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Subastas a pie de pista para quedarse con un avión y confiscaciones: la guerra entre países por las mascarillas

Equipamiento llegado a Barcelona en un vuelo de Air China procedente de Shangai, en una imagen de archivo

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La pandemia del coronavirus no solo ha dado un vuelco a la política interior de los países, sino que está generando un conflicto entre los estados afectados por hacerse con los recursos sanitarios disponibles.

Impera la ley del más fuerte para lograr el aprovisionamiento de mascarillas y demás productos sanitarios necesarios para hacer frente a la creciente epidemia de COVID-19. Y para ello, se recurre a compras a proveedores sin homologación, la confiscación de material destinado a otros países e incluso subastas a pie de pista.

Este miércoles, el presidente de la región Gran Este, Jean Rottner, denunciaba que Estados Unidos está comprando, en la propia pista de aterrizaje de los aeropuertos chinos, las mascarillas adquiridas por el Gobierno francés.

“Luchamos las 24 horas del día”, explicaba Rottner en declaraciones recogidas por AFP sobre el intento de que lleguen los productos comprados en el país asiático. “En la pista, los estadounidenses sacan el efectivo y pagan tres o cuatro veces por los pedidos que hemos hecho, por lo que realmente tenemos que luchar”, explicaba.

Esta práctica también ha sido denunciada por el presidente de la región de Provenza-Alpes-Costa Azul, Renaud Muselier. “Un presidente regional nos explicó que su pedido de máscaras había recibido una 'mordida' en el aeropuerto por los estadounidenses, que pagaron tres veces el precio en efectivo”, explico Muselier a la AFP, quien declinó a dar más detalles sobre este incidente.

Mascarillas para España retenidas en Francia

Esta práctica no es la única empleada en la guerra de las mascarillas. Esta semana salió a la luz la confiscación por parte de Francia de un millón de mascarillas destinadas a España durante más de dos semanas. Los hechos, revelados por el semanario francés L'Express, ocurrieron el 5 de marzo, cuando las autoridades galas requisaron un cargamento de cuatro millones mascarillas procedente de la empresa sueca Mölnlycke.

Dos días antes, el presidente francés, Emmanuel Macron, había aprobado un decreto por el cual autorizaba a requisar, hasta el 31 de mayo, las existencias de máscaras de protección respiratoria tipo FFP2 en poder de “cualquier persona jurídica de derecho público o privado”.

Dos de los cuatro millones de mascarillas requisados estaban destinados a España e Italia, los países europeos más afectados por la epidemia, con más de 10.000 muertos con coronavirus en sus territorios. “Nuestros interlocutores estaban llorando, necesitaban urgentemente estas máscaras”, confiesan fuentes de la empresa sueca a L'Express.

El acontecimiento desató un conflicto diplomático entre Suecia y Francia. Cuando el producto, fabricado en China, fue requisado en Lyon, la empresa sueca se puso en contacto con el Gobierno del país para que presionaran al Gobierno francés. Tras dos semanas de tensión, Francia acordó liberar el 50% de las mascarillas para que fueran enviadas a Italia y España.

A raíz de este conflicto, la empresa Mölnlycke, que fabrica material sanitario, ha decidido desviar sus envíos y evitar Francia como país de escala.

Una donación nepalí, retenida en la India

Las historias se repiten en distintos puntos del planeta. Con casi un millón de personas contagiadas por coronavirus en más de 200 estados, cada vez son más países los que buscan mascarillas y demás componentes sanitarios en el exterior.

Este mismo jueves, el alcalde de Cáceres, Luis Salaya, daba por perdido el envío de 50.000 mascarillas quirúrgicas donadas por el Ayuntamiento de Lumbini (en Nepal), debido al bloqueo en las aduanas de la India. Las donación había sido gestionada a través de la Fundación Lumbini Garden, promotora del templo budista previsto en la capital cacereña.

“El país asiático ha prohibido la salida de material sanitario porque también está muy afectado por el COVID-19”, explicaba el regidor en declaraciones recogidas por la agencia Efe.

Por ahora, hay poco más de 2.000 casos detectados en la India, y medio centenar de fallecidos, pero a principios de la semana pasada el Gobierno decretó el confinamiento de sus 1.300 millones de habitantes y los expertos temen el colapso del sistema sanitario por la expansión de la epidemia en las próximas semanas. 

Dificultades para conseguir material en el extranjero

En las últimas semanas, España ha experimentado dificultades a la hora de comprar material sanitario desde el extranjero. El viernes pasado, el Gobierno admitió haber adquirido 640.000 tests a una empresa china que envió componentes defectuosos. Mientras, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, admitió la dificultad de adquirir material en el extranjero después de que no llegaran en el tiempo prometido dos aviones cargados con productos sanitarios procedentes de China.

Algo similar ha ocurrido en Euskadi. El Gobierno de Urkullu ha admitido este jueves el retraso en la entrega de 150 respiradores de UCI, comprados y pagados a China, aludiendo a problemas de “aduanas”.

Ante esta inseguridad en el mercado global, países como Estados Unidos, Francia o España, están haciendo lo posible para convertir sus fábricas en productoras de mascarillas, respiradores y demás componentes sanitarios necesarios para hacer frente a la epidemia.

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