Las autoridades iraníes han ejecutado en público este lunes a un segundo preso detenido y condenado en el marco de las protestas nacionales contra el régimen ultraconservador del país.
Según informa Associated Press (AP), Majudreza Rahnavard ha sido ahorcado en público un mes después de que presuntamente matara a dos miembros de la fuerza de voluntarios Basij e hiriera supuestamente a otros cuatro.
La agencia de noticias Mizan, dependiente del poder judicial del país, identificó a los muertos como “estudiantes” Basij, voluntarios paramilitares dependientes de la Guardia Revolucionaria iraní. La fuerza Basij ha estado al frente de la represión estatal de las protestas: se ha desplegado en las principales ciudades, atacando y deteniendo a manifestantes.
Según AP, la televisión pública iraní emitió unas imágenes en las que se veía a un hombre que perseguía a otro por una esquina, se le echaba encima y lo apuñalaba tras caer contra una moto aparcada. Otro vídeo mostraba al mismo hombre apuñalando a otro inmediatamente después. El agresor, que según la televisión estatal era Rahnavard, huyó.
Tras la ejecución de Rahnavard, la televisión estatal emitió un reportaje muy editado en el que se mostraban imágenes del acusado en la sala del tribunal. En el vídeo, Rahnavard afirma que llegó a odiar a los Basij tras ver vídeos en las redes sociales en los que las fuerzas golpeaban y mataban a manifestantes.
“La ejecución pública de un joven manifestante, 23 días después de su detención, es otro grave delito cometido por los dirigentes de la República Islámica y una significativa escalada del nivel de violencia contra los manifestantes”, ha dicho Mahmood Amiry-Moghaddam, director de la ONG Iran Human Rights, con sede en Oslo. “Majidreza Rahnavard fue condenado a muerte sobre la base de confesiones coaccionadas, tras un proceso manifiestamente injusto y un juicio espectáculo”.
Condenas a muerte
Rahnavard había sido condenado por el cargo de “moharebeh”, palabra farsi que significa “hacer la guerra contra Dios”, informa la agencia estadounidense. Este cargo se ha imputado a otras personas en las décadas transcurridas desde la Revolución Islámica de 1979 y se castiga con pena de muerte.
Otros nueve presos han sido sentenciados a muerte por las protestas. Según Amnistía Internacional al menos 28 acusados corren el riesgo de ser ejecutados en relación con las protestas en todo el país.
La ejecución de Rahnavard se produce cuatro días después del primer ahorcamiento de un preso condenado por participar en las protesta desatadas por la muerte de Mahsa Amini a mediados de septiembre. Esa ejecución provocó una oleada de condenas internacionales, que pedían a Irán el fin de los ahorcamientos.
Condena internacional
La Unión Europa prevé dar luz verde este lunes a nuevas sanciones contra responsables iraníes de violaciones de los derechos humanos, tras criticar duramente la ejecución de Shekari la semana pasada.
El alto comisionado para los derechos humanos de la ONU, Volker Türk, dijo el pasado viernes en una rueda de prensa que estas ejecuciones tienen “el propósito de crear temor para el resto de los manifestantes”.
La nueva ejecución ha provocado protestas en el país, como las del sábado cuando se celebraron marchas en silencio y con velas en numerosas ciudades de la nación persa para condenar el ahorcamiento.
Las revueltas comenzaron por la muerte de la joven kurda de 22 años tras ser detenida por la Policía de la moral por no llevar bien colocado el velo, pero han evolucionado y ahora los manifestantes piden el fin de la República Islámica fundada por el ayatolá Ruholá Jomeiní en 1979.
En los casi tres meses de protestas han muerto más de 400 personas y al menos hay 15.000 detenidos, según Iran Human Rights. Irán es uno de los principales países del mundo en la aplicación de la pena de muerte, con 314 ejecuciones llevadas a cabo en 2021, según Amnistía Internacional.