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El STOP Desahucios llega a Alemania: un grupo se organiza para evitar desalojos en Berlín

Varios cientos de berlineses se han levantado esta mañana más temprano de lo habitual y a las seis ya estaban plantados ante el número 8 de la calle Lausitzer para evitar el desahucio de una familia. Tomando como ejemplo las sentadas de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas española, con quienes mantienen contacto y asesoramiento, ya el pasado 22 de octubre la Plataforma “Evitemos los desahucios” (Zwangsräumung verhindern, en alemán) consiguió mediante una sentada pacífica detener y posponer la ejecución.

Un grupo de samba se encontraba hoy tamborileando frente a la casa ya desde las seis. Durante toda la noche, la Plataforma había organizado actividades culturales relacionadas con la problemática de la vivienda en Alemania y ofreció un desayuno antes de comenzar la sentada. En esta ocasión los manifestantes eran mucho más numerosos que en octubre y la concentración se extendió por varias calles adyecentes.

La policía berlinesa, asimismo, había preparado un dispositivo con numerosos antidisturbios y una docena de furgones policiales a los que se sumó un helicóptero. Los funcionarios formaron varios cordones policiales impidiendo la circulación de peatones hasta el número 8 y en dos calles adyecentes. Para evitar la llegada de más manifestantes llamados por la plataforma a través de Twitter, hasta tres horas más tarde, sobre las nueve, la policía decidió cerrar la estación de tren Görlitzer Bahnhof y detener la circulación de la línea de metro U1.

Al final de la manifestación hubo enfrentamientos entre la policía y los manifestantes. Según la portavoz de prensa de la Plataforma, al menos treinta manifestantes resultaron heridos por los golpes de las porras y por el uso de gas pimienta. Asimismo once personas fueron detenidas. Un coche policial acabó con las ruedas rajadas. Tras el desahucio se ha llevado a cabo una manifestación espontánea por las calles del barrio de Kreuzberg. El sábado pasado la plataforma ya llevó a cabo una manifestación que anunciaba una fuerte resistencia por parte de los vecinos al desahucio.

A pesar de llevarse a término la expulsión de la familia de su hogar, la Plataforma ve la acción como “un éxito rotundo. La ejecutora tuvo que entrar por la puerta de atrás protegida por la policía mientras los vecinos gritaban en las ventanas armándola con cacerolas”.

Una familia sin deudas y con trabajo

Las cinco personas desahuciadas esta mañana, madre, padre y tres hijos, vivían en el inmueble desde hace 14 años. Ambos progenitores tienen trabajo en la actualidad. Ella trabaja en una guardería como cuidadora y él es pintor. A pesar de que no tienen deudas de alquiler, esta mañana la agente del juzgado ha procedido a su desahucio. La razón es una decisión judicial tras varios retrasos en el pago del incremento del alquiler hace dos años, debido a que ambos se oponían a dicho aumento y lo llevaron a los tribunales. Más tarde pagaron la subida después de que el juez le diese la razón al arrendador. Sin embargo, al pagar demasiado tarde dicho aumento, este truco legal ha permitido al arrendador echarlos hoy de su vivienda.

eldiario.es pudo visitarles anoche. La familia se encontraba en el piso de los abuelos, que viven en la vivienda superior. Sus pertenencias ya estaban empaquetadas. “Muchas cosas hemos tenido que venderlas o regalarlas porque no cabían aquí”, asegura la mamá. Cuando la familia se mudó al inmueble, hace más de una década, se dedicaron a arreglar el piso, que no era de nueva construcción, y para ello invirtieron 20.000 euros y estuvieron seis meses en obras.

El trato verbal con el arrendatario fue que más tarde comprarían el piso. Pero éste decidió vender el bloque poco después a una inmobiliaria y desde entonces, aseguran, no les han dejado vivir en paz. “Lo más frustrante de todo es saber que nos están desahuciando para buscar nuevos inquilinos que paguen el doble de alquiler, y que los juzgados permitan tal aberración”, cuenta el papá. Según él, varios vecinos ya se han marchado por el acoso de los arrendadores.

La familia tiene sus amistades en el barrio, así como a los abuelos. El desahucio de esta mañana les impedirá encontrar otra vivienda cercana, pues los precios de los alquileres en el centro de Berlín han experimentado un aumento continuado en los últimos años.

Españoles, italianos y griegos también especulan en Berlín

“Allá donde se pueda ganar más dinero con nuevos alquileres que con los actuales, aumenta el estímulo de los propietarios por deshacerse de los arrendatarios”, asegura el sociólogo de la Universidad Humboldt al periódico junge Welt. Junto al aumento de los alquileres y el cambio de propietarios de los inmuebles, se suma a la problemática el hecho de que las personas que reciben ayudas para pagar el alquiler tienen un tope que no pueden traspasar.

Como en ciertos barrios han subido de forma desorbitada los alquileres, las economías más vulnerables se ven obligadas a mudarse al extrarradio para poder seguir percibiendo las ayudas del estado, dejando atrás sus lazos sociales en el barrio donde, en numerosas ocasiones, vivieron toda la vida. No existen datos oficiales sobre el número de mudanzas forzosas de este tipo.

El llamado proceso de “gentrificación” consiste en un aumento del precio de los objetos inmobiliarios en el centro de las ciudades que lleva a una subida en el precio de compra y de alquiler de la vivienda. Las personas con ingresos más bajos se ven marginadas del centro hacia la periferia y es éste un fenómeno que se observa en la myoría de capitales mundiales.

En Alemania y en especial en Berlín, dicho proceso se ha visto acelerado en los últimos años por la crisis de deuda de la eurozona. Las casas en suelo alemán se han convertido en un valor que se cree seguro para invertir. De ahí que numerosos españoles, italianos y griegos con dinero vengan a Alemania a invertir su capital en objetos inmobiliarios. Varios medios alemanes, entre ellos el semanario Spiegel, se hacen eco del fenómeno y explican que en los últimos meses en algunas inmobiliarias hasta un tercio de los clientes son sudeuropeos ricos que huyen de la crisis y que amenudo pagan las viviendas que compran en metálico.