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Qué quiere decir Israel con “incursión terrestre limitada” y cómo evolucionaron las invasiones anteriores en Líbano

Israel ha anunciado este lunes “incursiones terrestres limitadas y localizadas” contra objetivos de Hizbulá en los pueblos del sur de Líbano cercanos a la frontera. El objetivo, según las autoridades, es eliminar la amenaza que representa el grupo chií libanés y su red en el sur del país. Mismos objetivos que declaró Israel en sus invasiones anteriores en 1978, 1982 —cuando ni siquiera existía el grupo armado chií libanés— y 2006.

Tras días anunciando que las botas de los soldados israelíes pisarían suelo “enemigo” para un combate directo con Hizbulá, el Ejército niega que esté planeando una invasión a gran escala de Líbano. Su objetivo, insisten, es desmantelar la amenaza en el sur de Líbano y permitir a los ciudadanos evacuados del norte de Israel volver a sus casas de manera segura.

Aún no está clara la dimensión y alcance de la operación terrestre israelí. “No estamos yendo a Beirut. No estamos yendo a las ciudades en el sur de Líbano. Nos estamos centrando en la zona de esos pueblos cerca de nuestra frontera”, ha asegurado este martes el portavoz del Ejército, Daniel Hagari. Sin embargo, la historia de las sucesivas invasiones de Israel sobre Líbano muestra que los objetivos de Israel suelen cambiar una vez empezada la incursión terrestre.

“Dados los precedentes históricos, es difícil determinar las verdaderas limitaciones de esta operación. En sus operaciones militares de 1978 y 1982, las limitadas incursiones iniciales de Israel se intensificaron significativamente y la invasión de 1982 llegó a alcanzar la capital libanesa, Beirut, y dio lugar a una ocupación de 18 años que tuvo amplias repercusiones en Líbano, Israel y la región en general”, advierten los analistas del think tank estadounidense The Soufan Center.

Los paralelismos con la invasión de 1982 son evidentes. Aunque entonces no existía Hizbulá, Israel acusaba a la Organización para la Liberación de Palestina de crear “un Estado dentro de un Estado [Líbano]” y de “lanzar frecuentemente cohetes y ataques terroristas contra objetivos civiles israelíes”, mismas acusaciones que lanza ahora contra Hizbulá.

“El objetivo declarado de la operación [de 1982] era poner a las comunidades del norte de Israel fuera del alcance de los terroristas”, recuerda el Ejército en su página web. Cuatro décadas después, el objetivo declarado es exactamente el mismo. Las fuerzas armadas decían entonces que la estrategia era “empujar a los terroristas 40 kilómetros hacia el norte”, negando una invasión a gran escala.

La invasión de 1982 comenzó el 6 de junio y, solo una semana después, el 13 de junio, el Ejército israelí ya había decidido cambiar su estrategia lanzando un asedio sobre Beirut.

En una versión edulcorada de los hechos, el Ejército de Israel explica que se vio “forzado” a ocupar la parte occidental de la capital tras el “caos” provocado por el asesinato del presidente electo de Líbano, Bachir Gemayel —enemigo de la OLP—. Sin embargo, Israel no se retiró totalmente del país hasta el 2000, 18 años más tarde.

Allí, en la parte oeste de la capital, se produjo poco después la matanza de Sabra y Shatila en la que una fuerza aliada de Israel mató a centenares de personas en campos de refugiados palestinos —entre 700 (según la investigación oficial de Israel) y 3.500—. La matanza fue declarada como un genocidio por la Asamblea General de la ONU y tanto la comisión internacional de investigación como la comisión oficial israelí responsabilizaron a Israel y sus líderes por la matanza.

Los analistas del Soufan Center concluyen, además, que “Hizbulá, como fuerza organizada, surgió en gran medida como resultado de la invasión y posterior ocupación de Israel en 1982”.

“Una vez que comienza una operación militar, controlar todas las variables que contribuyen a la niebla de la guerra se convierte en un reto, especialmente cuando la expansión parece factible”, señala el Soufan Center. En este caso, aún está por ver el alcance de la respuesta de Hizbulá y las “graves consecuencias” que ha asegurado Israel que tendrá el ataque con misiles lanzado este lunes por Irán como respuesta a la ofensiva de Tel Aviv en Líbano.

Ignacio Gutiérrez de Terán, profesor del Departamento de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Autónoma de Madrid y autor del libro Hezbolá: el laberinto de Oriente Medio (se publica el 14 de octubre con la editorial Catarata), explica a elDiario.es que “si el ataque de Irán es una falsa alarma, probablemente Israel continúe con su incursión en Líbano”.

“Cómo van a parar con Hizbulá lanzando cohetes sobre Tel Aviv. Quedarían muy mal si dicen ahora que habían ido solo a ver cómo está el sur”, sostiene el profesor.

“Esta acción actual supone la cuarta invasión de Líbano por parte de Israel, tras las operaciones similares de 1978, 1982 y la guerra de 2006, que duró 34 días pero tuvo enormes implicaciones para Oriente Medio”, recuerda el Soufan Center.

En la primera invasión de 1978 Israel lanzó su incursión como represalia a un ataque en el que la OLP mató a 35 civiles tras infiltrarse en Haifa y secuestrar un autobús. El plan de la operación, según el Ejército, “preveía operaciones terrestres y la ocupación de un territorio que se extendería por unos 10 kilómetros” y, una vez más, empujar a los miembros de la OLP más al norte. Tan solo tres días del inicio de la operación, Israel decidió “ampliar el área de la operación y avanzar hasta las orillas del río Litani”.

En la tercera invasión, en 2006, Tel Aviv culpó al Estado de Líbano de los ataques lanzados por Hizbulá. “Este asunto es entre Israel y el Estado de Líbano ¿Dónde atacamos? Una vez en Líbano, todo es legítimo, no solo el sur de Líbano y no solo la línea de puestos de Hizbulá”, dijo entonces el comandante del mando norte de Israel.

El conflicto en 2006 acabó con un alto el fuego tras una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que ordenaba la retirada total de los soldados israelíes de Líbano así como de todas las fuerzas de Hizbulá entre el Río Litani y la frontera con Israel. Desde entonces se han producido múltiples enfrentamientos y tanto Hizbulá como Israel han violado constantemente la resolución del Consejo de Seguridad —Hizbulá por su presencia al sur del río e Israel por sus continuas violaciones del espacio aéreo libanés y la continua ocupación de una zona en territorio libanés—.