El presidente ruso, Vladimir Putin, ha lanzado esta semana las señales de desescalada más fuertes desde el estallido de la crisis. El lunes, en una extraña reunión televisada con el ministro de Exteriores, Sergéi Lavrov, ambos concluyeron que la respuesta de EEUU y la OTAN a sus demandas constituye un paso aceptable para continuar las negociaciones. Este martes el ministerio ruso de Defensa ha anunciado la vuelta de algunas tropas desplegadas cerca de Ucrania y este miércoles se ha conocido que, además, también regresarán militares que hicieron maniobras en Crimea.
Sin embargo, estas medidas han sido recibidas con escepticismo en Occidente y en Ucrania. Es más: algunos países, especialmente Reino Unido, siguen insistiendo en que la invasión rusa es “inminente”. Estados Unidos es uno de ellos y en los últimos días ha señalado que Rusia contempla llevar a cabo un ataque de falsa bandera para justificar el ataque contra Ucrania y que este podría llegar incluso antes de que acaben los Juegos Olímpicos de invierno de Pekín. Varias fuentes del Gobierno de EEUU han llegado a dar a Politico una fecha para el comienzo de la guerra: este miércoles 16 de febrero.
Lo que sí existe actualmente es una guerra de narrativas. Inmediatamente después del anuncio del Kremlin sobre la retirada de algunas tropas, la portavoz de Exteriores, Maria Zakharova, anunció: “El 15 de febrero pasará a la historia como el día del fracaso de la propaganda de Occidente. Avergonzados y destrozados sin disparar un tiro”.
“Otras retiradas anunciadas en el pasado significaron más despliegue de tropas cerca de Ucrania. Siguen llegando nuevos trenes con equipos. La retirada sería un buen paso, pero la historia reciente nos dice que esos anuncios no son reales. Se necesitan unos días para verificar”, señala Konrad Muzyka, presidente de Rochan Consulting, que monitorea los movimientos militares en la región. “Me encantaría que fuera verdad, pero no soy optimista”, añade.
“Esto da lugar a un optimismo cauto”, ha dicho el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. “Pero hasta ahora no hemos visto ninguna señal de desescalada en el terreno”, ha señalado tras afirmar que Rusia ha amasado “una fuerza de combate sin precedentes desde la Guerra Fría”. “Tenemos que ver una retirada sustancial de tropas, pero no solo tropas, sino también de equipos”.
Rusia no ha dado cifras sobre la retirada de esas tropas y la empresa estadounidense Maxar Technologies, que ha realizado un seguimiento de la presencia de fuerzas rusas cerca de la frontera a través de imágenes por satélite ha afirmado que nuevas fotografías tomadas el domingo y lunes revelan un incremento significativo de la actividad militar en algunos puntos.
Rusia está llevando a cabo actualmente maniobras militares masivas en buena parte del país y en Bielorrusia. “Unidades militares de prácticamente todos los distritos militares están participando en estos ejercicios”, señaló el lunes el ministro de Defensa, Sergéi Shoigu.
Una nueva fase
Kerim Has, analista de política exterior rusa radicado en Moscú, sí cree que Rusia y Occidente están entrando en una nueva fase. “El proceso de desescalada empezó el lunes con las reuniones de Putin con [el ministro de Exteriores] Lavrov y con [el ministro de Defensa] Shoigu y se ha fortalecido hoy con la reunión con [el canciller alemán] Scholz”.
En la reunión escenificada este lunes entre Putin y Lavrov, el presidente preguntaba a su ministro ante las cámaras: “Señor Lavrov, ¿cree que todavía tenemos una oportunidad de llegar a un acuerdo con nuestros socios sobre los problemas clave que nos preocupan o es simplemente un intento de arrastrarnos a un proceso de negociación interminable sin conclusión lógica?”. El jefe de la diplomacia respondía: “Nuestras oportunidades están lejos de agotarse. No deberían ser interminables, pero creo que aún debemos seguir buscándolas y construyéndolas”.
Lavrov decía que la OTAN y EEUU no habían respondido satisfactoriamente a sus tres principales demandas –no ampliar la alianza defensiva hacia el este, no desplegar sistemas de armamento ofensivo cerca de las fronteras de Rusia y volver a la configuración de fuerzas e infraestructuras de 1997–, pero que había una segunda parte “más constructiva”. “Contiene propuestas específicas sobre varias medidas para reducir riesgos militares, para aumentar la confianza y para la transparencia militar. Casi todos los elementos que los estadounidenses han incluido en su respuesta reflejan iniciativas que la Federación Rusa ha estado promoviendo en los últimos años”.
“La otra parte está demostrando voluntad para entrar en negociaciones serias”, decía Lavrov. “Está claro que nuestra iniciativa sobre la seguridad europea, sobre las garantías de seguridad que presentamos y que estamos promoviendo con fuerza, exponiendo claramente nuestros intereses fundamentales al respecto, ha hecho reaccionar a nuestros colegas occidentales”. El ministro señalaba que se puede avanzar en la desescalada a partir de estas concesiones de Occidente.
El presidente de EEUU, Joe Biden, ha ofrecido un discurso este martes en el que ha repetido que no están dispuestos a ceder en principios fundamentales, pero que hay posibilidades para negociar. “Ayer Rusia propuso continuar con la diplomacia. Estoy de acuerdo”, ha dicho. “EEUU ha propuesto medidas concretas que se aplican a todas las partes, pero no sacrificaremos principios básicos”.
Putin se ha reunido este martes con el canciller alemán, Olaf Scholz, y ha repetido la idea planteada por Lavrov sobre las negociaciones. También ha afirmado que antes de reconocer como Estados independientes a las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk (controladas por rebeldes prorrusos y un gesto que podría aumentar notablemente la tensión), tal y como ha solicitado este martes el Parlamento, Moscú apuesta primero por el cumplimiento de los acuerdos de Minsk. Sin embargo, el presidente ruso ha calificado de “genocidio” lo que ocurre en las regiones rebeldes del Donbás, aunque no ha aportado pruebas. Putin tampoco ha descartado la posibilidad de un conflicto armado.
“Scholz ha dicho que [el presidente ucraniano] Zelenski presentará pronto su propuesta sobre el estatus especial del Donbás y posibles cambios constitucionales [de acuerdo con los acuerdos de Minsk] en la siguiente reunión del Grupo de Contacto Trilateral, por lo que eso también afecta de manera positiva”, dice Has.
En este sentido, el primer ministro británico, Boris Johnson, ha afirmado que Rusia está mandando mensajes contradictorios. “Estamos viendo una apertura de Rusia a las conversaciones, pero por otro lado, la información de inteligencia que vemos hoy, sigue sin ser alentadora”, ha dicho. “Tenemos hospitales de campaña levantados cerca de la frontera que solo se pueden construir como preparación para una invasión y tenemos más grupos tácticos acercándose a la frontera”. Por su parte, Biden ha dicho que la retirada sería una buena noticia“ pero que no han visto pruebas todavía. ”De hecho, nuestro análisis indica que permanecen en una posición amenazante y la invasión es posible“.
En lo que considera también un caso de mensajes contradictorios, EEUU ha protestado en Viena por la ausencia de Rusia en una reunión convocada por la OSCE a petición de Ucrania para solicitar explicaciones sobre sus movimientos militares cerca de la frontera.
“Rusia no solo se ha negado a reconocer las preocupaciones de seguridad legítimas de Ucrania sino que se ha negado incluso a participar en uno de los pilares centrales del régimen de reducción de riesgos de la OSCE”, ha afirmado el representante de EEUU en la organización, Michael Carpenter. Rusia sostiene que no ha participado porque se trata de un “juego político”.