La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería para siempre
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La derecha logra una contundente victoria sobre Tsipras y alcanza la mayoría absoluta

Andrés Gil

Enviado especial a Atenas —

Derrota de Alexis Tsipras. Y la derecha acaricia la mayoría absoluta. Los datos oficiales, con el 78% escrutado, confirman los sondeos a pie de urna que pronosticaban la derrota de Alexis Tsipras y Syriza y el triunfo de la derecha de Nueva Democracia y Kyriakos Mitsotakis. Como ya ocurrió en las elecciones locales y europeas del 26 de mayo, Syriza vuelve a perder. El primer ministro griego ha reconocido ya la derrota y ha felicitado al vencedor, Mitsotakis, por teléfono.

El traspaso de poderes se efectuará este lunes, después de que Mitsotakis jure en el cargo ante el presidente del país, Prokopis Pavlópulos, previsto para las 13.00 hora local –12.00 hora peninsular española–.

El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, ha sido uno de los primeros dirigentes internacionales en felicitar a Mitsotakis.

Tsipras convocó estas elecciones precisamente tras la derrota del 26 de mayo. Entonces, Syriza logró un 23,8%, mientras que Nueva Democracia alcanzó el 33,1%. Diez puntos de diferencia que, a tenor de los resultados, se han convertido en una losa imposible de revertir en un mes y medio.

Según los primeros resultados oficiales, con el 78% escrutado, se confirma la tendencia de los sondeos a pie de urna. Nueva Democracia llega al 39,6% (logró un 28% en 2015); mientras que Syriza se quedaría en el 31,6% (consiguió un 35% en 2015). Kinal –antiguo PASOK–, estaría en el 7,9% (6,3% en 2015), mientras que los neonazis de Aurora Dorada podrían quedarse fuera con un 2,99% (6,9% en 2015). El KKE –Partido Comunista de Grecia– estaría en un 5,4% (5,5% en 2015), mientras que Yanis Varoufakis entraría con el 3,5%. Los ultraconservadores de Solución Griega entrarían con un 3,7%, mordiendo más de la mitad del electorado de Aurora Dorada.

La proyección de los 300 escaños del Parlamento, incluido el plus de 50 escaños automáticos para la candidatura que quede primera, sería la siguiente: Nueva Democracia, 158 (ahora tiene 75), ocho por encima de la mayoría absoluta; Syriza 86 (ahora tiene 145); Kinal, 22 (ahora está en 17); KKE, 15 (ahora tiene 15); Mera25, 9 (entraría de nuevas); Aurora Dorada, 0 (está en 18); Solución Griega, 10 (entra de nuevas).

A pesar de los resultados de las europeas, Tsipras lo ha intentado todo: ha tirado de pragmatismo, pero también de épica. Se ha vestido de primer ministro, recordando que en agosto de 2018 acabó el rescate de la UE y que han mejorado las cifras de empleo y de la actividad económica. Pero también ha hecho coincidir las elecciones con el hito más dramático de la reciente historia política griega: el 5 de julio de 2015, cuando el referéndum del Oxi supuso un no atronador a la troika, cuando Tsipras encarnó la soberanía griega frente a los dictados económicos de la UE y el FMI.

Pero cuatro años después el recuerdo de aquellos días para muchos, también, es el recuerdo de lo que no pudo ser: al final, hubo memorándum; el tercero, quizá el más suave de los tres, pero hubo. Y también hubo acuerdo para reconocer a Macedonia del Norte, algo criticado duramente por la derecha nacionalista.

“Pedí un mandato fuerte y me lo han dado con generosidad. No defraudaré sus esperanzas”, declaró Mitsotakis tras la victoria electoral. “Comienza una nueva pero bonita lucha. Mitsotakis anunció que el Parlamento trabajará todo el verano ”porque el futuro no puede esperar“.

“Hoy nos hemos quedado a cuatro puntos de nuestro triunfo de 2015; hoy hemos recibido un mandato para cambiar el partido, para construir un movimiento de izquierdas, con raíces y en la gente trabajadora. Haré todo lo posible para transformar Syriza en un gran movimiento progresista y democrático para este país”, ha anunciado Tsipras. “Hoy”, ha concluido, “termina un ciclo difícil, vamos a mirar y evaluar lo que hicimos bien y mal, no voy a negar mi responsabilidad, nunca lo he hecho. Hay que hacerlo para mirar al futuro, hacer cambios para avanzar más fuete que nunca. He aprendido a luchar y trabajar duro, quien no lucha y no trabaja duro no comete errores. Los que luchan cometen errores y aciertan, pero se levantan cuando caen. Mañana estaremos aquí, presentes”.

“La esperanza no se ha muerto”, razonaba el eurodiputado de Syriza Kostas Arvanitis: “La puedes ver en los barrios populares. Por ejemplo, no ves gente comiendo de la basura, se han creado estructuras para la gente sin techo, dos millones y medio sin Seguridad Social ahora tienen acceso al sistema de salud gratis, antes había gente que se moría en la calle, tenemos comidas gratis en las escuelas, ahora los que no tienen trabajo pueden ir gratis en el transporte público, hay miles de nuevos empleos, hay reglas en el mercado de trabajo, convenios colectivos, se ha anulado el salario submínimo para jóvenes de menos de 24 años. Syriza hizo política de verdad en la ruina total. El lema de las elecciones en septiembre de 2015 era 'paremos la catástrofe'. Es lo que se ha hecho, no se ha traído el socialismo, pero tampoco teníamos el mandato. El mandato era parar la catástrofe y ahora hay superávit en las arcas públicas del Estado, y tenemos al PASOK y Nueva Democracia que deben al pueblo griego 500 millones de euros”.

Sissy Vovou, quien fue miembro de la dirección de Syriza hasta el verano de 2015 y compitió con Tsipras por liderar el partido en el congreso fundacional de la Syriza unificada, en 2013 –logró un 4,69% frente al 74%–, afirma: “Tsipras traicionó el OXI, y si estamos para adoptar recetas de derechas, es mejor irse. Tsipras hizo concesiones a la troika, y se acomodó al establishment, el memorándum, todo... Y ahora la derecha está fuerte, y nosotros tendremos que construir un nuevo gran movimiento, feminista, con la gente trabajadora y centrado por la crisis climática”.

El politólogo Dimitris Christopoulos explica que Tsipras “ha querido comprar tiempo, pero cuando aplicas un programa de rescate, que supone un sacrificio, tarde o temprano tienes que pagar por ello. Ellos decidieron aplicar el memorando, aplicaron políticas en las que no creían, y tiene sus consecuencias. Y están las grandes expectativas creadas, los equilibrios, la falta de experiencia en la administración, la arrogancia postbonapartista de algunos de ellos... Pero eso ya es decoración del paisaje. La cuestión no es esa, sino si Syriza seguirá ocupando la posición del PASOK dentro de unos años, si se va a consolidar, si va a acelerar su paso de una izquierda radical a una izquierda socialdemócrata clásica, en ser el dominador de su espacio, teniendo en cuenta que la izquierda siempre es más agitada”.