El primer ministro socialdemócrata sueco, Stefan Löfven, ha presentado este miércoles su dimisión, que ya había anunciado el pasado agosto, después de siete años en el cargo y tras haber abandonado ya la presidencia del partido.
Löfven, de 64 años, venía de superar su enésima crisis después de convertirse a finales de junio en el primer ministro en ejercicio destituido por el Parlamento, aunque fue reelegido de nuevo dos semanas después. En junio perdió una moción de censura después de que el Partido de Izquierda, el principal apoyo del gobierno, amenazase al Ejecutivo con retirar sus votos si no reformaba la nueva ley de alquileres. La retirada de la propuesta abrió el camino al regreso de Löfven, pero volvió a dejar en evidencia la frágil situación en la que gobierna desde 2014.
En agostó anunció su retirada: “Llevo casi diez años como presidente (del partido) y siete de primer ministro, años fantásticos en los que me he centrado en hacer lo mejor por Suecia y todos los que viven en este país fantástico. Pero todo tiene un fin y quiero darle a mi sucesor las mejores condiciones”, explicó entonces.
La actual ministra de Finanzas, Magdalena Andersson, se perfila como su sucesora al frente de un nuevo gobierno rojiverde en minoría, al ser elegida la semana pasada líder del Partido Socialdemócrata en lugar de Löfven. Andersson, que podría convertirse en la primera mujer jefa de gobierno en Suecia, deberá someterse a una votación parlamentaria aún sin fecha y para la que necesita asegurarse al menos la abstención de los centristas y del Partido de Izquierda Socialista.