La frase “desde el río hasta el mar” se puede escuchar en las manifestaciones propalestinas y de boca de políticos, tanto de izquierdas como de extrema derecha. La interpretación de cada uno es muy diferente, pero todos se refieren al mismo río –el río Jordán– y al mismo mar –el mar Mediterráneo–.
La tierra situada al oeste del río Jordán, que se extiende hasta la costa mediterránea, es la denominada Palestina histórica, que fue una provincia del imperio Otomano y, a partir de 1917, un protectorado británico. En ese territorio se estableció el Estado de Israel en 1948, después del fin del mandato británico tras la Segunda Guerra Mundial. Por ello, el lema completo que corean los activistas propalestinos tiene una segunda parte: “Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá” o “será libre”, en referencia a la tierra que habitaban los palestinos antes del conflicto.
Eso sí, “desde el río hasta el mar” hay, actualmente, un dominio casi único, con una ocupación ilegal por parte de Israel: eso es un hecho con efectos evidentes sobre millones de personas, que viola el derecho internacional, frente a un mero lema. Lo primero se permite por la comunidad internacional mientras lo segundo se criminaliza.
El Gobierno israelí, sin embargo, retuerce lo que se quiere expresar con el lema. Así, ha reaccionado airadamente al uso de esa frase por la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, que dijo en un vídeo “Palestina será libre, desde el río hasta el mar”. Díaz estaba celebrando la decisión del Ejecutivo de reconocer el Estado palestino, anunciada el día 22 y que se hará efectiva el 28 de mayo. “Hoy celebramos que España reconoce el Estado palestino, pero no nos vamos a quedar ahí”, afirmó.
Este viernes, el ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, ha denunciado el “llamado antisemita” de la vicepresidenta segunda y ha respondido al vídeo de Díaz y al reconocimiento de Palestina por parte de España ordenando cortar la conexión entre la Embajada española en Tel Aviv y los palestinos, y prohibir al Consulado español en Jerusalén “prestar servicios a los palestinos en Cisjordania”.
“Siempre hemos tenido la misma posición, el reconocimiento de dos Estados que compartan del río al mar; que compartan la economía, que compartan los derechos y sobre todo el futuro de paz”, ha explicado posteriormente, este viernes, la vicepresidenta, quien rechazó también las acusaciones de antisemitismo e insistió en calificar de “histórico” el reconocimiento del Estado palestino por España: “No van a encontrar en mí ninguna razón de desafecto, no odio a nadie, soy bastante afectuosa”.
¿Por qué Israel lo considera antisemita?
Desde el Gobierno y otros sectores de la sociedad israelíes, se deduce que los palestinos quieren recuperar el territorio comprendido entre el Jordán y el Mediterráneo, y borrar a Israel del mapa. Esa es también la interpretación que hacen algunos de los grupos de la “resistencia” antiisraelí más radicales, como el palestino Hamás y el libanés Hizbulá, entre cuyos objetivos declarados está acabar con la “entidad sionista”.
Por ejemplo, Hamás establece en los estatutos del movimiento su rechazo a “cualquier alternativa a la completa y total liberación de Palestina, desde el río hasta el mar”, según una cita recogida por The Guardian. La postura del grupo islamista, que gobierna la Franja de Gaza desde 2007, busca marcar una clara diferencia frente a la Autoridad Nacional Palestina, que sí reconoce la existencia del Estado de Israel desde la década de los 90 del siglo pasado y se ha mostrado a favor de la solución de los dos Estados –uno palestino y otro israelí, que convivan en el territorio que va desde el río hasta el mar–.
No obstante Hamas en sus estatutos no menciona explícitamente el reconocimiento de Israel, sí reconoce las fronteras de 1967 y admite un Estado palestino con esas fronteras.
Con el argumento de que insta a la “aniquilación”, Israel consiguió que el Museo Reina Sofía modificara el nombre de un programa especial en apoyo a Palestina que arrancó este mes de mayo: Desde el río hasta el mar; solidaridad internacional con Palestina. La Embajada israelí en España había denunciado en la red social X que el museo albergaba un ciclo de actividades “llamando a la aniquilación de Israel”. También la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE) criticó en un comunicado el título que, según la entidad, “valida la causa de las organizaciones consideradas terroristas por la Unión Europea como son Hamás, la Yihad Islámica y el Frente Nacional de Liberación para Palestina (FPLP)”.
Pero esta expresión también es empleada por los que acusan de antisemitismo a quienes la usan a favor de los palestinos. El documento fundacional del partido del primer ministro Benjamín Netanyahu, el Likud, afirma: “Entre el mar y el Jordán sólo habrá soberanía israelí”. Varios de los ministros de su Gobierno ultraderechista han empleado esa expresión durante la actual guerra de Gaza y han llamado directamente a la expulsión de los palestinos de todas las tierras comprendidas entre el Mediterráneo y el valle del Jordán, incluida la Franja.
El ministro de Energía e Infraestructuras, Eli Cohen, también perteneciente al Likud, reaccionó al reconocimiento del Estado palestino por parte de España, Noruega e Irlanda con la siguiente afirmación: “Desde el río hasta el mar, sólo habrá un estado: el Estado de Israel”.
Y es que, a diferencia de los palestinos, el movimiento sionista, desde finales del siglo XIX, y el Estado de Israel, después de 1948, han llevado a cabo una política de hechos consumados ocupando cada vez más territorios de Palestina y extendiendo su control de facto sobre la totalidad de la Palestina histórica. A día de hoy son escasas las áreas palestinas autónomas, gobernadas por la ANP en Cisjordania, y para acceder a ellas hay que pasar por carreteras y puestos de control israelíes. Las fronteras terrestres, incluida la que conecta Cisjordania con Jordania –trazada en la barrera natural del río Jordán–, también están en manos de Israel.
Estado único y democrático para todos
También se usa “desde el río hasta el mar” para defender un Estado único democrático con igualdad para todos, el modelo defendido por Edward Said, por ejemplo, y por una parte muy importante de la diáspora palestina. Es el llamado Estado binacional.
Los que lo defienden lo consideran lo más justo, porque lo que queda para el hipotético Estado palestino es la tierra en la que no se ha invertido durante décadas y, de hecho, a la que se ha esquilmado la mayor parte de la riqueza, incluidos los acuíferos.
Eso supondría el fin de un Estado judío de mayoría judía, sería otro Israel, más democrático, sin supremacismo, con igualdad, de acuerdo con los defensores de esa hipótesis.