Hamás tiene al menos 222 rehenes escondidos en “lugares seguros y en los túneles de la resistencia”. Desde el primer momento, todos los implicados miraron a Qatar como el principal y casi único actor que puede lograr su liberación gracias a los estrechos lazos que mantiene tanto con el movimiento islamista palestino –considerado organización terrorista por la UE y Washington– como con países occidentales como EEUU.
“Inmediatamente después de la escalada, Qatar contactó con ambas partes y ha estado trabajando de manera urgente para intentar rebajar el conflicto”, señala a elDiario.es una fuente oficial qatarí. “Qatar está en la posición única de poder hablar con todas las partes y trabaja por la liberación de todos los rehenes civiles”, afirma.
Su papel, junto al del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), ha sido clave en la liberación de cuatro rehenes: dos de ellas el pasado viernes y otras dos este lunes. En un comunicado tras la liberación de las dos primeras rehenes, una madre y su hija de Illinois (EEUU), Hamás aseguraba que había sido posible gracias a “una relación de colaboración con el Estado amigo de Qatar”. Este lunes, las Brigadas de Al Qassam (brazo armado de Hamás) hicieron público un vídeo de las segundas en ser liberadas, dos ancianas israelíes de 85 y 80 años, en aparente buen estado.
“Las negociaciones de los rehenes son muy difíciles y delicadas, pero la reciente puesta en libertad de cuatro de los rehenes demuestra que hay desarrollos e intenciones positivas por parte de todos”, asegura la fuente qatarí.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores de Qatar, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, ha declarado este miércoles en una rueda de prensa en Doha que “hay algunos avances y logros, si se compara donde empezamos y donde estamos ahora”, tras la liberación de cuatro rehenes. “Las negociaciones continúan y si conseguimos que las dos partes se lleven bien, vamos a ver algunos avances, con suerte, pronto”, ha agregado, mostrándose “esperanzado” en ese sentido.
Mientras tanto, EEUU trata de retrasar la esperada invasión terrestre de Israel en Gaza para ganar tiempo y negociar más liberaciones, sobre todo de sus nacionales o israelíes-estadounidenses, según han informado varias fuentes al periódico The New York Times.
Un facilitador y un mediador
“Nuestro rol en todo esto es la facilitación. Somos una entidad neutral y no participamos en ninguna negociación. Una vez las partes se ponen de acuerdo en todo, nos piden jugar el papel de intermediario. Cogemos a los rehenes en Gaza y los llevamos a Israel”, dice a elDiario.es Fatima Sador, portavoz del CICR en Ginebra. La entidad lleva 50 años en la región y mantiene un diálogo constante tanto con Hamás como con Israel.
“Lo que pedimos a Hamás, además de la liberación, es que se nos permita visitar a los rehenes y que puedan entrar en contacto con sus familias. Lo que nos permite hacer lo que hacemos y ser efectivos es la confidencialidad”, añade sin poder dar más detalles sobre el papel del CICR en este conflicto.
Si la organización internacional es el facilitador, Qatar es el mediador. Al tiempo que se erige como uno de los principales aliados de EEUU en la región, el país del Golfo Pérsico acoge a varios de los principales líderes de Hamás, como Khaled Mashaal e Ismail Haniyeh, líder supremo del grupo; tiene la oficina política de Hamás en Doha desde 2012; e incluso sostiene económicamente su Gobierno en Gaza.
Qatar es conocido por su contacto con diferentes grupos islamistas y su cercanía a los Hermanos Musulmanes. En este sentido, Hamás nació a finales de los 80 como una rama palestina del movimiento y, aunque rompió oficialmente esa asociación en 2017, “se tiende a pensar que entra en el macrocosmos de los Hermanos Musulmanes”, dice Ignacio Gutiérrez de Terán, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y coautor de ‘Qatar, la perla del Golfo’.
“A EEUU, que tiene en Qatar una base militar y una gran relación con ellos, le interesa que Doha mantenga esa relación con Hamás porque puede ser una baza en momentos como este para llegar a acuerdos, como sucedió con los talibanes”, asegura.
El país lleva años fortaleciendo su papel como mediador internacional. En 2020 EEUU y los talibanes llegaron a un acuerdo en Doha, capital de Qatar, para la retirada de Afganistán gracias a la mediación catarí. La semana pasada, el pequeño Estado del Golfo logró también un acuerdo entre Moscú y Kiev para la devolución de cuatro menores llevados de Ucrania a Rusia tras la ocupación, motivo por el cual el presidente Putin tiene una orden de arresto internacional.
Qatar, el sustento económico de Hamás
Cuando se produce la ruptura entre Hamás y la Autoridad Palestina y comienza el cerco absoluto sobre Gaza en 2007, “Qatar y Hamás habían afianzado su relación y entonces Doha se erige como gran defensor de la Franja a nivel diplomático y económico”, indica Gutiérrez de Terán. Qatar ha costeado durante años los salarios de los funcionarios en Gaza y envía al territorio alrededor de 30 millones de dólares al mes.
“Hay que tener en cuenta que en Gaza la pesca, la industria y el comercio han sido destruidos, y no hay forma de producir económicamente nada, menos el dinero que viene de fuera. Qatar asiste a la Franja como en una unidad de cuidados paliativos”, explica el profesor. “Qatar es consciente de que está haciendo el juego a la política de largo alcance de Israel y de EEUU, pero por eso lo hace. De hecho, el dinero que manda Qatar pasa por manos de Israel. El objetivo de Israel era tener dos entidades frágiles y débiles. Una corrupta, la Autoridad Palestina [en Cisjordania], y la otra dominada por un régimen integrista [en Gaza]”, dice.
“Como contrapartida, Qatar puede ejercer algún tipo de influencia y a Hamás no le interesa estropear esa buena relación”, sostiene. Y aclara: “Hamás no ha obtenido grandes cosas con las últimas liberaciones, sino que más bien manda una imagen a las potencias occidentales y, desde el punto de vista estratégico, no pierde nada, sino que incluso pone en un compromiso a Israel”.
Hamás ha dicho que está dispuesto a liberar a los rehenes civiles y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se enfrenta a presiones internas, incluidas las de las propias familias, para lograr su liberación. En 2011, después de negociaciones secretas, Israel pudo sacar de Gaza a un soldado secuestrado en 2006, a cambio de 1.027 prisioneros palestinos retenidos en sus cárceles. La milicia palestina cree ahora que puede utilizar los nuevos rehenes para lograr la liberación de todos los presos palestinos en Israel.
El objetivo de Hamás es, en opinión de Gutiérrez de Terán, “aplazar al máximo la derrota o, incluso, comprar tiempo para resistir y que eso pueda forzar algún tipo de intervención de la comunidad internacional en algún momento”. El experto afirma que el papel de Qatar es “fundamental” solo “en puntos específicos que interesan a ambos, pero nadie puede establecer una negociación en términos macro porque Israel no concibe otra cosa que no sea la victoria absoluta”.
No hay que olvidar que Qatar no reconoce al Estado judío y no mantiene relaciones diplomáticas con él, por lo que una mediación entre Hamás e Israel para un hipotético alto el fuego no pasa solo por Doha, sino que tiene que contar con Washington y El Cairo que, por ejemplo, intercedió para la puesta en libertad de las dos rehenes israelíes esta semana.
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