El 31 de enero de 2020, a las 11 de la noche de Londres (medianoche en Bruselas), el Reino Unido salió oficialmente de la Unión Europea. Habían pasado casi cuatro años desde el referéndum del Brexit y todavía quedaba uno más de negociaciones para un primer acuerdo de cooperación cuyos flecos siguen abiertos.
En estos tres años, se han podido notar los efectos económicos, sociales y culturales para un Reino Unido cada vez más aislado y que no se ha recuperado de la pandemia como los vecinos europeos. Mientras se siguen negociando detalles sobre Irlanda del Norte y Gibraltar, tanto el Gobierno conservador como la oposición laborista prefieren hablar poco de un asunto que tiene difícil solución a medio plazo.
Entretanto, la mayoría de los británicos están ahora en contra de la salida de su país de la UE y una parte de los que votaron sí al Brexit se arrepiente. El 56% cree que fue un error marcharse de la UE frente al 32% que dice lo contrario, según los últimos datos de la encuestadora YouGov. La oposición al Brexit se ha agudizado mientras han empezado a entrar vigor las nuevas reglas y se han hecho visibles los efectos prácticos de la ruptura con la UE.
1. El comercio se ha desplomado.
Los obstáculos para comprar y vender se han notado en todos los sectores. Según datos de octubre de 2022, los británicos han dejado de comprar un 16% en la UE y los europeos continentales han reducido un 20% sus importaciones de bienes y servicios británicos.
El Gobierno de Reino Unido apenas ha firmado acuerdos comerciales con otros países fuera de la UE para compensar las pérdidas con su principal y más cercano mercado. Sólo ha rubricado dos acuerdos comerciales, con Australia y Nueva Zelanda, que todavía no han entrado en vigor. Lo único que ha entrado en vigor son dos pactos de comercio digital con Singapur y Ucrania.
La oficina gubernamental de responsabilidad presupuestaria admite un “efecto adverso significativo” para las relaciones comerciales del país y calcula que en general el comercio total de Reino Unido con cualquier parte del mundo seguirá cayendo un 15%.
2. Faltan enfermeras, camareros y conductores.
El Brexit, con sus nuevas reglas de visado que cuestan dinero y tiempo para trabajadores y empresas, se ha traducido en una escasez que se nota en todo el país mientras restaurantes, supermercados y centros de salud buscan personal desesperadamente. Faltan al menos 330.000 trabajadores para el funcionamiento de las actividades básicas del país, según calcula un informe de los think-tanks Centre for European Reform (CER) y UK in a Changing Europe, con datos del año pasado.
En junio de 2022, según explica el informe, había “un déficit significativo de alrededor de 460.000 trabajadores de la UE, en parte, pero no del todo compensados por un aumento de unos 130.000 trabajadores de fuera de la UE”.
Esto supone el 1% de la fuerza laboral, pero el porcentaje es más alto en empleos clave. El impacto se nota en la vida diaria del pequeño comercio –restaurantes y pubs han tenido que cerrar días o reducir el horario hasta en navidades, el momento más lucrativo, por falta de personal– y los servicios esenciales –los centros de salud apenas ofrecen citas presenciales y tienen dificultades hasta para atender en la recepción–. Los sectores más afectados, según el informe, son el transporte, el comercio mayorista y minorista y el sector de alojamiento y restauración.
El efecto es especialmente peligroso para el Sistema Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en inglés), que está saturado por falta de personal para la atención primaria, los hospitales y las ambulancias. El reclutamiento y formación de enfermeras, en particular, ha caído en picado. Un estudio de un think-tank especializado en sanidad publicado el pasado de noviembre estima que han llegado 58.000 profesionales menos de enfermería por culpa del Brexit.
3. El precio de la comida se ha disparado.
La subida de los precios de los alimentos tiene una factura añadida en Reino Unido por los costes extra, el papeleo y las largas colas para los camiones en la frontera británica.
Dejar la Unión Europea ha costado a los hogares británicos cerca de 5.800 millones de libras (más de 6.600 millones de euros) en dos años, según la estimación del Centre for Economic Performance de la London School of Economics. Sólo contando los efectos del Brexit, los alimentos han subido un 6%, según otro estudio de la misma Universidad. El mayor impacto ha sido para los hogares más pobres, que son los que gastan la mayor proporción de sus ingresos en comida.
4. Las universidades han perdido al menos la mitad de sus estudiantes de la UE.
El número ha bajado de 66.680 en 2020 a 31.000 en 2021, cuando entraron en vigor las nuevas reglas que equiparan a los estudiantes comunitarios con los de cualquier otro punto del mundo. Desde entonces los estudiantes de la UE ya no tienen acceso a la matrícula reducida que pagan los británicos y tienen que pasar por el mismo papeleo de visados y esperas que estudiantes de otros países. El mayor descenso es de los estudiantes de Francia, Alemania e Italia, según los datos recién publicados de la agencia de estadísticas de educación superior (HESA, en sus siglas en inglés).
La bajada más notable se ha producido entre los estudiantes de carrera, lo que se llama undergrad en el sistema educativo británico, que han pasado de 37.530 en 2020 a 13.155 el año siguiente. El final de la mayoría de los programas de intercambio también ha contribuido a esta bajada, que supone una pérdida para las universidades británicas. Los programas de investigación transeuropea también han sido reducidos.
Francia era el país europeo de donde más universitarios llegaban a Reino Unido. Ahora es Irlanda, cuyos estudiantes tienen un tratamiento especial, pero una parte sustancial se debe a los estudiantes en Irlanda del Norte y el número no ha crecido.
5. Los trenes al continente tienen que viajar con cientos de asientos vacíos.
La línea Eurostar que conecta Reino Unido con Francia, Bélgica y Países Bajos a través del canal de la Mancha ha reducido el número de trenes y el número de pasajeros que pueden viajar en ellos cada día.
Los controles extra en la frontera, la falta de automatización y el recorte de personal crean embotellamientos en particular en la estación de Londres que hacen imposible procesar a todos los pasajeros que podrían viajar en esos trenes. Unos 350 asientos de los 900 asientos disponibles en los trenes a París o Bruselas se quedan vacíos especialmente en los primeros trayectos de hora punta, según reveló hace unos días Gwendoline Cazenave, la consejera delegada de Eurostar. La empresa no vende todos los asientos porque sabe que los pasajeros no podrán pasar los controles a tiempo pese a la indicación de que lleguen una hora y media antes de la salida de su tren.
Reino Unido vendió su participación en Eurostar, que ahora es propiedad de las compañías ferroviarias de Francia y Bélgica y fondos de inversión de Canadá y Estados Unidos. La empresa no tiene los problemas de trenes vacíos en los viajes en el continente, donde se está expandiendo y dice que ha recuperado la totalidad de viajes de negocios de antes de la pandemia y más de un 80% de los turísticos.
6. Los agricultores británicos son más pobres y tienen que desperdiciar cosechas.
Solo en la primera mitad de 2022, frutas y verduras por valor de 22 millones de libras (25 millones de euros) se quedaron sin recolectar por falta de mano de obra en Inglaterra y Gales. El 40% de los agricultores de estas regiones dicen que sufrieron pérdidas de sus cosechas porque no tenían trabajadores suficientes para recogerlas, según una encuesta del sindicato de agricultores NFU, que estima que las pérdidas totales de los agricultores en todo el país en ese semestre se acercan a los 60 millones de libras (68 millones de euros).
La mayoría de los temporeros solían llegar del Este de Europa, sobre todo de los países más pobres como Bulgaria y Rumanía. El año pasado, el Gobierno británico presentó un nuevo sistema para atraer a temporeros de otros países, pero asociaciones laborales aseguran que no cumple con los requisitos mínimos para que se garantice el alojamiento y condiciones de trabajo dignas a esas personas. En cualquier caso, el sector se sigue quejando de falta de personal.
Menos del 4% de los temporeros son de Reino Unido, según la encuesta del sindicato.
7. Hay menos músicos británicos en los festivales europeos.
Los músicos y otros artistas, que a menudo dependen de contratos por obra, se han encontrado con nuevas barreras y normas, por ejemplo sobre el IVA, los permisos de trabajo y el transporte de sus instrumentos.
Cantantes y bandas se han quejado de la falta de interés del Gobierno británico en su situación, que supone en algunos casos la imposibilidad de actuar. Por ejemplo, el grupo londinense White Lies contó el año pasado que tuvo que cancelar un concierto en París porque su equipo se había quedado atrapado en la frontera de Reino Unido en un episodio cada vez más habitual. Se quejó específicamente del sistema “desastrosamente gestionado” por Reino Unido que pone cada vez más difícil los tours europeos a los músicos.
En 2022, los festivales de verano contrataron un 45% menos de artistas británicos en comparación con lo habitual antes de que se pusieran en marcha las nuevas restricciones, según un estudio de Best for Britain, un grupo fundado para oponerse al Brexit y que ahora hace campañas contra el aislamiento del Reino Unido. También fueron menos los músicos del continente que actuaron al otro lado del canal.
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