reino Unido”, según explicaba Bale en una entrevista con elDiario.es. “Su influencia dentro del Partido Conservador, irónicamente, se basa en una mala interpretación de su influencia sobre los votantes. Es muy difícil persuadir a los políticos de que los periódicos no marcan una gran diferencia para los votantes. Donde marcan la diferencia es en la forma en que establecen la agenda para la radiotelevisión pública. Si nos fijamos en la cobertura de la BBC... a menudo está impulsada por la misma agenda que siguen periódicos como el Mail y el Telegraph en particular”, indicaba. Según explicaba Bale a elDiario.es, incluso el tabloide The Sun marca los temas que mandan en los noticieros de la BBC.
Los ataques a la BBC son parte de lo que Bale considera un giro del Partido Conservador hacia “la derecha radical populista”, que consiste también en poner en foco en lo que se caricaturiza como élite, incluidos los periodistas de la radiotelevisión pública. De fondo, está la pelea por limitar los recursos de la BBC a medio y largo plazo.
En 2022 el Gobierno de Johnson anunció un cambio de reglas para congelar el presupuesto de la radiotelevisión pública y eliminar el canon en 2027. Desde entonces, la BBC ya ha anunciado recortes en emisoras locales, programas musicales y su influyente servicio internacional de noticias.