El silencio oficial sobre el destino de Juan Carlos de Borbón tras su decisión de marcharse de España ha disparado las especulaciones sobre dónde se encuentra. En las últimas horas han ganado peso las informaciones que lo sitúan en la República Dominicana. Según publica el diario ABC, el rey emérito ha tomado un vuelo desde Oporto a Santo Domingo para residir, al menos temporalmente, en el país caribeño.
Durante más de tres meses, desde el pasado 15 de marzo, República Dominicana ha formado parte de la enorme cantidad de países que han prohibido la entrada de viajeros procedentes de España o suspendieron comunicaciones aéreas o marítimas a causa de la pandemia de coronavirus. El pasado 1 de julio, el país volvió a permitir el turismo –su principal fuente de divisas– y abrió sus fronteras el 1 de julio pasado como parte de la reactivación de su economía, seriamente sacudida por la crisis de la COVID-19. El ministerio de Exteriores español no actualizó el levantamiento de la restricción en su mapa, que comparte a diario en Twitter, hasta el 22 de julio.
En la actualidad, República Dominicana es uno de los pocos países que permiten la entrada de españoles en la región de América Latina y el Caribe, junto a Costa Rica, y otras naciones isleñas vecinas como Bahamas, Jamaica, Antigua y Barbuda, Granada, San Vicente y las Granadinas, de acuerdo con Exteriores. Todas ellas, eso sí, plantean algún tipo de medida en caso de viaje. México, por su parte, no ha impuesto restricciones de viaje ni medidas especiales de cuarentena para personas que provengan de vuelos desde España mientras Ecuador o Haití sí prevén modalidades de aislamiento para viajeros procedentes de territorio español. El resto del continente, el más afectado de todos por la pandemia, sigue vetado para pasajeros cuyo origen sea nuestro país.
Desde el pasado 30 de julio, como anunció el Gobierno dominicano, el país caribeño exige una prueba PCR reciente –máximo cinco días previos– a toda persona que quiera entrar en él y, de carecer de ella, deberá someterse a un test rápido en las instalaciones aeroportuarias. “Tal y como se hace en otros países, a toda persona que llegue a nuestro territorio, se le evaluará su condición de salud y, de dar positivo en la prueba o síntomas asociados al COVID-19, será aislado en los centros habilitados con este objetivo”, explicó la semana pasada el ministro de la Presidencia y también coordinador de la Comisión de Alto Nivel para la Prevención y el Control del Coronavirus, Gustavo Montalvo.
Montalvo dijo que la República Dominicana no puede ser el único país que tiene sus fronteras abiertas sin aplicar control alguno a la llegada de viajeros, y que esta medida se tomaba por una cuestión de responsabilidad y por la propia imagen del país como destino turístico. “En República Dominicana hemos reabierto nuestras fronteras aéreas, y apostamos a que podemos desarrollar un turismo preparado para COVID-19, tanto por la baja densidad de los hoteles, como por la ventilación natural de nuestro principal aeropuerto, pero siempre con los debidos controles”, apuntó en declaraciones recogidas por EFE.
Los contagiados con coronavirus en el país ascienden a 73.117, según la Universidad Johns Hopkins, mientras que los fallecidos suman 1.183. República Dominicana se encuentra desde el 20 de julio en un nuevo estado de emergencia por un período de 45 días debido a la reciente evolución epidemiológica de la COVID-19 y, un día después, entró en vigor por 20 días el toque de queda por demarcaciones geográficas atendiendo a su situación sanitaria.