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Los socialistas europeos renuncian finalmente a disputar la presidencia de la Eurocámara a los conservadores

La presidenta del S&D, Iratxe García, y el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, el 23 de noviembre de 2021 en la sede de la Eurocámara en Estrasburgo.

Andrés Gil

Estrasburgo —

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Al final, los socialistas europeos tiran la toalla. Han pasado tres semanas desde que el 23 de noviembre el segundo grupo más importante de la Eurocámara decidiera que había que intentar retener la única presidencia de una institución europea en manos de los socialistas, ahora que en enero tocaba renovar los cargos del Parlamento Europeo.

Pero, finalmente, los socialistas no presentarán ningún candidato a una carrera que tampoco se presentaba fácil por la aritmética parlamentaria: los socialistas necesitaban aglutinar a la izquierda, los verdes y buena parte de los liberales. Y que la extrema derecha no se volcara con los populares. Pero, según fuentes socialistas, las exploraciones realizadas en estas semanas por la presidenta del grupo, la española Iratxe García, “mostraban demasiada ambigüedad en Verdes y liberales”.

“Ante esa perspectiva”, explican las fuentes, “se ha optado por no presentar un candidato a una votación muy complicada a la que llegarías con muchas cesiones políticas. Es mejor influir políticamente en lo que queda de legislatura en la agenda legislativa, hacer valer tus votos y llegar en una buena posición para intentar tener la mayoría de la Eurocámara en las próximas elecciones, en mayo de 2024”.

El aún presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, ha defendido este martes por la tarde en la reunión con el grupo socialista “que la mejor opción es no presentar a un candidato socialista”, según fuentes del grupo, “y no dividir a las fuerzas proeuropeístas en un momento clave para Europa”, así como “aumentar la fuerza del S&D en el Parlamento: hay que empezar a negociar sobre contenidos y pilares”.

El grupo de Socialistas y Demócratas suma 145 escaños de 705, mientras que los Verdes son 68 y La Izquierda, 39. Los populares, por su parte, tienen 187 escaños, mientras que los liberales (Renew), 98; los ultraconservadores (ECR), 63; y la extrema derecha (ID), 75 escaños.

Así, el grupo socialista ha considerado que no le salen los números, y tomar la decisión de no presentar candidato y abrir negociaciones con el Partido Popular Europeo para un acuerdo para la segunda mitad de legislatura. En el recuerdo, además, está el duelo entre Antonio Tajani (FI/PPE) y Gianni Pittella (PD/S&D) en enero de 2017, cuando el hombre de Berlusconi en Bruselas se impuso 291-199 al socialdemócrata.

Eso sí, según las fuentes socialistas, la decisión ahora, de momento, “no es apoyar a Roberta Metsola, sino no presentar candidato”. El apoyo a la candidata maltesa de los populares europeos dependerá de esas negociaciones en las que los socialistas reclamarán líneas políticas, pero también poder institucional: los socialistas pueden reclamar prioridades legislativas al principal grupo de la Eurocámara, más vicepresidencias –ahora tienen cuatro los populares y ellos tres, más la presidencia–, presidencias de comisiones o, incluso, el relevo en la poderosa secretaría general del Parlamento Europeo, un puesto clave que está en manos de un alemán, Klaus Welle (CDU), desde 2009.

Por el camino, los socialistas van a perder a David Sassoli (PD/S&D) al frente del Parlamento Europeo, la única figura socialista al frente de una institución comunitaria, en un momento político en el que la familia socialista ha ganado terreno a la conservadora –el mayor ejemplo es el relevo de Angela Merkel por Olaf Scholz en Alemania–.

Sin embargo, en estos dos años y medio los populares, además, se han hecho con la presidencia del Eurogrupo. El presidente saliente era un socialista portugués, Mário Centeno, y la española Nadia Calviño se quedó sin los apoyos necesarios para sustituirlo porque los recibió Paschal Donohoe, ministro de Finanzas irlandés, miembro del partido conservador Fine Gael.

Así, además del Eurogrupo, los populares tienen la Comisión Europea –Ursula von der Leyen– y el BCE –Christine Lagarde–, mientras que los liberales disponen de la presidencia del Consejo Europeo –Charles Michel–. Los socialistas, tras perder la presidencia del Parlamento Europeo, se quedarán sin la presidencia de ninguna institución europea, y tan sólo con la figura del Alto Representante, el español Josep Borrell.

Sira Rego, única candidata progresista

La española Sira Rego (IU), designada por el grupo de La Izquierda (el de Podemos, IU, Syriza, France Insoumise, Die Linke...), hace una semana se convierte, por tanto, en la única candidata progresista, a la espera de saber las negociaciones de Metsola con los Verdes, que no cierran la puerta a presentar una candidata, como podría ser su copresidenta, la alemana Ska Keller, que ya fue candidata en el pasado.

Rego, jefa de la delegación de IU en la Eurocámara y portavoz federal de la organización de Alberto Garzón, ya participó en la carrera por presidir el Parlamento Europeo al inicio de la legislatura, en julio de 2019, cuando se impuso el socialista italiano David Sassoli en virtud del acuerdo entre populares, socialistas y liberales para repartirse los principales puestos de las instituciones europeas.

De acuerdo con aquel pacto, a partir de enero la presidencia debería recaer en el alemán de la CSU Manfred Weber, frustrado candidato a presidir la Comisión Europea, en manos de su compatriota Ursula von der Leyen. Weber no ha querido la presidencia del Parlamento Europeo y ha optado por seguir como presidente de los populares en la Eurocámara, lo que ha abierto la batalla en Bruselas mientras se produce el relevo en Berlín entre Angela Merkel (CDU/CSU) y Olaf Scholz (SPD).

Las candidaturas a la presidencia del Parlamento sólo pueden ser presentadas por un grupo político o por la vigésima parte de los miembros, es decir, 35 eurodiputados. Para ser elegido, un candidato debe obtener mayoría absoluta de los votos válidos emitidos, es decir, al menos la mitad más uno.

La votación es secreta y los votos blancos o nulos no se tienen en cuenta a la hora de calcular la mayoría. La elección se desarrolla por un sistema de vueltas –con un máximo de cuatro– hasta que uno de los candidatos consiga la mitad más uno de los votos emitidos. En caso de que en las tres primeras votaciones ningún candidato haya obtenido la mayoría necesaria, sólo participarán en la cuarta y última votación los dos candidatos que hayan contado con el mayor número de votos.

Tras la elección, el nuevo presidente toma posesión del cargo y puede pronunciar unas palabras antes de la elección de los 14 vicepresidentes y los cinco cuestores.

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