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El 'Sofagate' o cómo el protocolo machista de Erdogan con la presidenta de la Comisión Europea hace mella en el corazón de la UE

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
12 de abril de 2021 22:07 h

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Hay quien piensa que lo que es difícil de entender y manejar es que la Unión Europea tenga tantas instituciones, VIPs y altos cargos. Hay quien se queja en Bruselas de que tan pronto viaja el jefe de la diplomacia, Josep Borrell, como el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, o alguno de sus 26 comisarios. Pero en lo que hay unanimidad en una ciudad con tanta pluralidad de grupos políticos, de think tanks y de lobbys de todo orden, es en que la Unión Europea volvió a salir dañada de una misión internacional. Y esta vez por errores propios: el Sofagate.

Si hace unos meses el Alto Representante, Josep Borrell, recibió duras críticas por una rueda de prensa en la que el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, se explayó a gusto, sin que él replicara, antes de que expulsara de Rusia a tres diplomáticos de países de la UE y sufrió el escrutinio de la Eurocámara mientras en el Kremlin se frotaban las manos, esta vez quien ha puesto la trampa ha sido Recep Tayyip ErdoÄŸan. Y los máximos dirigentes de la UE han caído en ella dócilmente, quienes fueron elegidos para su cargo en verano de 2019 precisamente por lo que no eran: grandes líderes políticos europeos.

En particular, el presidente del Consejo Europeo, el liberal valón belga Charles Michel; el señor que se dirige en raudo a un sillón porque sabe que le está asignado ante la mirada atónita de la presidenta de la Comisión Europea, a quien incomprensiblemente le sorprende el protocolo machista en el último minuto diseñado por el presidente turco y al que había dado su visto bueno el Consejo Europeo sin haber pasado por las autoridades de protocolo de la Comisión en Bruselas porque no viajaron a Ankara.

Es decir, un cúmulo de errores que termina con la imagen por los suelos de un presidente hombre que se aferra a la silla mientras deja impasible que la presidenta mujer se vaya al sofá, cosa que sabía de antemano ante la ignorancia de su colega. Y una Unión Europea que traslada hacia el exterior una imagen de descoordinación y falta de profesionalidad.  En ese momento, Michel podría haberse puesto de pie e invitar a la presidenta a sentarse ella misma, o permanecer de pie y solicitar un segundo asiento. Pero optó por amarrarse a la silla y quedarse en silencio.

“No volverá a ocurrir”, ha zanjado este martes por la tarde visiblemente molesta Von der Leyen en su comparecencia ante la Conferencia de Presidentes del Parlamento Europeo –los jefes de los grupos políticos: “Me he sentido herida como mujer. Me he sentido sola como mujer y como presidenta de la Comisión Europea”. Mientras, Michel, ha pedido disculpas por las consecuencias que esta situación ha provocado“, ha explicado la presidenta de los socialistas europeos, Iratxe García, a la salida de la reunión: ”Y yo creo que es un primer paso. Como mujer, como europea y como socialdemócrata he aceptado las disculpas, porque evidentemente como mujer, como europea y como socialdemócrata me he sentido ofendida por esa imagen. Y es importante, y así se lo ha hecho saber, que en el debate que se celebre dentro de dos semanas en el pleno del Parlamento [en la semana del 26 de abril, cuando comparecerán para explicar ante la Cámara el incidente), ambos presidentes nos presenten una propuesta de cómo prevenir este tipo de conflictos diplomáticos“.

Según fuentes del Consejo Europeo, Michel “ha reiterado públicamente sus disculpas y ha insistido en la unidad de la UE, así como en la necesidad de avanzar y centrarse en las prioridades y desafíos de la UE”.

“Es un conflicto protocolario o diplomático que ha atacado a la imagen y a la perspectiva de género, pero también afecta al prestigio de la Unión Europea en el mundo”, ha proseguido García: “Y no nos podemos permitir en este momento esa situación. Por lo tanto, es obligación del Consejo y de la Comisión, de ambos presidentes, presentarnos una propuesta al respecto para que esto no vuelva a ocurrir”.

“Como se puede ver en el vídeo, ella se sorprendió”, ha explicado el portavoz de la Comisión Europea, Eric Mamer: “Pero ella prefirió comportarse de acuerdo con las maneras que esperan los ciudadanos. La presidenta debería haberse sentado como el presidente del Consejo Europeo y el presidente turco, pero ella decidió seguir en la reunión y ha pedido a su equipo que se asegure de que un incidente así no se repita en el futuro. Pero tampoco queremos hacer un problema de esto en público, lo que no significa que no sea importante. Ella espera que la institución que representa sea tratada con el protocolo necesario y se tomarán medidas para que este incidente no se repita en el futuro. El equipo de protocolo no está viajando con los líderes ahora debido a la COVID-19 y no vio el plan de antemano”.

Mientras tanto, Erdogan, a quien el primer ministro italiano, Mario Draghi, definió como una suerte de dictador, ha conseguido que no se hable de la ausencia de libertades en su país ni de su abandono del Convenio de Estambul, porque la conversación en Bruselas se centra en la actuación de sus máximos representantes.

Este lunes, Michel, a quien su gabinete define como “jefe de Estado” mientras asignan a Von der Leyen el rol de “primera ministra” para justificar el desaguisado, se ha reunido por primera vez con la presidenta del Ejecutivo comunitario desde el viaje a Turquía del 6 de abril. Como reconoció el jueves por la noche en la televisión belga, no habían hablado desde entonces, lo cual es un síntoma del gran malestar que hay entre ellos. El ambiente es realmente tenso, y quien cruza la calle, esta vez, ha sido el presidente del Consejo Europeo, quien ya ha recibido una propuesta de la Comisión Europea para que no vuelvan a pasar incidentes como el de Ankara. Unos incidentes que, por otro lado, nunca habían pasado antes cuando el presidente del Ejecutivo comunitario era hombre.

Según ha publicado Politico, el jefe de gabinete de Von der Leyen, Björn Seibert, presentó el viernes un plan –que no termina de convencer al gabinete de Michel– de cinco puntos a su homólogo del Consejo, Frédéric Bernard, abordado en la reunión de este jueves, sobre cómo mejorar la cohabitación y cómo evitar que un tercer país sea el escenario de los juegos de poder de Bruselas. El punto principal del plan, según el equipo de Von der Leyen es un compromiso de las instituciones y de los líderes de velar por los intereses de los demás con respecto al protocolo de cualquier tercer país en el futuro. Es decir, señalan que lo que ocurrió en Ankara, calificado por muchos como “humillación” hacia la presidenta de la Comisión Europea, fue con la aquiescencia del Consejo Europeo.

Así, según fuentes comunitarias, la presidenta de la Comisión “ha dejado claro [a Michel] que no permitirá que vuelva a ocurrir una situación así”.

Michel es consciente de que su reacción le resta posibilidades para algo que ansía: que su mandato no se quede en dos años y medio, sino que agote los cinco máximos posibles.

Pero tiene a mucha gente enfadada, y no sólo los grupos políticos que, según comunicaba la presidenta de los socialistas europeos en la Eurocámara, les han convocado también a la sesión plenaria, en la última semana de abril.

Colectivos de mujeres, como la Fondation Millennia2025 Femmes et Innovation, están recogiendo miles de firmas para una carta en la que le piden directamente la dimisión a Charles Michel.

Von der Leyen expresó su desaprobación en el momento, y podría haberse quedado de pie o salir de la habitación, pero prefirió tomar asiento en el sofá. Erdogan, “Mientras tanto”, reza la carta de la Fondation Millennia2025, “el dictador observaba como la UE trasladaba la imagen de conflicto interno, falta de inteligencia y de reacción por parte del presidente de su Consejo, en un momento en el que la cuestión de la entrada de Turquía en la UE constituye un debate serio y sin resolver”.

Este domingo, según publica la prensa turca, ha expresado su opinión sobre lo ocurrido en una reunión de la rama de mujeres de la Unión de Demócratas Internacionales (UID), una organización no gubernamental (ONG) turca, en Estambul: “Los políticos que fracasan en política exterior se quedan atrapados y anteponen sus rivalidades personales a sus cargos, y tratan de camuflar su insuficiencia atacándome a mí ya los musulmanes”. Así, según Erdogan, la islamofobia se ha convertido en uno de los instrumentos utilizados por los políticos occidentales para encubrir sus fracasos.

“Eso sí, Michel en todo momento ha evitado admitir su culpa y su responsabilidad en el protocolo machista de Erdogan, quien el 20 de marzo anunció que su país se salía del Convenio de Estambul para prevenir y combatir toda violencia contra las mujeres y la violencia doméstica”, dice la carta del colectivo de mujeres: “Al asumir ostensiblemente el liderazgo como hombre sobre una mujer que es su igual político, le ofrece un refuerzo al dictador sobre la política que quiere imponer a las mujeres y niñas de Turquía, 15 días después de la decisión autoritaria que tomó de violar la igualdad de género, implícitamente. autorizando toda violencia contra mujeres y niños en Turquía”.

Y concluyen: “Teniendo en cuenta estos tres graves errores, es obvio que una frágil disculpa no resolverá el vacío político que ha creado para Europa ante sus ciudadanos ni ante el mundo cuya mayoría de órganos de prensa se han hecho eco del incidente. Por tanto, pedimos su dimisión del cargo de presidente del Consejo Europeo”.

Otro colectivo, la Junta de Mujeres Líderes Políticas (WPL), ha difundido una nota en la que afirman: “Ya es hora de deshacerse de los estereotipos nocivos, de cambiar la imagen de los roles de liderazgo que sigue centrándose en los hombres, y de garantizar el respeto mutuo y la igualdad entre hombres y mujeres en los ámbitos político y de toma de decisiones”.

“Necesitamos que los líderes masculinos trabajen como aliados y agentes de cambio para desmantelar las percepciones de prejuicio, y no para perpetuarlas”, añaden en la carta encabezada por la presidenta de la Junta de WPL y ex primera ministra de Nueva Zelanda (1999-2008), Helen Clark.

La WPL es la red mundial de mujeres políticas, cuya misión es aumentar tanto el número como la influencia de mujeres en puestos de liderazgo, ya que “se calcula que se necesitarán 145,5 años para alcanzar la paridad entre hombres y mujeres” en este terreno, precisan.

Las otras siete integrantes de la Junta de la WPL y firmantes de la carta son la presidenta y fundadora de esta organización, Silvana Koch-Mehrin; la exvicepresidenta del Banco Mundial para la región de África (2007-2012) Obiageli “Oby” Katryn Ezekwesili y la expresidenta de Ecuador (1997) y presidenta Ejecutiva de la Fundación FIDAL, Rosalía Arteaga.

Completan el cuadro directivo la vicepresidenta de Liberia, Jewel Howard-Taylor; la presidenta de Eurochild y expresidenta de Malta (2014-2019), Marie-Louise Coleiro Preca; la presidenta del Consejo de Ginebra para Asuntos Internacionales y Desarrollo (GCIAD), Nurhayati Ali Assegaf; y la presidenta del Consejo del Foro Mundial de Reikiavik, Hanna Birna Kristjánsdóttir.

“El acceso de las mujeres a la política en todo el mundo no solo se ve obstaculizado por barreras estructurales, socioeconómicas, institucionales y culturales, sino que las que han conseguido romper el techo de cristal de la política pueden enfrentarse a más barreras una vez que ocupan un alto cargo”, destacan las ocho firmantes.

Michel, quien no ha reaccionó hasta más de un día después de difundirse las imágenes del protocolo machista de Erdogan, publicó un post en Facebook dando su versión de los hechos, sin disculparse por ocupar la única silla reservada para el invitado de Erdogan en lugar de Von der Leyen, sino reclamándose “triste” por los hechos.

“Lo lamento por dos razones”, ha dicho Michel: “Primero, por la impresión que da de que he sido indiferente a la torpeza del protocolo frente a Ursula. Aún más cuando es un honor para mí participar en este proyecto europeo, del que dos de las cuatro instituciones principales están dirigidas por mujeres, Ursula von der Leyen y Christine Lagarde. Y también orgulloso de que una mujer, la primera en la historia, me sucediera como primera ministra de Bélgica. Por último, me entristece, porque esta situación ha ensombrecido el importante y beneficioso trabajo geopolítico que llevamos a cabo juntos en Ankara, y del que espero que Europa coseche los frutos”