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El segundo intento de asesinato contra Trump pone en entredicho al Servicio Secreto y vuelve a sacudir la campaña

Una seguidora de Donald Trump con una camiseta en la que se puede leer "a prueba de balas", cerca de su residencia de Mar-a-Lago, en Florida, el 15 de agosto de 2024.

Antònia Crespí Ferrer

Washington —

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Un déjà vu en la campaña electoral de Estados Unidos. En otra calurosa tarde de domingo, llegaban las noticias de que Donald Trump se encontraba sano y salvo después de ser objeto de un posible intento de asesinato, otra vez. En esta ocasión, la rápida actuación de un agente del Servicio Secreto, que abrió fuego cuando vio el cañón de un rifle despuntando a través la verja del campo de golf donde el exmandatario estaba jugando, impidió que se produjera otro incidente como el del pasado julio, cuando una bala hirió al candidato republicano en una oreja.

Aun así, el Servicio Secreto vuelve a estar en el punto de mira mientras la campaña de las presidenciales vive un nuevo giro de guion, con las encuestas que auguran una carrera reñida hasta el 5 de noviembre.

Igual que pasó la última vez, los republicanos han vuelto a cargar contra los demócratas, acusándolos de instigar el odio contra su candidato, y han vuelto a cuestionar la actuación del Servicio Secreto. “El presidente Trump ha hecho frente a más ataques que cualquier otro líder en la historia de Estados Unidos”, aseguraba el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, en la cadena de televisión Fox News este lunes por la mañana. “Obtener respuestas a cómo es posible que el presidente Trump se haya enfrentado a múltiples intentos de asesinato es una máxima prioridad”, aseguraba en la red social X.

A menos de 500 metros del objetivo

La principal pregunta respecto a la actuación del Servicio Secreto es cómo pudo Ryan Routh –el sospechoso que fue detenido el domingo y que está bajo custodia policial– acercarse tanto a Trump. Según explicó el entorno del candidato a la cadena de televisión CNN, la decisión de ir a jugar a golf a Palm Beach el domingo fue improvisada y casi nadie sabía con certeza donde se encontraba el magnate. Esto despierta aún más incógnitas sobre el hecho de que Routh fuera capaz de estar allí, a menos de 500 metros del candidato republicano, justo cuando estaba jugando a golf.

“Una cosa que quiero dejar clara es: el Servicio [Secreto] necesita más ayuda,” ha dicho el presidente Joe Biden a la prensa este lunes antes de dirigirse a Filadelfia, donde tiene previsto un acto de campaña. “Y creo que el Congreso debería responder a esa necesidad”, ha agregado. Después del atentado de Butler (Pensilvania) del 14 de julio, el Servicio Secreto ya aprobó medidas adicionales para incrementar la seguridad de Trump, entre las cuales se incluye el uso de pantallas de cristal blindado en los mítines en exteriores.

A raíz de ese incidente, a finales de julio también dimitió la por entonces directora de la agencia de Inteligencia, Kimberly Cheatle. Está previsto que este lunes Trump se reúna en Florida con el director del Servicio Secreto en funciones, Ronald Rowe. Mientras, Routh ya ha tenido la primera vista judicial y un tribunal de Florida le ha imputado dos cargos federales por posesión de armas con antecedentes penales y por tener el número de serie borrado del rifle. Se trata de cargos iniciales, a los que pueden sumarse otros a medida que avanza la investigación.

El AK-47 que se encontró en el lugar de los hechos tenía el número de serie borrado, según ha informado el Departamento de Justicia, lo que dificulta aún más trazar su origen.

Trump culpa a su rival Harris

Trump, que en las últimas semanas ya había estado alimentado las teorías de la conspiración sobre el primer atentado que sufrió, ha vuelto a dirigir el dedo acusador contra sus rivales políticos. En declaraciones a Fox, este lunes, el magnate ha asegurado que “la retórica” de la candidata demócrata y actual vicepresidenta, Kamala Harris, y del presidente Biden ha causado este segundo supuesto intento de asesinato. Según el republicano, Routh habría actuado a raíz del “lenguaje altamente incendiario” de los demócratas.

Hace menos de una semana, en el cara a cara con Harris, Trump vertió mentiras sobre los migrantes haitianos de Springfield, Ohio, después de las cuales se ha desencadenado una ola de odio en la ciudad. En dos ocasiones se han tenido que evacuar escuelas por amenazas de bomba vinculadas con las palabras del expresidente.

En su perfil de X, el expresidente ha ido un paso más allá y ha señalado el debate frente a la demócrata como la causa del incidente. “La retórica, mentiras, como se vieron en las afirmaciones falsas hechas por Kamala Harris durante el debate manipulado y altamente partidista de ABC News, y todas las ridículas causas judiciales diseñadas específicamente para infligir daño en el rival político de Joe y después Kamala, yo, han llevado la política de este país a un nuevo nivel de odio, abuso y desconfianza”, ha afirmado. Y ha agregado: “A raíz de esta retórica comunista de izquierdas, las balas están volando y solo irá a peor!”. 

A diferencia de la primera ocasión en la que Trump sufrió un intento de asesinato, el candidato republicano no ha esperado ni 24 horas en señalar a sus rivales políticos utilizando un lenguaje incendiario y agresivo. En las primeras horas posteriores al atentado de Butler, Trump mantuvo un perfil más contenido sin señalar explícitamente a los demócratas, mientras dejó que fueran otros miembros del partido los que lanzaran la piedra. 

Desde entonces, el tono que ha utilizado Trump para referirse al incidente no ha hecho más que aumentar en agresividad, hasta que el pasado martes en el debate electoral atacó a Harris con lo sucedido en Pensilvania: “Probablemente, recibí una bala en la cabeza debido a las cosas que dicen sobre mí”. 

Esta evolución discursiva, que se acentuó la semana pasada con el debate y la derrota que –según los analistas y observadores– sufrió Trump, volvía a despertar el temor por un aumento de la violencia política en la campaña.

¿Cómo afectará a las encuestas?

El propietario de la red social X y aliado de Trump, Elon Musk, publicó el domingo por la noche un post en el que se preguntaba por qué nadie está intentado atentar contra Biden o Harris. “Y nadie siquiera está intentando asesinar a Biden/Kamala”, escribió citando otro post en el que un usuario se preguntaba: “¿Por qué quieren matar a Donald Trump?”.

Musk ya ha eliminado la publicación y ha asegurado que se trataba de una broma. En los últimos días el magnate también ha compartido las imágenes creadas con IA que refuerzan la mentira de Trump sobre los migrantes haitianos que se “comen a los perros y a los gatos”.

El atentado de Butler del pasado 13 de julio se produjo en medio de la crisis interna que vivía el Partido Demócrata con la candidatura de Biden y dejó para el recuerdo la fotografía de un Trump ensangrentado que alzaba el puño al aire después de que una de las balas disparadas por Thomas Crooks le rozara la oreja derecha. El republicano y los suyos capitalizaron esa imagen para coger aún más fuerza en las encuestas. Sin embargo, ese impulso en la campaña se diluyó tras la renuncia de Biden y la irrupción de Kamala Harris como nueva candidata demócrata. 

El segundo supuesto atentado se ha producido con menos épica, pero a menos de 50 días para las elecciones presidenciales. El incidente llega justo después de que empezara a reflejarse en las encuestas la derrota de Trump en el debate presidencial, con la demócrata que ha cogido impulso en los días posteriores. A nivel nacional, la encuesta de Reuters/Ipsos (la primera realizada después del cara a cara), le daba a Harris un margen de cinco puntos porcentuales (47% a 42%), empezando a salir del empate técnico que se dibujaba antes del debate.

Ahora, hay que ver como impactará el segundo intento de atentado en las encuestas y si truncará ese efecto positivo que Harris ha logrado aprovechar después de imponerse a Trump en el debate.

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