Rusia proclama su victoria en Bajmut: qué se sabe hasta ahora y qué significado tiene en la guerra de Ucrania
Tras meses de intensos combates en una batalla agotadora y de desgaste, considerada la más larga de la guerra, Rusia dijo este fin de semana que ha completado la toma de Bajmut, al este de Ucrania, una ciudad reducida a ruinas que ha adquirido un profundo simbolismo para ambos bandos durante la invasión.
Sin embargo, desde entonces, ha reinado la confusión: Ucrania, que se ha adjudicado en las últimas semanas algunas ganancias tácticas en los flancos de la ciudad, asegura que la batalla no ha terminado. Lo que se conoce como 'niebla de guerra' hace difícil confirmar la situación sobre el terreno y lo que está por venir también está poco claro.
Por el momento, como era previsible, Moscú ha cantado una victoria muy buscada tras una ofensiva de invierno que dio pocos frutos en otras localidades y los reveses militares sufridos en otras partes del frente el año pasado, si bien los expertos dicen que aporta un valor estratégico limitado en la guerra y está por ver si les daría la oportunidad de lanzar más ataques hacia el oeste, hacia áreas de la región que aún están bajo control ucraniano, incluidas varias fuertemente fortificadas. Para Kiev, que ha mantenido una defensa feroz y continuada, perder la ciudad supone, además de una concesión territorial, un golpe, principalmente simbólico.
Encabezada por el grupo de mercenarios Wagner, la ofensiva rusa logró avanzar lentamente sobre Bajmut desde principios de este año, arrinconando a las fuerzas ucranianas en la parte occidental y capturando la mayoría de la localidad. La ciudad está situada al noreste de la región de Donetsk que ha sido, desde el pasado verano, foco de una encarnizada y costosísima batalla que ha infligido grandes pérdidas a ambas partes y ha arrasado la localidad, como muestran numerosas imágenes de edificios calcinados y reducidos a escombros.
Bajmut es una ciudad relativamente pequeña, donde vivían unas 70.000 personas antes de la guerra –en marzo, las autoridades locales calculaban que quedaban apenas unos 4.000 habitantes, en estos momentos los líderes colocados por Moscú hablan de unas “pocas decenas de residentes”–. Sin embargo, hasta ahora había permanecido fuera del alcance de la ofensiva rusa durante meses en una batalla que, en una decisión que fue controvertida, ha llegado a encarnar la resistencia decidida de Kiev, de una manera similar a lo que ocurrió con Mariúpol, que terminó cayendo en manos rusas en mayo de 2022.
En todo este tiempo, Bajmut ha sido escenario de una guerra de trincheras, constantes bombardeos de artillería y combates callejeros. Ucrania ha acusado a Rusia de usar allí “tácticas de tierra quemada” con el objetivo de destruir los edificios que quedaban en pie –y servían como escondite y protección para la resistencia urbana–.
¿Qué ha pasado?
El jefe de los mercenarios del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, anunció este sábado que, tras una operación de 224 días, sus combatientes habían completado la captura de la ciudad. “Hoy, a las 12 del mediodía, Bajmut ha sido tomada por completo”, dijo en un vídeo en el que aparece en uniforme de combate y sujetando una bandera rusa frente a una fila de combatientes. Prigozhin, que mantiene un pulso público con los altos mandos militares de Moscú y en anteriores ocasiones ha hecho declaraciones que no se han podido comprobar, agregó que sus fuerzas entregarán el control de Bajmut a las fuerzas regulares rusas el 25 de mayo.
Unas horas después, el Ministerio de Defensa ruso emitió un comunicado en el que afirmó que las unidades de Wagner, con apoyo de las tropas rusas, “han completado la liberación de la ciudad de Artemivsk [el nombre de la era soviética de la ciudad]”. En un comunicado del Kremlin, Vladímir Putin felicitó a Wagner y al Ejército ruso y afirmó que todos los militares serán condecorados.
Las autoridades ucranianas respondieron de inmediato al anuncio ruso asegurando que la batalla continúa y que aún ocupan posiciones en una pequeña parte suroeste de la ciudad, en torno en torno a la autopista T0504, clave para el suministro. El presidente Volodímir Zelenski insistió en que Bajmut “no está ocupada” por Rusia. La viceministra de Defensa, Hanna Maliar, admitió que la situación en Bajmut es “crítica”, pero dijo que las tropas ucranianas siguen “manteniendo la defensa” en un distrito en el extremo occidental de Bajmut conocido como Litak: “Nuestros defensores controlan ciertas instalaciones (...) así como el sector privado”.
La situación actual de las posiciones ucranianas no está clara. Este lunes, Maliar repitió que seguía siendo la misma. El Kyiv Independent cita a cargos de Defensa que reconocen que las tropas ucranianas fueron expulsadas de los últimos edificios altos y ahora defienden posiciones en la zona de viviendas de baja densidad de las afueras de la ciudad. El medio también ha hablado con soldados que combaten en los alrededores que indican que los combates en las afueras continúan, pero que el Ejército ucraniano ha perdido de facto el control de las últimas calles de edificios de varios pisos dentro de los límites de la ciudad.
El grupo de investigadores del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), con sede en Washington, asegura que es probable que Wagner haya capturado la última pequeña zona que quedaba en la parte occidental de Bajmut. A su juicio, las declaraciones de los militares ucranianos sobre la pequeña parte que ocupan al suroeste son un reconocimiento tácito de que las fuerzas rusas han asegurado el resto del oeste y noroeste de la ciudad, “si no toda”.
La batalla por los flancos
Sin embargo, hasta el momento, parece que las fuerzas ucranianas siguen dando prioridad a los contraataques en las afueras y continúan los combates por los terrenos más altos en las zonas norte y sur de los alrededores. En las últimas semanas, las fuerzas ucranianas han estado contraatacando en la zona y han informado de que han recuperado varios kilómetros. Según analistas occidentales, Kiev sigue presionando en los flancos norte y sur y los actuales contraataques pueden complicar cualquier avance ruso más allá de la ciudad a corto plazo. Este lunes, Ucrania dijo que Rusia está desplegando nuevas fuerzas y equipo.
Para algunos, a grandes rasgos, la lucha por Bajmut puede entenderse casi como dos batallas separadas, la del interior de la ciudad y la de los flancos, ubicados cerca de dos carreteras que conducen a Chasiv Yar, una ciudad a unos 10 kilómetros de Bajmut, que son rutas clave de suministro logístico.
“A pesar de que ahora controlamos las afueras de la ciudad, sigue siendo importante su defensa. En el futuro, esto nos dará la oportunidad de entrar en la ciudad cuando cambie la situación operativa en el frente”, ha dicho el coronel general Oleksandr Syrskyi, al mando de las fuerzas terrestres ucranianas.
Syrskyi también afirmó que las fuerzas ucranianas están cerca de “rodear tácticamente la ciudad”. Konrad Muzyka, analista de defensa y director de Rochan Consulting, escribe en su último informe que “nada indica” que esto sea así: “La probabilidad de que ahora [los ucranianos] lleven a cabo una contraofensiva en Bajmut es mínima. (...) Por ello, las conversaciones sobre un cerco táctico son prematuras y probablemente reflejen una respuesta precipitada a la caída de la ciudad”.
El lento avance ruso
En todo el país, la línea de frente se ha mantenido más o menos estática en los últimos meses, a excepción de Bajmut, que ha sido una de las campañas sostenidas más largas de la guerra. En enero, Rusia capturó la localidad cercana de Soledar, la primera victoria en meses en el Donbás, y desde entonces sus fuerzas estrecharon el cerco tomando una serie de pueblos y aldeas alrededor, y poniendo en peligro las carreteras críticas que llevan a la ciudad.
Las fuerzas rusas, encabezadas por el Grupo Wagner, llevaban meses intentando tomar la ciudad, con un progreso lento y agotador. A principios de año, la lucha se intensificó, lograron avanzar y amenazaron con cortar las rutas de suministro de Ucrania, cuyo control sobre la localidad se volvió cada vez más precario e inestable. A finales de marzo, las fuerzas ucranianas llevaron a cabo contraataques tácticos e intentaron hacer retroceder a los rusos de la carretera crítica T0504, una de las principales líneas terrestres ucranianas de comunicación con la ciudad, pero continuaban los combates en torno al centro de la ciudad.
“Bajmut está rodeado de terreno elevado, lo que le dio a las fuerzas rusas una ventaja una vez que tomaron los flancos sur y norte en enero y febrero, respectivamente. La situación parecía grave a principios de marzo. Ucrania estabilizó los flancos al enviar fuerzas adicionales, lo que le permitió asegurar la ruta principal de suministro restante hacia la ciudad”, explican los destacados analistas militares Rob Lee y Michael Kofman en un artículo en la revista Foreign Affairs. “Moscú no tenía las fuerzas necesarias para rodear a Bajmut, lo que podría haber llevado a una victoria significativa, por lo que se centró en la victoria más simbólica de tomar la ciudad”, aseguran.
Para los civiles que permanecían en la ciudad y los alrededores las condiciones han sido muy difíciles. elDiario.es habló a principios de marzo con vecinos evacuados de Bajmut, de donde cada vez ya era más complicado escapar. “Aquí ya no se podía vivir”, dijo uno de los desplazados, según informó Gabriela Sánchez, enviada especial a Ucrania.
A principios de abril, los combatientes del Grupo Wagner siguieron avanzando sobre el centro, y afirmaron que habían izado una bandera rusa sobre el edificio de la administración municipal. Las tropas ucranianas, no obstante, permanecían en la parte occidental de la ciudad. Kiev reiteró que la situación estaba bajo control y que no permitiría que sus tropas fueran rodeadas. Y evitaron el cerco. Este mes, el Ejército ucraniano ha llevado a cabo contraataques al norte y al sur, pero las unidades rusas han logrado avanzar a través de las últimas calles de la ciudad, con un progreso que se medía en metros cuadrados.
Kiev ha sostenido durante meses que la situación de Bajmut es “la más difícil” de la guerra. A medida que crecía la presión y entre especulaciones sobre una posible retirada, el liderazgo militar y político ucraniano se mostró decidido a defender Bajmut, una decisión cuestionada por algunos analistas –y algunas unidades sobre el terreno– que expresaban dudas sobre la conveniencia de mantener la ciudad en lugar de retirarse con el fin de evitar un cerco y preservar tropas para futuras operaciones. Les preocupaba que Ucrania estuviera sufriendo demasiadas bajas y su capacidad para lanzar ofensivas en los próximos meses se viera erosionada. La batalla ha consumido una gran cantidad de suministros de municiones. Ucrania, por su parte, deseaba evitar darle a Rusia cualquier tipo de victoria que pueda reforzar su moral.
Una batalla de desgaste
Numerosas voces han repetido que la ciudad no es intrínsecamente importante desde el punto de vista estratégico. Pero una clave ha sido que la defensa de Bajmut ha degradado las fuerzas de ambas partes. La lucha en este enclave se ha convertido durante meses en una extenuante batalla de desgaste con intensos combates que ha sido descrita con adjetivos como “salvaje” o “infernal”.
Se da por hecho que ambos bandos han sufrido un alto número de bajas, aunque la cifra de soldados muertos y heridos es muy difícil de verificar –y ninguna de las partes divulga sus propias pérdidas–. El Secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, Oleksiy Danilov, dijo que las bajas militares rusas en Bajmut equivalen a una baja ucraniana por cada siete bajas rusas. Una fuente de la OTAN indicó a la CNN que, según su información de inteligencia, calculan que por cada soldado ucraniano muerto en la defensa de la ciudad, las fuerzas rusas han perdido al menos cinco. El Ministerio de Defensa ucraniano ha hablado recientemente de 70.000 bajas rusas solo en la dirección de Bajmut, mientras que el presidente de EEUU las ha cifrado en 100.000 (entre muertos y heridos).
El jefe de Wagner describió Bajmut como una “picadora de carne”, con el objetivo declarado de “destruir al Ejército ucraniano”. Los altos mandos militares ucranianos han resaltado una y otra vez que la tarea de las fuerzas en Bajmut era “infligir tantas pérdidas al enemigo” como fuera posible antes de la contraofensiva prevista y han alegado su “importantísimo papel” en el sistema defensivo general. A grandes rasgos, se ha sugerido que el alto número de pérdidas es una de las razones por las que no han estado dispuestos a rendirse, y, a la vez, por la que tenían que hacerlo.
En marzo, elDiario.es recogió testimonios de soldados a unos 25 kilómetros de la ciudad que, agotados y hastiados, describieron una batalla peligrosa: “Los rusos disparan a todo lo que se mueve. Nunca sabes si vas a volver”. El Kyiv Independent habló con soldados de infantería que contaron cómo batallones poco preparados y mal entrenados habían sido arrojados al frente para sobrevivir como pudieran con escaso apoyo de vehículos blindados, morteros, artillería, drones e información táctica.
“Es una guerra de zombis. Nos están tirando carne de cañón”, dijo un militar ucraniano al Wall Street Journal, que describió en un reportaje cómo Wagner empleó la táctica de enviar oleada tras oleada de soldados a una muerte casi segura para ganar unos cientos de metros, echando mano de convictos reclutados en cárceles rusas. También han luchado unidades aerotransportadas rusas, así como otras tropas. El ISW cree que el Ministerio de Defensa ruso ha usado a Wagner para capturar Bajmut minimizando las bajas entre las fuerzas rusas convencionales.
¿La decisión correcta?
Del lado ruso, por lo general, los analistas occidentales creen que los costos asociados a los combates superan con creces cualquier ventaja operativa que los rusos puedan obtener al tomar Bajmut, de importancia limitada. “En Bajmut, los rusos perdieron tantas fuerzas, soldados y equipo, que esta ciudad ya cumplió su función”, dijo en marzo el analista militar ucraniano Oleh Zhdanov a The Associated Press. Kofman también ha afirmado que “la tenaz defensa de Bajmut logró mucho, agotando mano de obra y municiones rusas”.
Los líderes ucranianos sostienen que su resistencia ha valido la pena. Zelenski ha defendido que Bajmut “ha dado uno de los mayores resultados durante esta guerra”. En la misma línea, la viceministra de Defensa ha repetido este martes que el potencial ofensivo ruso se ha reducido considerablemente y las tropas de Moscú han sufrido enormes pérdidas: “Hemos ganado tiempo para ciertas acciones que se podrán describir más adelante”.
Varias voces, sobre todo en Occidente, cuestionaron la decisión ucraniana de mantener la ciudad a pesar de los costes y hay expertos que expresaron dudas sobre cómo la resistencia aquí puede acabar pasando factura a las posibilidades de Kiev para montar una contraofensiva.
Konrad Muzyka recalca que ambos bandos han salido “muy dañados” de esta batalla. “A nuestro entender, Ucrania no sufre problemas de personal. Pero el problema es el acceso a las municiones de artillería. Kiev se involucró en una batalla, lo que podría tener consecuencias para su capacidad de abastecerse de niveles adecuados de municiones de artillería durante la contraofensiva”.
Lee y Kofman, que visitaron la zona y han recalcado que las opciones que tenía Ucrania no eran fáciles, sostienen que, en comparación con otras batallas en otras partes del frente durante la ofensiva de invierno de Rusia, “la tasa de desgaste” de Ucrania en Bajmut es menos favorable y una proporción menor de las bajas de Rusia proviene de unidades de élite. “La mayoría de las bajas rusas sufridas en Bajmut son de Wagner, y la mayoría de las pérdidas de Wagner han sido de convictos mínimamente capacitados”, aseguran.
Según exponen, Ucrania también puede encontrarse con que las fuerzas y municiones que gastó para defender Bajmut, “impondrán una restricción en las operaciones a finales de este año”: “Además, los asaltos de Wagner fijaron un número significativo de fuerzas ucranianas durante el invierno, dando tiempo al Ejército ruso para estabilizar sus líneas y atrincherarse”.
Sin embargo, creen que es “demasiado pronto para juzgar el efecto de la batalla de Bajmut en esta guerra”. “El resultado será más claro en retrospectiva. Las fuerzas ucranianas evitaron el cerco y lograron infligir altos costos al Ejército ruso, incluso si la mayoría de las pérdidas parecen estar entre las unidades de Wagner”, escriben. “A largo plazo, la importancia de los recursos que ambos bandos gastaron en la batalla probablemente será el factor más importante. Si Ucrania podría haber seguido un mejor enfoque en este caso será un tema para que los historiadores debatan”, indican.
La importancia de Bajmut
Si bien se cuestiona el valor estratégico de la ciudad en sí, Bajmut tiene importancia simbólica y política para ambos lados. A Moscú su captura le ha permitido reivindicar su primera victoria en el campo de batalla desde julio, y tras varios reveses como las retiradas de Járkov, en el noreste, y Jersón, en el sur. Kiev se ha referido a ella como “fortaleza Bajmut”, presentando la batalla no solo como una defensa de la ciudad ante el ataque ruso, sino de todo el Donbás y Ucrania, mientras intenta consolidar el apoyo de sus aliados occidentales.
Durante su invasión, las tropas de Vladímir Putin han intentado apoderarse de la totalidad de las regiones Lugansk y Donetsk, el territorio que reclaman los separatistas prorrusos y componen el Donbás, cuya anexión fue anunciada por Rusia en un movimiento condenado internacionalmente.
La ofensiva oriental de Rusia capturó casi todo Lugansk durante el verano pasado, pero Donetsk escapó al mismo destino, y el Ejército ruso volcó recursos en Bajmut. Se considera que, para tomar lo que queda de Donetsk, las fuerzas rusas deben atravesar Bajmut para intentar acceder a ciudades más grandes controladas por Ucrania, como Kramatorsk y Sloviansk.
Rusia la considera un trampolín para hacerse con el Donbás. El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, ha asegurado que la toma de Bajmut permitiría a las fuerzas de Moscú montar operaciones ofensivas más profundas en el este. En una entrevista con la CNN, Zelenski insistió en que, si se hacen con el control de Bajmut, las tropas rusas tendrán “vía libre” para capturar ciudades clave, entre las que mencionó Kramatorsk y Sloviansk.
Sin embargo, desde la perspectiva operativa, la caída de Bajmut cambia poco, según los analistas occidentales, que creen que, tras la ofensiva en Bajmut, es probable que el Ejército ruso tenga dificultades para mantener cualquier operación ofensiva posterior durante algunos meses. “La ciudad está situada en las tierras bajas, y los rusos se enfrentarán a una batalla cuesta arriba (literal y figuradamente) si deciden empujar hacia el oeste”, dice Muzyka, en referencia a Chasiv Yar, donde hay posiciones fortificadas ucranianas.
Según indicó en su día el ISW, las fuerzas rusas no cuentan con la mano de obra y el equipamiento necesarios para mantener operaciones a escala para una nueva ofensiva hacia los bastiones ucranianos Kramatorsk y Sloviansk, y “mucho menos para una campaña de varios años para capturar toda la región de Donetsk”.
Varias voces han apuntado a que es poco probable que una captura rusa sirva como un punto de inflexión en el conflicto. El Secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, dijo que su caída no significaría necesariamente que Moscú “cambie el rumbo” en la guerra. Austin también aseguró que si las fuerzas ucranianas decidían reposicionarse al oeste de Bajmut, no lo consideraría un “revés estratégico”. Según informó en enero la CNN, EEUU y Occidente instaron a Ucrania a cambiar su foco en Bajmut y dar prioridad en su lugar a una posible ofensiva en el sur.
El analista Zhdanov dijo que una retirada de las fuerzas ucranianas de Bajmut “no afectará el curso de la guerra de ninguna manera” debido a las posiciones en la cercana Chasiv Yar, al oeste, en cuyas inmediaciones hay una colina. Los expertos del ISW han recordado que cuando culminó la ofensiva rusa para capturar Severodonetsk y Lisichansk, en Lugansk, en julio de 2022, las fuerzas ucranianas tomaron la iniciativa y llevaron a cabo operaciones de contraofensiva unos meses más tarde que resultaron en la recuperación de grandes franjas de territorio.
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