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Los socialistas pierden la alcaldía de Lisboa tras 14 años en el poder

EFE / elDiario.es

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El Partido Socialista (PS) se ha impuesto en caudal de votos en Portugal pero ha sufrido un severo castigo en Lisboa, donde la coalición de derechas liderada por el Partido Social Demócrata (PSD) se ha hecho con la alcaldía con el 34,25% de los votos, frente al 33,30% de los socialistas.

Avanzada la medianoche en Portugal, cuatro horas después del cierre de las urnas, no había todavía datos oficiales que permitieran aventurar si la balanza se inclinará en Lisboa para el socialista Fernando Medina -actual alcalde de la capital- o para el aspirante del Partido Socialdemócrata, el excomisario europeo Carlos Moedas. Finalmente, ha habido una diferencia de poco más de 2.000 votos entre ambos partidos.

Gobernada por los socialistas desde 2007, Lisboa ha sido la gran sorpresa de esta jornada electoral. Ninguno de los sondeos previos dudó de la ventaja de Medina y la subida de la derecha en la capital supone un duro golpe para el partido del primer ministro, António Costa, que se ha involucrado a fondo en la campaña.

“Hoy empieza un nuevo ciclo en Lisboa”, ha dicho Moedas tras conocer su victoria. Un ciclo, ha agregado, “que no acaba aquí”. El excomisario se ha convertido en una amenaza para los socialistas lusos y en un balón de oxígeno para el PSD en un momento delicado para su líder, Rui Rio.

El PS también ha perdido Coimbra, una de sus principales plazas, frente a la coalición de derecha liderada por el PSD, aunque los socialistas mantendrían Almada -al sur de Lisboa-, la sexta más poblada del país.

En la segunda gran ciudad del país, Oporto, no hubo sobresaltos y el independiente Rui Moreira podrá gobernar durante un tercer y último mandato.

Resultados

La jornada electoral ha estado marcada por la abstención, del 46,32%. Escrutado el 99,87% de los votos, el PS se consolida como la fuerza más votada con el 34,34%, seguido a distancia por el PSD -13,30%-, pero el varapalo de Lisboa ha caído como un jarro de agua en las filas socialistas, en las que se había instalado el optimismo alimentado por las encuestas previas a los comicios.

Por el contrario, los buenos resultados en Lisboa y Coimbra suponen un respiro para el PSD, que arrastra una crisis desde hace varios años y que ya cosechó sus peores resultados en los comicios de 2017, apenas el 16,08% de los sufragios.

De confirmarse, podrían respaldar el liderazgo de Rui Rio, presidente del PSD desde 2018, que ha repetido en varias ocasiones que para él las municipales son más importantes que las legislativas y cuyo futuro al frente del centro-derecha podría depender de la noche de este domingo.

El partido ultraderechista Chega ha obtenido el 4,16% de los votos en sus primeras municipales. En su último test en las urnas, en las presidenciales del pasado enero, su líder, André Ventura, fue el tercer candidato más votado con el 11.9% de los votos.

En esta convocatoria aspiraba a trepar hasta convertirse en tercera fuerza política, un ambicioso objetivo que ha no ha cumplido, quedando relegado a un sexto puesto.

Elecciones post-COVID

Las elecciones de este domingo fueron el primer examen a las urnas de la era post-COVID. Se renuevan 308 ayuntamientos y otros órganos locales para los próximos cuatro años, en los que los regidores serán responsables de “gastar gran parte del dinero de los presupuestos y de los fondos europeos” para hacer frente a la situación económica y social tras la pandemia, como ha recordado el presidente luso, Marcelo Rebelo de Sousa, tras votar.

La cita electoral encontró al país con el 85% de la población ya con la pauta de vacunación completa y a punto de levantar la mayoría de las restricciones impuestas por la pandemia.

Este domingo se notificaron dos muertos por COVID-19, mínimo desde el 6 de julio, y 599 contagios, la tercera cifra más baja en tres meses, solo superada por el dato de dos lunes (cuando las infecciones suelen ser más bajas porque el fin de semana se hacen menos test). La incidencia a 14 días está en 127,3 casos por 100.000 habitantes.

Con esta situación, los portugueses no creen que la pandemia fuera determinante para acudir o no a votar: “El efecto será nulo”, anticipaba a EFE un votante tras depositar este domingo su papeleta en un colegio del centro de Lisboa.