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Los socialdemócratas ganan las elecciones en Islandia a falta de terminar el recuento

Foto archivo. La primera ministra de islandia Katrín Jakobsdóttir . EFE/ J.J.Guillen **POOL**[POOL]

Òscar Gelis Pons

Copenhague —
1 de diciembre de 2024 10:00 h

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La Alianza Socialdemócrata (21,7% de los votos) vence en las elecciones parlamentarias en Islandia, a falta de finalizar el recuento en todas las circuncisiones del país el domingo por la mañana. Durante la jornada electoral del sábado, todos los ojos estaban puestos en una tormenta de nieve que azotó el este del país nórdico, aun así, los comicios se pudieron celebrar con normalidad, aunque hubo retrasos en el recuento de votos. 

Los partidos que formaron parte del anterior gobierno que colapsó en el mes de octubre recibieron un importante revés electoral, perdiendo 18 de los 63 miembros del parlamento respecto las últimas elecciones. La formación que antes estaba en el ejecutivo y que ha sido más castigada ha sido el Movimiento de Izquierda Verde, que con el 2,4% de los votos quedaría fuera del parlamento. El Partido de la Independencia del primer ministro Bjarni Benediktsson (conservadores) habría sido la formación del anterior gobierno que más habría aguantado el golpe, quedando segundo en las elecciones con el 19,2% de los votos). 

La Alianza Socialdemócrata, liderada por Kristrún Frostadóttir, ha conseguido un importante crecimiento electoral ganando 9 diputados, centrando su discurso en la necesidad de invertir más para mejorar el sistema público de sanidad. El alcalde de Reikiavik, el socialdemócrata Dagur Eggertson fue el primero en celebrar los resultados en la cadena de televisión pública RUV: “la socialdemocracia es la clara vencedora, necesitamos un gobierno cohesionado y funcional, pero no será del todo fácil formar gobierno” advirtió durante la noche electoral. En Islandia, los gobiernos de coalición entre tres partidos han sido la norma habitual en las últimas décadas, incluso formando coaliciones entre los partidos de izquierda y las formaciones conservadores, como en el anterior gobierno. 

El debate de la UE vuelve sobre la mesa 

Con la victoria de la Alianza Socialdemócrata los analistas prevén que el partido intentará formar una coalición de gobierno con el Partido Liberal Reformista que ha quedado en tercera posición (15,9% de los votos) aunque las dos formaciones necesitaran otro socio más. Esta posible unión de los dos partidos pro europeístas ha hecho revivir el debate sobre si Islandia debería retomar el proceso para adherirse a la Unión Europea. 

Según una encuesta de Reuters, la idea de que el país debería formar parte de la UE ha tomado fuerza en el último año, con el 45% de ciudadanos que estarían a favor, mientras que el 35% votarían en contra. La crisis económica, y la necesidad de una mayor cooperación con los países europeos tras la invasión de Rusia en Ucrania y la incerteza que aportará un nuevo mandato de Donald Trump para la OTAN, han sido los argumentos a favor de retomar el proyecto europeo. 

Aun así, para iniciar el proceso, las formaciones políticas creen que haría falta realizar un referéndum previamente: “Los socialdemócratas y los liberales quieren formar parte de la UE, pero no quieren reiniciar las negociaciones a menos que primero se celebre una consulta en la ciudadanía porque el tema continúa siendo hoy muy divisivo en la sociedad” dice el politólogo en la Universidad de Islandia Ólafur Hardarson. 

El proyecto de adhesión en la UE no es un tema nuevo en Islandia, ya que ya lo intentó en el año 2009 cuando el gobierno también estaba dirigido por los socialdemócratas. Sin embargo, las negociaciones se suspendieron en el año 2013 con la llegada de un gobierno conservador. Las cuotas pesqueras continúan siendo un importante punto de discordia entre Islandia y la UE, ya que el país nórdico teme que su adhesión exigiría la adopción de las políticas pesqueras comunes, lo que comprometería el control exclusivo que mantiene sobre sus ricos caladeros de pesca. 

La economía en el centro de la campaña 

En la última legislatura, el gobierno de Islandia ha tenido que hacer frente a una serie de violentas erupciones volcánicas en el suroeste del país que provocaron el desplazamiento y el realojamiento de varios miles de personas, lo que también ha tenido un impacto en las finanzas públicas, ya que se tuvieron que reconstruir numerosas infraestructuras. Un año después de la evacuación en la ciudad de Grindavick, muchos residentes aún no tienen asegurada una vivienda, lo que ha provocado las críticas al ejecutivo por haber tardado demasiado en dar una respuesta. A todo eso, las erupciones volcánicas también han afectado con un retroceso en el turismo, en una economía muy dependiente de este sector. 

Más allá de este problema, el estado de la economía ha tenido un papel central durante la campaña electoral, con una inflación anual que llegó a alcanzar su pico más alto (10,2%) en febrero del 2023, y que en el mes de octubre se situaba en el 5,2%, significativamente más elevada que en el resto de países nórdicos y que la media de la Unión Europea, (2,4%). Esta inflación, sumada a los altos tipos de interés, han sido los ingredientes que en los últimos años han provocado una desaceleración económica que no se veía en el país desde la crisis financiera del año 2008. En este contexto, el país también sufre una importante escasez de vivienda asequible agravada por el auge de los alquileres turísticos de corto plazo, que impiden a muchos jóvenes disponer de su primer hogar para emanciparse.  

Otra de las disputas que provocaron el colapso del gobierno es sobre la gestión de los demandantes de asilo, (de los cuales 2 de cada 3 son ucranianos), que han llegado al país insular. En el último año, las llegadas de refugiados han caído hasta la mitad, principalmente a consecuencia del endurecimiento en las políticas migratorias que ha llevado a cabo el gobierno. Uno de los principales retos del país es encontrar alojamiento para los refugiados, ya que en los últimos cuatro años el nombre de peticiones se ha disparado, desde las 1.830 llegadas del año 2020, hasta los 8715 refugiados en el año 2023. “Desde el partido de la Independencia han insistido en que se tenía que endurecer el marco legal para los refugiados, mientras que la formación de Izquierda-Verde ha sido muy reticente a ello, aun así, este debate migratorio apenas ha tenido importancia durante la campaña” explica la politóloga Óskarsdóttir.

Colapso del anterior gobierno y avance electoral 

Los comicios se celebraron después de que el anterior primer ministro del país, Bjarni Benediktsson, del Partido de la Independencia, decidiera disolver el parlamento y convocar elecciones anticipadas ante la falta de acuerdo entre los partidos que formaban el ejecutivo. Desde el año 2021 el país nórdico estaba gobernado por una coalición de ideología política muy desemejante, formada por el Partido de la Independencia (conservadores), el Partido del Progreso (centro-derecha rural), y el progresista Movimiento Izquierda-Verde. Benediktsoon llegó al mando del ejecutivo el pasado mes de abril de forma inesperada, después que la anterior primera ministra, Katrín Jakobsdóttir, de la Izquierda-Verde, dimitiera para presentarse en las elecciones presidenciales, a pesar de que finalmente no consiguió ser elegida. 

Según cuenta la politóloga en la Universidad de Islandia, Stefania Óskarsdóttir, las voces dentro del gobierno para romper la coalición “cada vez se hicieron más fuertes, especialmente por parte de los conservadores y la izquierda-verde”, que mantenían profundos desacuerdos en inmigración, políticas energéticas y en la regulación por el aumento de los costes de vida y de la vivienda, “hasta que la coalición no se pudo sostener más tiempo” dice la experta.

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