El billete de un millón ha dejado de existir en Venezuela. Pero no porque las cosas hayan mejorado, más bien todo lo contrario. La inflación trepa sin techo y más del 76% de los venezolanos viven en la pobreza extrema, casi nueve puntos porcentuales más que el año pasado, según la última Encuesta sobre Condiciones de Vida de la Universidad Católica Andrés Bello.
Pero el Gobierno de Nicolás Maduro ha decidido eliminar seis ceros de la moneda. Desde el viernes, se necesitan poco más de cuatro bolívares digitales para comprar un dólar. Un cambio importante si tenemos en cuenta que antes de esta medida se necesitaban más de cuatro millones.
Lo primero que hizo el politólogo venezolano Ricardo Sucre, bien temprano en la mañana del viernes, fue probar la nueva moneda digital. “La principal ventaja es que reduce los ceros y permite un mejor manejo de la contabilidad en las firmas y las cuentas personales”, dice a elDiarioes. “Por ejemplo, en la oficina no sabíamos que hacer con tantos ceros. Las facturas comenzamos a hacerlas a mano para que los ceros entraran en el formato de la factura. Ahora, esto no será así. La desventaja es que es un paliativo, pero el problema inflacionario se mantiene”.
Venezuela cuenta desde el viernes con solo cinco billetes: cinco, 10, 20, 50 y 100 bolívares aunque, en la práctica, la moneda estadounidense es la que usan entre los venezolanos en un país que lleva más de siete años casi sin circulación de dinero en efectivo en las calles.
“La cantidad de bolívares en efectivo hasta la reconversión equivalía a menos de un dólar por habitante. Se supone que si esta medida es medianamente exitosa podría aumentar la cantidad de bolívares en la calle y eso llevaría a agilizar los medios de pago”, dice el economista venezolano, Manuel Sutherland, a este medio.
Sin embargo, esta decisión no representa un cambio de valor de la moneda y, a pesar de ser digital, no es una criptomoneda. Las proyecciones entre los venezolanos, sobre el impacto que esta medida puede llegar a tener, no son buenas. Esperan que termine en un incremento de precios y una devaluación no buscada.
Estas son las claves para entender la medida.
Menos ceros, pero con el mismo valor
La nueva reconversión implica que por cada millón de bolívares soberanos, se obtendrá un bolívar digital o, lo que es lo mismo, se borrarán seis ceros de las cantidades anteriores. Por tanto, el nuevo billete de cien bolívares digitales equivale a cien millones de los antiguos bolívares soberanos.
“No es una devaluación, es simplemente un cambio nominal, se le eliminan seis ceros a la moneda por la cantidad enorme esfuerzo que se necesitaba para hacer cálculos y comprar en la calle. Eso debería implicar que el bolívar pierda o gane valor”, dice Sutherland . “Sin embargo, lamentablemente, en el último día, el bolívar se depreció y el tipo de cambio cambio aumentó un 16%, lo que representa una devaluación de la moneda del 25%”.
Pero eso no se debe a la reconversión monetaria sino a que el mercado de dinero en divisas es muy pequeño en el país. El miedo de los venezolanos a que el bolívar pierda aún más valor y a no poder comprar dólares llevó a incrementar de manera muy rápida la demanda de dólares, según explica el economista.
Este es uno de los efectos no deseados por el Gobierno, que no buscaba con esta medida modificar la tasa de cambio para adquirir otras monedas pero que, sin embargo, ha derivado en una pérdida de valor de su moneda.
No es una criptomoneda
El bolívar digital no es una criptomoneda, ni tampoco tendrá un uso exclusivamente en línea. Lo que busca el Gobierno con esta medida es que los bolívares, casi desaparecidos de las calles, vuelvan a ser utilizados en compras cotidianas.
“El bolívar digital no es una moneda puramente digital como está pasando en China. En Venezuela no pasa por ahí. Este país ya tiene un criptoactivo, el Petro, que trataron de utilizarlo como unidad de cuenta pero esa propuesta nunca terminó de funcionar”, dice Sutherland.
El intento por encontrar soluciones no solo ha llevado a los venezolanos a adoptar monedas extranjeras, y en ocasiones criptomonedas, para tener cierta garantía de estabilidad, sino que también ha llevado a experimentar con formas de pago digitales que no terminaron de funcionar.
Las compras en bolívares pasaron a ser imposibles porque requerían de un número insostenible de billetes, por lo que los comerciantes tuvieron que buscar alternativas como el pago casi exclusivo con tarjeta o a través de plataformas digitales, dos opciones que además son complicadas las fallas en el acceso a internet y los constantes cortes de energía.
Todos los caminos conducen al dólar
La acelerada pérdida de valor de la moneda nacional ha empujado al Gobierno de Nicolás Maduro a avanzar en un proceso de dolarización informal de su economía. La divisa estadounidense pasó de ser su peor enemigo a un aliado en tiempos inciertos.
Según distintas estimaciones, cerca del 70 % de las transacciones cotidianas se realizan en billetes estadounidenses, aunque todavía son muchos venezolanos los que no los tienen a su alcance.
El nuevo bolívar deberá amoldarse a esta situación, al igual que a la convivencia con el dólar y a la baja capacidad adquisitiva de los venezolanos, mientras trata de navegar por la hiperinflación.
Una historia borrando ceros
Pero no es la primera vez que sucede. Esta es la tercera reconversión monetaria de los últimos 15 años.
En 2007, el presidente Hugo Chávez (1999-2013) hizo la primera de este siglo al eliminar tres ceros. En 2018, ya con Nicolás Maduro como presidente, se realizó la segunda, al eliminar cinco ceros a la moneda. Desde ese momento, la devaluación y la hiperinflación no se ha detenido.
“Venezuela es el segundo país con la hiperinflación más larga de la historia. El primero ha sido el de Nicaragua de los ochenta, con el primer gobierno de Daniel Ortega, que duró alrededor de 60 meses.Venezuela ya lleva 45 meses, con una pérdida del 80% de su PIB y ocho años de constate recesión”, dice el economista venezolano.
Por lo que, los especialistas esperan que si hay otra reconversión al menos no sea en tan poco tiempo como fue la de 2018 que duró hasta el viernes.