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PERFIL

Rishi Sunak, el nuevo primer ministro de Reino Unido: joven, millonario, hijo de inmigrantes, hindú y abstemio

María Ramírez

Oxford (Reino Unido) —
24 de octubre de 2022 22:46 h

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Unos días antes de que Rishi Sunak cumpliera 17 años, en mayo de 1997, Tony Blair ganó por primera vez las elecciones generales y se convirtió en el primer ministro de Reino Unido con una mayoría aplastante para el Partido Laborista. Sunak escribió en la revista del colegio privado en el que estudiaba un artículo crítico con el laborismo por sus posturas proeuropeas y con el Partido Conservador que acababa de perder y que ya consideraba entonces el suyo.

“Nadie elige un partido dividido” ni premia “un liderazgo débil y una campaña corrupta y mal gestionada”, escribió el joven en referencia a los tories. En la pieza, también criticaba la posible subida de impuestos y lo que él llamaba la falta de espíritu emprendedor que quería promocionar Blair, repicando entonces lo que decía el tabloide conservador Daily Mail

“A los 16 era claramente ya un euroescéptico y temía la creación de un súper Estado europeo. Criticaba que la retórica del nuevo laborismo sonara ‘preocupantemente pro-europea’ y que ‘entregados pro-europeos’ estaban siendo enviados a Bruselas”, cuenta el también conservador Michael Ashcroft en Going for Broke: The Rise of Rishi Sunak (Yendo a por todas: el ascenso de Rishi Sunak), una de las pocas biografías publicadas sobre el nuevo primer ministro de Reino Unido.

Ser conservador era poco común para un joven en aquellos años en que el laborismo volvía a estar de moda e incluso vendía que esa era la manera de ser guay (“cool Britannia”, repetía Blair). Pero el euroescepticismo era “la posición de consenso” de los tories de aquella generación, como explica a elDiario.es Tim Bale, profesor de Políticas en la Universidad Queen Mary de Londres que publicará en primavera un libro sobre el Partido Conservador después del Brexit.

India, Kenia, Tanzania

Más allá de la ola laborista a la que no se subió, Sunak era diferente de la mayoría de sus compañeros. Había llegado a aquel colegio, Winchester College, al norte de Southampton, donde se había criado, gracias al esfuerzo extra de sus padres, inmigrantes de familia india que se habían mudado primero a Kenia y Tanzania y luego a Reino Unido. Su padre era médico de familia y hacía horas extras en unos grandes almacenes para conseguir más dinero para pagar la educación de sus tres hijos; su madre, una farmacéutica que consiguió comprar la farmacia donde trabajaba. 

Sunak había crecido con comodidad de clase media, pero sin grandes lujos. Sus vacaciones más originales entonces eran en Alcossebre, en Castellón, donde unos vecinos les dejaban su apartamento en verano. Lo que más apreciaban allí era ir en bicicleta y jugar al tenis. Hoy Sunak sigue diciendo que las tapas están entre sus comidas favoritas.

Sus compañeros de colegio lo describen como “educado” y “afable” en un ambiente que algunos describen como “intelectualmente arrogante”. En esos años sucedió el incidente que él suele poner como el ejemplo de racismo que más le marcó de adolescente: en un restaurante, un grupo de comensales de la mesa de al lado se puso a decir “palabras desagradables” sobre él y sus hermanos pequeños. Dice que utilizaron la palabra “paki”, el término despreciativo para referirse a personas del sur de Asia.

Sunak cree hoy que el país ha cambiado y que eso no le volvería a pasar o, si pasara, alguien en otra mesa intervendría para defender a los jóvenes como él y sus hermanos. Ahora es el primer no blanco en ocupar el cargo de primer ministro en Reino Unido, el primero de religión hindú y el premier más joven de la era moderna, con 42 años. Pero el profesor Bale recuerda que él sigue siendo una excepción en la política.

Su ascenso, explica, “es el reflejo de la prominencia de diputados de minorías étnicas en la cúspide del partido tory, pero no hay tantos diputados tories y laboristas de ese origen”.

De contable de su madre a millonario

Su llegada a la política fue en gran medida sorprendente para su propia familia. Sus padres, según Sunak, no estaban interesados en política, pero él empezó a fijarse en las políticas fiscales ayudando a su madre con las cuentas de la farmacia y dándose cuenta del impacto que tenía el IVA o los cambios en prestaciones e impuestos. A él le gustaban la economía, la literatura inglesa y el francés, elecciones dudosas según sus padres, que preferían que estudiara algo con una salida laboral muy clara. 

Pero cuando logró que lo admitieran en la Universidad de Oxford, Sunak escogió la carrera clásica que eligen los políticos –y en particular los primeros ministros–, llamada PPE, por su siglas en inglés para Filosofía, Política y Economía. Él dice que estaba interesado en la política, pero desde lejos. No perteneció a la asociación de los conservadores de la Universidad ni se metió en la sociedad de debate donde, por ejemplo, Boris Johnson había disfrutado unos años antes. En cambio, se metió en la sociedad de inversión, un club de estudiantes que invitaba a oradores del Banco de Inglaterra, la Bolsa de Londres o el Fondo Monetario Internacional.

Durante años consiguió lo que querían sus padres para él: un trabajo estable y un buen sueldo, primero en Goldman Sachs y luego en un hedge fund de Londres. Logró una beca Fulbright y estudió un master en finanzas en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, donde conoció a la que ahora es su mujer, Akshata Murthy. Después de un intento de relación a distancia desde Londres, fue a vivir con ella unos años a California. 

Se casaron en Bangalore, en el sur de India, en 2009 y ahora tienen dos hijas.

Akshata es hija de uno de los hombres más ricos de India, Narayana Murthy, un ingeniero que cuenta que no tenía ni teléfono en casa en 1980 cuando nació su hija pero que se convirtió en millonario al cofundar esa década una exitosa empresa de software, Infosys, ahora una multinacional. 

La pareja, por la fortuna de ella y las ganancias de él como banquero, es ahora una de las familias más ricas del Reino Unido. Su fortuna está estimada en 730 millones de libras (unos 830 millones de euros), según una lista de millonarios del Sunday Times. Akshata tuvo que dar explicaciones sobre sus cuentas este año cuando se publicó que no pagaba parte de los impuestos en Reino Unido por ingresos obtenidos en India por una excepción para no residentes. Unos días después aseguró que tributaría también esa parte en Reino Unido

Entrada en política

En California, el camino de Sunak parecía distanciarse de la política hasta que regresó a Reino Unido en medio de la crisis del laborismo y la llegada de David Cameron al poder. De la mano de su amigo y padrino de boda, el periodista político de la revista Spectator James Forsyth, muy bien conectado con los tories, empezó a considerar una carrera pública en serio. 

La crisis de identidad de los tories, un partido de blancos y hombres mayores en un país cada vez más diverso, ayudó a que algunos de los líderes se interesaran por su perfil. Escribió un informe sobre las minorías que acabó presentando a Theresa May cuando era ministra del Interior. Y consiguió que William Hague, que fue líder tory a finales de los 90, se fijara en él. Sunak, sin experiencia política previa, se presentó a su escaño en Richmond, en un distrito muy seguro para los tories pero muy tradicional, y ganó en las elecciones de 2015 en las que Cameron venció de manera holgada.

Tras el referéndum del Brexit, se encontró en el lado vencedor. Desde adolescente, Sunak había sido euroescéptico y, aunque se pensó mucho qué posición apoyar una vez que ya estaba en política, estuvo entre los conservadores que hicieron campaña por la salida de la UE junto a Boris Johnson. Su convicción, según decía, venía de un cálculo económico, con la idea de que Reino Unido competiría mejor en los mercados internacionales fuera de una UE, según él, en declive. Él repetía esos argumentos mientras sus colegas insistían en mensajes contra la inmigración.

Tras la caída de Theresa May en 2019, Sajid Javid, ministro de Economía y su protector pese a que no le había apoyado en la carrera por el liderazgo conservador, le llevó al Tesoro en el Gobierno de Johnson. No había llegado a los 40 y ya era una “estrella ascendente”, según lo definió entonces el periodista Nick Robinson en su podcast de entrevistas en la BBC Political Thinking ese año. 

La entrevista muestra cuánto llamaba la atención su origen de familia inmigrante, aunque él había nacido en Reino Unido y sus padres habían llegado al país en los años 60. Robinson le hizo varias preguntas sobre ello, incluida “cómo de india” fue su crianza. La respuesta de Sunak fue entonces que en su casa de niño se hablaba sobre todo inglés, lengua que también hablaban sus abuelos, y que en el criquet animaba a Inglaterra, pero que India es parte de su “identidad”, que él es hindú practicante y no come carne de buey. También habló entonces de lo que significaba para su familia que él llegara a un puesto en el centro del poder de Reino Unido. 

Contaba el día en que llevó de visita a su abuelo a la Cámara de los Comunes al poco de ser elegido. “Dejó de andar y sacó el teléfono”, contaba Sunak. Quería llamar a un amigo desde Westminster y decirle dónde estaba. “Tenía lágrimas en los ojos”, contaba su nieto, entonces diputado.

En pandemia

Su inesperado salto a la primera fila llegó cuando Johnson y Javid se enfrentaron y en febrero de 2020 Sunak se convirtió en ministro de Economía. Presentó un presupuesto en pocas semanas con ayudas para la pandemia que empezaba a vislumbrarse y unos días después tuvo que rehacerlo cuando quedó claro que la escala de la crisis iba a ser inmensamente mayor. La rueda de prensa del 20 de marzo de 2020 en que presentó las ayudas y dijo de manera solemne que por primera vez el Estado pagaría el sueldo de todos los trabajadores que lo necesitaran se suele recordar como uno de los momentos clave de su ascenso. 

Entonces le alabaron empresarios, sindicatos y periodistas, admirados por su templanza frente a los bandazos de Boris Johnson aquellas primeras semanas de pandemia. En muchos sentidos, su figura parece lo contrario de Johnson: educado, tranquilo, delgado, abstemio –su única tentación es la Coca-Cola– y poco fiestero, según los que tiene cerca.

“Abstemio, es más probable que termine un largo día en Westminster en casa con su familia que cotilleando en una cena. De corazón, Sunak es un empollón: disfruta de los videojuegos, las hojas de cálculo y La guerra de las galaxias… ‘Es un político de torre de marfil, no le importan mucho el Parlamento y el lado gregario de la política’, dice un diputado tory de su generación”, según contaba un perfil del Financial Times publicado en abril de 2020.

Nuevos tiempos

Su ascenso ha sido rápido, pero también es el reflejo de los nuevos tiempos. “Los diputados progresan más deprisa de lo que solía ser normal. David Cameron solo llevaba cuatro años en el Parlamento cuando se convirtió en líder en 2005”, explica a elDiario.es el profesor Bale. 

Siguiendo el consejo de algunos colegas, Sunak a menudo evitaba meterse en debates públicos controvertidos. En varias ocasiones en la pandemia, estaba en contra de las restricciones pero no se atrevía a tener una postura contundente en público por las consecuencias que pudiera traerle y prefirió mantenerse como la figura que repartía ayudas más allá del debate de qué hacer. Así se convirtió en uno de los ministros más populares del Gobierno de Johnson. 

Sí fue más contundente este verano en la votación de los conservadores para suceder a Johnson, con una posición clara en contra de la bajada masiva de impuestos. Puede que eso le costara el apoyo de los militantes del Partido Conservador, que, en contra de la preferencia de los diputados, escogieron en septiembre a Liz Truss, que prometía bajar los impuestos y lo intentó llevando el país hasta casi la quiebra. 

En su primer discurso como líder del Partido Conservador, Sunak habló este lunes de “humildad” e “integridad”. No se refirió a los impuestos, pero el profesor Tim Bale dice que el ala a la que ha pertenecido siempre Sunak es la thatcherista, “muy a favor de la consolidación fiscal y un Estado pequeño con impuestos bajos y poco gasto”.

Ashcroft, en su biografía amable sobre el político, cree que su perfil más tecnócrata que ideológico le hará ser flexible, y cita para ello a William Hague, que defiende que Sunak es alguien capaz de adaptarse: “Habría sido thatcherista en los días de Thatcher, pero no está atrapado en los años 80”.