Radiografía y mapa del alto el fuego en Gaza: ataques diarios de Israel y ningún cohete de Hamás

Israel ha bombardeado y atacado a civiles en Gaza a diario desde el inicio del alto el fuego en la Franja. Mientras tanto, Hamás no ha lanzado ningún cohete contra Israel en este periodo. En los primeros 20 días del alto el fuego, que entró en vigor el 19 de enero, se registraron 70 incidentes violentos, 64 de ellos protagonizados por el Ejército de Israel.
Entre el momento exacto de la entrada en vigor del alto el fuego y el 7 de febrero, Israel lanzó 44 bombardeos con drones o fuego de artillería y 19 ataques directos de sus soldados contra civiles, según los datos registrados por Armed Conflict Location & Event Data (ACLED), organización que registra los incidentes violentos en los conflictos armados de todo el mundo. El resto de incidentes ocurridos durante este periodo corresponden a cuatro explosiones de artefactos israelíes no detonados y otros dos protagonizados por la policía de Gaza –uno de ellos durante un intento de saqueo de la ayuda humanitaria por parte de otro grupo palestino no identificado y un incidente en el que los agentes dispararon contra dos ciudadanos gazatíes–.
“Los datos de ACLED confirman que, aunque las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se han abstenido en gran medida de enfrentarse a Hamás o de llevar a cabo operaciones de gran envergadura en zonas pobladas, llevaron a cabo 76 ataques entre el 19 de enero, cuando comenzó la primera fase del alto el fuego, y el 10 de febrero, matando al menos a 33 palestinos”, cuenta a elDiario.es Ameneh Mehvar, analista principal de ACLED para Oriente Medio. Por otra parte, “no se ha registrado ningún acto de violencia por parte de Hamás contra objetivos israelíes”, añade.
Según datos del Ministerio de Sanidad gazatí, más de 90 palestinos han muerto desde que el comienzo de la tregua.
“Sólo en tres casos el Ejército afirmó tener como objetivo a sospechosos armados y la mayoría de los incidentes se produjeron cuando los palestinos intentaban regresar al norte o se acercaban a una zona de seguridad”, explica la investigadora. “En algunos casos, las FDI dispararon contra personas que se encontraban a cientos de metros de esas zonas, calificándolas de sospechosas, pero sin confirmar si estaban armadas. Las tropas también han atacado a personas que regresaban del norte al sur, incluidos niños, a veces acusándolas de haberse desviado de las rutas autorizadas. Estas acciones de las fuerzas armadas ponen de relieve los riesgos que siguen corriendo los civiles en medio del control de seguridad que Israel mantiene sobre Gaza”.
Entre los ataques directos a civiles, por ejemplo, el 31 de enero barcos israelíes dispararon contra embarcaciones pesqueras palestinas en el mar, matando a uno de los pescadores. Pocos días antes, los soldados dispararon munición real contra desplazados internos que trataban de regresar a la Ciudad de Gaza, acabando con la vida de una persona e hiriendo a otras dos, entre ellos un niño. El 5 de febrero, un francotirador disparó cerca del corredor de Netzarim matando a un gazatí. Ese mismo día, un dron bombardeó Rafah y la artillería israelí disparó en el centro de la ciudad sureña matando a otro menor. El Ejército dijo entonces que atacaron “posibles sospechosos”. Al día siguiente los soldados dispararon contra un grupo de personas en Jan Yunis, también en el sur de la Franja, matando a tres personas.
En otro incidente ocurrido el 27 de enero, un dron israelí atacó un carro tirado por animales, probablemente perteneciente a personas desplazadas, asesinando a un niño e hiriendo a otros tres cuando regresaban a sus hogares tras el alto el fuego. Según los medios de comunicación israelíes, el carro intentó llegar al norte de Gaza a través de una “zona prohibida para el tráfico de vehículos según el acuerdo”.
Este mismo jueves, las FDI informaron de que atacaron una lanzadera en Gaza desde la que se detectó el lanzamiento de un proyectil, que no alcanzó territorio israelí.
En cuanto a la ausencia de ataques por parte de Hamás, la analista explica que el grupo palestino, muy golpeado por la guerra de castigo de Israel, “tiene una necesidad existencial de mantener un cese de las hostilidades a largo plazo por el bien de los civiles de Gaza y para recuperarse”. “Por tanto, a Hamás le conviene ganar tiempo y evitar la reanudación de las hostilidades durante el mayor tiempo posible”.
“Es probable que Hamás haya amenazado con retrasar la liberación de los rehenes para presionar a Israel a que aumente la entrega de ayuda, pero también para presionar a Israel a que avance en las negociaciones para la segunda fase”, sostiene la investigadora. Esa segunda fase debería empezar el próximo 1 de marzo, cuando concluya la primera de seis semanas de duración. Sin embargo, aún no han empezado las negociaciones indirectas para acordar los detalles de esa segunda etapa.
“Hamás sabe que el Gobierno de Netanyahu sigue empeñado en expulsarlos del poder y que puede intentar reanudar la guerra después de la primera fase, y es posible que las declaraciones de Trump aumenten la ansiedad del grupo palestino. Aunque Hamás puede dar señales de que es capaz de recrudecer la crisis si el alto el fuego se estanca, es poco probable que, en su actual estado de debilidad, se implique en actos violentos como el lanzamiento de cohetes contra Israel”, añade.
El alto el fuego, que entró en vigor el 19 de enero, ha estado a punto de estallar por los aires esta semana. Hamás había anunciado el lunes que no iba a liberar a los rehenes programados para este sábado como protesta ante lo que considera violaciones de Israel del acuerdo de alto el fuego. Por su parte, Trump y Netanyahu respondieron con amenazas de una vuelta al “infierno”.
Hamás denuncia que Israel no ha permitido la entrada de maquinaria pesada para la retirada de escombros ni casas prefabricadas, tal y como establecía el texto del acuerdo. Denuncia también retrasos en la entrada de tiendas de campaña, que sufren inspecciones especiales porque Israel considera que podrían tener un doble uso (civil y militar).
Días antes del anuncio de Hamás, el presidente de Estados Unidos ya había expuesto sus planes de limpieza étnica para tomar el control de Gaza y convertirla en la “Riviera de Oriente Próximo”. En este sentido, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, declaró el miércoles que si Tel Aviv retoma los combates, “permitirá la realización de la visión de Trump para Gaza”, sugiriendo así la expulsión o asesinato de todos los gazatíes.
Más de 48.000 personas han muerto en la ofensiva de castigo de Israel desatada tras los ataques de Hamás del 7 de octubre contra el sur del país hebreo, según cifras oficiales de las autoridades gazatíes. Sin embargo, varios estudios científicos calculan que pueden ser decenas de miles de muertos más.
“En cuanto a por qué Trump ha optado por abordar temas tan explosivos —como la expulsión de palestinos— mientras las negociaciones siguen su curso y Hamás está en proceso de liberar rehenes, es difícil de explicar de una manera lógica”, dice Mehvar. “Sin embargo, sus amenazas de que ‘todos los rehenes’ deben ser liberados antes del sábado parecen ser un medio para aumentar la presión. Es probable que el estamento de seguridad israelí intente conseguir la liberación de todos los rehenes durante la primera fase del acuerdo y no esté a favor de su ruptura”.
Desde la llegada de Trump, Estados Unidos ha ido incluso más lejos en sus exigencias que el Gobierno ultraderechista israelí. De cara al sábado, por ejemplo, el presidente no ha exigido la liberación solo de las tres personas acordadas, sino de “todos” los rehenes en manos de Hamás. Israel no ha aclarado si la entrega de esos tres es suficiente y, tras la decisión de este jueves de Hamás de seguir adelante con la liberación de rehenes, no ha dicho si respetará la tregua.
En esta primera fase del acuerdo de alto el fuego deberían quedar en libertad 33 rehenes retenidos en Gaza (25 de ellos vivos). Las entregas de rehenes en pequeños grupos se producen semanalmente si se respeta la tregua y, hasta ahora, han sido liberados 16 de los 33. Por su parte, Israel tendría que excarcelar a unos 2.000 presos palestinos en este periodo.
Las partes deberían haber empezado ya a negociar la segunda fase del acuerdo para extender la tregua después de 1 de marzo y conseguir la liberación del resto de rehenes (casi un centenar, en total), pero las amenazas de Trump y Netanyahu, y las presiones de Hamás ante lo que considera incumplimientos del pacto, han congelado este proceso, centrando los esfuerzos en evitar que el alto el fuego colapse este sábado.
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