El presidente filipino presume de haber agredido sexualmente a una empleada del hogar cuando era adolescente
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha narrado este domingo cómo, de adolescente, agredió sexualmente a una empleada del hogar. En un discurso realizado este fin de semana el líder del país ha contado, con sorna, la confesión que realizó a un cura.
“Fui a la habitación de la empleada del hogar. Levanté la manta. Y traté de tocar lo que había dentro de las bragas. Estaba tocándola y se levantó, así que salí de la habitación”, ha narrado a modo de diálogo ficticio con el cura que le confesó.
–¿Dónde fuiste después?– pregunta Duterte, haciendo del cura.
–Fui al baño–, se responde.
–Por qué?
–Lo normal, Padre.
El presidente, que actúa de forma cómica y realiza pausas dramáticas para buscar la reacción de su público, confiesa a continuación cómo volvió a la habitación de la mujer e intentó meterle el dedo mientras ella estaba dormida.
Las declaraciones de Duterte han desatado reacciones en el partido Gabriela, que defiende los derechos de las mujeres y que ha pedido la dimisión del mandatario por sus “repulsivas” palabras y por haber reconocido un intento de violación, ha informado la agencia de noticias AFP.
“Una penetración con el pene no es la única constitutiva de violación. Si es con un dedo o un objeto, igualmente es una violación”, ha declarado Joms Salvador, secretario general de Gabriela al medio francés.
Ante las críticas, el portavoz del Gobierno ha tratado de quitar peso a las declaraciones de Duterte asegurando que había “exagerado” el relato. “Ha hecho una anécdota cómica para dramatizar el abuso sexual que sufrió”. “Inventó una anécdota para llamar la atención sobre las agresiones sexuales que él y sus camaradas sufrieron en el instituto”, declaró el portavoz del Gobierno, Salvador Panelo, según cuenta AFP.
El historial machista de Duterte
Rodrigo Duterte ha acumulado en 2018 una serie de declaraciones machistas y contrarias a los derechos humanos. En febrero, en un discurso ante militares pidió a los soldados a que dispararan “en la vagina” a las guerrilleras. “Sin vagina, serían inútiles”, afirmó.
En junio, forzó a una mujer en Corea, a la que tenía que entregar un libro, a que le diera un beso en los labios. Nerviosa, la mujer accedió a los pedidos presidenciales.
En agosto, achacó el aumento de las violaciones en una ciudad del país a “las mujeres bonitas”. “Si hay muchas mujeres bonitas, habrá muchas violaciones”, sentenció el líder filipino.