Rusia recrudece su ofensiva contra civiles en el este con el ataque en la estación de tren de Kramatorsk

En el suelo, cuerpos sin vida, equipaje, un cochecito de bebé. En el cielo, el humo negro sobre las inmediaciones del edificio rojizo de la estación de tren de Kramatorsk, en la región de Donetsk, al este de Ucrania. Un ataque con misiles ha matado este viernes al menos a 50 personas, entre ellas cinco niños, y ha herido a más de 80, según las autoridades ucranianas, que culpan a Rusia de golpear un importante punto de evacuación para muchos civiles que intentaban marcharse a zonas más seguras del país. Moscú niega, una vez más, el ataque.

El alcalde de la ciudad, Oleksander Honcharenko, ha dicho que había unas 4.000 personas en la estación en el momento del ataque, la mayoría mujeres y niños. Varios testigos han dicho a reporteros del Washington Post que unas 1.000 personas se encontraban allí. Los civiles son evacuados a diario desde esta estación, desde donde parten trenes hacia varias ciudades del oeste y el centro de Ucrania, según recogen los medios del país.

Las imágenes del lugar muestran la destrucción: varios cadáveres vestidos de civil, al menos uno con un chaleco reflectante y otros cubiertos por lonas verdes siendo trasladados por los militares, rastros de sangre entre pertenencias personales y restos de un cohete. “¡Hay muchos cadáveres, hay niños, solo son niños!”, grita una mujer en un vídeo de la escena. El hospital local está intentando atender a numerosos pacientes.

Las autoridades regionales y nacionales han instado en los últimos días a los civiles a salir de las ciudades y pueblos de Donetsk y Lugansk mientras se preparan para la intensificación de la ofensiva rusa en el este, donde creen que las fuerzas de Moscú intentarán tomar el control de ambas regiones. Rusia ha dicho que ahora quiere centrarse en la “liberación” del Donbás, área oriental del país formada por estas regiones y donde se ubican las repúblicas separatistas reconocidas por Moscú, que controlan parte del territorio. Kramatorsk se encuentra en territorio controlado por el Gobierno de Ucrania.

“[Los rusos] sabían bien hacia dónde apuntaban y lo que querían era sembrar el pánico y el miedo, querían llevarse al mayor número posible de civiles”, ha dicho el gobernador de la región de Donetsk, Pavlo Kyrylenko, en un mensaje en Telegram. El Ministerio de Defensa ucraniano ha acusado a las fuerzas rusas de usar municiones de racimo, prohibidas por un tratado internacional debido a su efecto indiscriminado y que ya han usado las tropas de Rusia previamente durante la invasión, tal y como han documentado organizaciones internacionales como Amnistía Internacional o Human Rights Watch.

Testigos han descrito al Washington Post una explosión inicial seguida de cuatro o cinco explosiones que, según dicen, eran bombas de racimo que impactaron en el exterior del edificio donde se congregaba una multitud para la llegada de un tren. Las explosiones también alcanzaron dos zonas de asientos fuera de la estación, donde decenas de personas esperaban ser evacuadas. “Había gente por todas partes. Miembros arrancados, carne, huesos, trozos por todas partes”, dice al Post una mujer estaba dentro de la estación esperando un tren cuando oyó la primera explosión. Su hijo está vivo, pero gravemente herido por la metralla.

Imágenes previas a este viernes muestran una aglomeración de personas en la estación de tren de la ciudad. “Yo mismo he estado en Kramatorsk dos veces en las últimas dos semanas. Y vi los ojos de esas miles de personas que huían de la guerra, para quienes el ferrocarril es ahora la única vía de escape”, ha dicho el presidente de Ukrzaliznytsia, la compañía ferroviaria ucraniana.

“En los últimos tres días, las tropas rusas han disparado contra más de 10 estaciones en el este y continúan disparando”. Este jueves, dijo que tres trenes que trasladaban a personas evacuadas quedaron bloqueados en la misma región tras un bombardeo, pero finalmente “superaron con éxito el bloqueo”.

Ucrania se prepara para una ofensiva en el este

El gobernador de la región de Donetsk ha acusado a las fuerzas rusas de querer “interrumpir deliberadamente” la evacuación de civiles antes de iniciar una operación ofensiva a gran escala. “Para ellos, la vida de las personas es solo una moneda de cambio y una herramienta para lograr su objetivo cínico. La evacuación continuará. Cualquiera que quiera salir de la región podrá hacerlo”.

Kiev ha estado instando en los últimos días a los civiles a abandonar el este del país “mientras exista la oportunidad”. Iryna Vereshchuk, la vice primera ministra ucraniana encargada de anunciar cada día los corredores humanitarios disponibles, dijo este jueves que los gobernadores de las regiones orientales de Járkov, Lugansk y Donetsk estaban pidiendo a la gente que se trasladara inmediatamente a zonas más seguras. “Hay que hacerlo ahora, porque después la gente estará bajo el fuego y se enfrentará a la amenaza de muerte. No podrán hacer nada al respecto. (...) Es necesario evacuar mientras exista esta posibilidad. Por ahora, sigue existiendo”.

Tras la retirada del norte, el Ejército ucraniano ha dicho repetidamente que las fuerzas rusas se están preparando para una ofensiva en el este de Ucrania, donde ha habido ataques desde los primeros días de la invasión. La OTAN también asegura que Moscú ha fracasado en el objetivo de tomar Kiev, que las tropas se están reagrupando, rearmando y reabasteciendo, y están cambian su objetivo hacia la parte oriental: la Alianza Atlántica cree que intentará tomar todo el Donbás y crear un corredor terrestre hacia Crimea, anexionada en 2014.

La inteligencia británica cree que al menos algunas de las fuerzas que se han retirado totalmente hacia Bielorrusia y Rusia serán trasladadas al este para luchar en el Donbás. “Muchas de estas fuerzas necesitarán un reaprovisionamiento importante antes de estar listas para desplegarse más al este, y es probable que cualquier redespliegue masivo desde el norte tarde al menos una semana”, decían en la última actualización de sus informes. El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), con sede en Washington, cree que es probable que las fuerzas rusas intenten reagrupar y redesplegar las unidades retiradas del noreste de Ucrania para apoyar una ofensiva, pero considera poco probable que estas unidades permitan un avance ruso. 

Durante la invasión, Moscú ha logrado sus principales avances en el este y el sur, y tras sostener que los principales objetivos “de la primera etapa de la operación se han cumplido en general”, ha manifestado que centrará sus “principales esfuerzos en la consecución del objetivo principal, la liberación del Donbás”. Esta región industrial de habla rusa en su mayoría vive un conflicto armado desde 2014 entre las milicias prorrusas y el Ejército ucraniano que ha causado más de 14.000 muertos de ambos lados y tanto civiles como militares.

Los bombardeos rusos sobre ciudades del este y el sur continúan y las fuerzas rusas han avanzado más hacia el sur de la ciudad de Izium, que sigue bajo su control. Según analistas militares, para capturar con éxito Donetsk y Lugansk, las fuerzas rusas en Izium tienen que rodear a las fuerzas ucranianas en la línea de contacto en el este del país. Los expertos del ISW creen que intentarán avanzar para rodearlas a través de Sloviansk, localidad cercana a Kramatorsk.

Es un mal que no tiene límites”

En línea con lo que afirman desde el comienzo de la invasión –y a pesar de que se han documentado diversos bombardeos rusos contra infraestructuras civiles–, el Ministerio de Defensa ruso niega su responsabilidad en el ataque a la estación, asegurando que las declaraciones de las autoridades ucranianas “son una provocación y completamente falsas”. Sostienen que su Ejército no utiliza el misil que golpeó la estación, Tochka-U, y han culpado a las fuerzas ucranianas.

Este argumento ya ha sido rebatido por expertos. En declaraciones a la agencia AP, Justin Bronk, investigador del Royal United Services Institute en Londres, ha señalado que el uso por parte de Rusia del misil que impactó en la estación ha sido documentado durante la guerra actual y sugiere que puede tratarse de “una medida planificada de antemano para permitirles emplear el mismo argumento de siempre de 'no usamos ese sistema, es un sistema antiguo', y así enturbiar las aguas continuamente”. Bronk indica además que el Ejército ucraniano está tratando de reforzar las unidades en el área y las estaciones de ferrocarril porque “en esa zona del territorio controlado por Ucrania son [infraestructuras] críticas para el movimiento de equipos y personas”.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha condenado lo que considera un “mal sin límites”. “Los ocupantes atacaron la estación de tren de Kramatorsk con un Tochka-U, donde miles de ucranianos pacíficos esperaban ser evacuados. ”Los no humanos rusos no abandonan sus métodos. Al carecer de la fuerza y ​​el coraje para hacer frente a nosotros en el campo de batalla, están destruyendo cínicamente a la población civil. Este es un mal que no tiene límites. Y si no se castiga, nunca se detendrá“.

En un discurso ante el Parlamento finlandés, Zelenski ha insistido en que la de Kramatorsk es la estación de tren habitual de la ciudad. “Atacaron a la gente común, no había militares (...) Esta es una estación de tren cualquiera. Una ciudad cualquiera en el este de nuestro país. Así es como Rusia vino a 'defender' el Donbás. Así es como Rusia vino a 'proteger' a los rusoparlantes”.

En el plano internacional, las duras imágenes de la estación golpeada han vuelto a agitar las expresiones de condena. “Condeno enérgicamente el ataque indiscriminado de esta mañana contra una estación de tren en Kramatorsk por parte de Rusia”, ha dicho el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, de visita en Kiev. “Se trata de un nuevo intento de cerrar las vías de escape de quienes huyen de esta guerra injustificada y de causar sufrimiento humano”. En la misma línea se ha expresado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen: “El ataque con misiles de esta mañana contra una estación de tren utilizada para la evacuación de civiles en Ucrania es despreciable”.

El presidente de EEUU, Joe Biden, ha dicho que el ataque a la estación de tren ucraniana “es otra horrible atrocidad cometida por Rusia, que golpea a civiles que intentaban participar en la evacuación y ponerse a salvo”.

Murat Sahin, representante de Unicef en Ucrania ha asegurado en un comunicado que se teme “lo peor”. “Condenamos en los términos más enérgicos el ataque de hoy contra la estación de tren en Kramatorsk. No sabemos todavía cuántos niños han muerto o resultado heridos en este ataque, pero nos tememos lo peor. La estación de tren de Kramatorsk ha sido la principal ruta de salida de miles de familias que abandonan Donetsk, que ha sufrido algunos de los peores estragos de la guerra”.

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