El undécimo día de guerra en Ucrania ha constatado que nada parece detener al presidente ruso, Vladímir Putin. Las fuerzas rusas han redoblado el ataque contra Kiev, al tiempo que han mantenido la ofensiva sobre el sureste del país. El ejército de Moscú ha bombardeado una zona de paso de civiles, matando a tres personas en Irpin, cerca de la capital. Las autoridades ucranianas además han denunciado el impacto de proyectiles rusos en un centro de investigación de Járkov, en el noreste del país, donde hay un reactor nuclear experimental.
Las bombas han aplastado el pequeño hilo de esperanza abierto el jueves tras la segunda ronda de negociaciones ruso-ucranianas. La evacuación de la población civil de las ciudad de Mariúpol ha vuelto a suspenderse, tal y como ocurrió este sábado, debido a la continuación de las operaciones militares. Ambas partes se culpan mutuamente del fracaso del corredor humanitario de una guerra que ya ha provocado 1,5 millones de refugiados, según datos actualizados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La crisis humanitaria se agranda y los combates no cesan. Este domingo la ONU ha confirmado la muerte de como mínimo 364 civiles en Ucrania desde que empezara la invasión rusa el pasado 24 de febrero. Naciones Unidas también reporta al menos 759 heridos entre la población civil, si bien admite que las cifras reales son posiblemente más altas.
En el plano militar, Moscú ha seguido con sus ataques contra Irpin, Hóstomel y Makariv, en la región de Kiev, así como en varios puntos del norte de la capital. Los combates también buscan el control de la autopista de Zhitómir, a 144 kilómetros al oeste. En el sur, Rusia ha redoblado los ataques en la ciudad de Mykolaiv para lograr su objetivo de privar a Ucrania de la salida al mar y crear un corredor terrestre y enlazar las zonas ocupadas del este y el sur.
En el sureste, Mariúpol sigue bajo asedio, al igual que Volnovaja, donde el sábado se pudo sacar solo a unas 400 personas antes de que se frustrara el corredor humanitario. Los 400.000 habitantes de Mariúpol están bloqueados desde hace una semana sin poder escapar en una ciudad sin electricidad ni agua, según ha denunciado su alcalde.
Las fuerzas rusas siguen sin respetar la vida de la población civil ucraniana. Una reportera del diario The New York Times ha sido testigo de ello: el ejército de Moscú ha disparado proyectiles de mortero contra un puente en Irpin utilizado por los evacuados para huir de los combates. Una madre y sus dos hijos han muerto y el padre ha resultado herido de gravedad.
Además de las vidas humanas, la energía nuclear también ha sido objetivo militar ruso este domingo. Las autoridades de la provincia ucraniana de Járkov han denunciado el impacto de proyectiles lanzados por las fuerzas rusas sobre el Centro Nacional de Investigación del Instituto de Física y Tecnología de Járkov, donde hay un reactor nuclear experimental. Según las autoridades ucranianas, el impacto podría provocar “una catástrofe ecológica a gran escala”, ya que en el centro hay 37 pilas de combustible nuclear.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha insistido a los aliados de la OTAN para cerrar el espacio aéreo ucraniano para contener los ataques rusos. “Somos personas y su deber humanitario es proteger a las personas, y pueden hacerlo”, ha subrayado Zelenski, que ha agregado que si no se cierra el espacio aéreo ucraniano, les permitan defenderse ofreciéndoles aviones. En un vídeo publicado en su canal de Telegram, el líder ucraniano ha denunciado la destrucción de un aeropuerto cerca de la ciudad de Vinnytsia, en el oeste, por el impacto de ocho misiles rusos.
Putin, desafiante con Macron y Erdogan
En el terreno diplomático, Putin ha seguido desafiante y en sendas conversaciones con el presidente francés, Emmanuel Macron, y el turco, Recep Tayyip Erdogan, ha advertido de que no tiene intención de renunciar a los cuatro objetivos que se ha marcado con la invasión de Ucrania, y que los logrará bien por la aceptación de Kiev, bien con la guerra.
Pese a que el avance de las tropas rusas no es tan rápido como estaba previsto, Putin se mantiene inflexible para que Kiev se pliegue a sus exigencias. Si Ucrania sigue resistiendo, seguirá con la acción bélica, ha trasladado a dos de los líderes mundiales con los que mantiene abierto un canal de comunicación el día antes de que las delegaciones ruso-ucranianas celebren la tercera ronda de negociaciones para buscar un cese de hostilidades.
Esas cuatros exigencias son lo que Moscú llama la “desnazificación” de Ucrania; su desmilitarización, es decir la renuncia a integrar la OTAN y a disponer de un Ejército; el reconocimiento de la independencia de Crimea; y el reconocimiento de la independencia del Donbás, en el este del país, según ha informado el Elíseo este domingo por la tarde. En suma, Putin no se ha mostrado dispuesto a renunciar un milímetro a sus objetivos para lograr la paz pese a la llamada de Erdogan para acordar un alto al fuego inmediato.
Según el relato que dio el Elíseo de la conversación telefónica, Putin ha negado a Macron que los civiles sean un objetivo militar, y ha culpado a las autoridades ucranianas al dejar salir a la población de las ciudades asediadas. Macron, por su parte, ha replicado que el Ejército que ataca es el ruso, que no es creíble que sea el ucraniano el que pone en peligro a la población civil y ha reiterado la petición para cesar las operaciones militares.
Mientras Putin seguía con su ofensiva para aniquilar Ucrania, varias ciudades rusas han vivido manifestaciones contrarias a la guerra, exponiéndose así a penas de prisión y a la represión de las fuerzas policiales. Al menos 3.500 personas han sido detenidas este domingo en varias manifestaciones celebradas en Rusia para exigir el fin de la invasión, en respuesta al llamamiento del líder opositor Alexéi Navalni.
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