Nicolas Sarkozy acerca su discurso al de la ultraderecha. El expresidente francés ha adelantado algunas de sus propuestas de cara a su intención de presentarse de nuevo a las elecciones a la Presidencia del país. Entre ellas, defiende obligar a los jóvenes que ni estudian ni trabajan, denominados 'ninis', a realizar el servicio militar y reducir el número de migrantes que entran al país galo, incluidos los supuestos de reagrupamiento familiar.
El líder conservador y expresidente de Francia Nicolas Sarkozy ha dicho que en caso de volver al Elíseo tras las elecciones presidenciales del año próximo reformará los tratados de Schengen para acabar, entre otras cosas, con la libre circulación de los extracomunitarios en el interior de la Unión Europea.
Esta es una de sus promesas como candidato a las primarias de su partido, Los Republicanos, divulgadas este martes por la prensa en vísperas de la publicación de su libro-programa “Tout pour la France” (todo por Francia), en el que confirma su intención de “reducir drásticamente” el número de inmigrantes que entran cada año a Francia.
Sarkozy, que ayer formalizó su candidatura, insiste en que si consigue ser presidente en mayo de 2017, Francia propondrá “un Schengen II que reafirmará el principio de la libre circulación dentro de la Unión para los ciudadanos comunitarios, pero no para los extracomunitarios”.
Eso se justifica por su propósito de poner fin a la inmigración económica “durante el próximo quinquenio” y restringir las condiciones para el reagrupamiento familiar de migrantes.
En paralelo, pretende pasar de la lógica de la integración de los inmigrantes a “un nuevo pacto de asimilación”, endurecer el acceso a la nacionalidad para los nacidos en Francia de padres extranjeros, quienes, entre otras cosas, tendrán que justificar que sus padres entraron en Francia legalmente.
También propone aumentar de cinco a diez años el periodo de residencia necesario para pretender ser francés.
Sobre el islam en Francia, el todavía presidente de Los Republicanos, que dejará este puesto en los próximos días para consagrarse a la campaña, considera que “no ha hecho el trabajo necesario e inevitable de integración”.
Su objetivo es “organizar el islam” en Francia y eso pasa por el hecho de que los imanes sean habilitados por el Ministerio del Interior y que su formación esté “estrictamente regulada” para que se garantice que hablan francés y “conocen las grandes reglas” republicanas.
El que fuera presidente francés entre 2007 y 2012, hasta que perdió frente al socialista François Hollande, quiere restablecer un servicio militar obligatorio para los jóvenes de 18 a 25 años que ni estudien ni trabajen, los llamados “ninis”.
En la lucha antiterrorista, “la primera de las prioridades” de Sarkozy plantea internar “en un centro de retención cerrado” o someter a control con una pulsera electrónica a toda persona fichada por los servicios secretos y “susceptible de constituir una amenaza para la seguridad nacional”.
En cuanto a los extranjeros sospechosos de terrorismo, aboga por “su expulsión inmediata”.
En el terreno económico, Sarkozy apuesta por un choque fiscal desde 2017 que pasaría, entre otras cosas, por una rebaja del 10% del impuesto sobre la renta, la supresión del impuesto sobre la fortuna y de los derechos de sucesión hasta 400.000 euros.
Para compensar la disminución de los ingresos fiscales, prevé disminuir el gasto público en 100.000 millones de euros con la eliminación de 300.000 funcionarios.
Otro aspecto polémico de su programa es poner fin a la semana laboral de 35 horas, que se resistió a suprimir en los cinco años en que estuvo en el Elíseo.
Ahora defiende que “no habrá una duración única del trabajo semanal” sino que cada empresa fije libremente el calendario, aunque se determinará a partir de que momento se abonarán horas extraordinarias.