Aquel día, Tamika Mallory estaba furiosa. Por eso pronunció las contundentes palabras que la han convertido en uno de los rostros visibles de las protestas contra el racismo y la brutalidad policial en Estados Unidos: “La razón por la que se están quemando edificios no es solo por la muerte de nuestro hermano George Floyd. Es para decir a la gente que vive en todos los estados del país que ya basta”. Su discurso corrió como la pólvora en las redes sociales. “La tierra de la libertad' no lo ha sido para los negros. La violencia la hemos aprendido de vosotros”, dijo.
Tamika Mallory atiende a eldiario.es desde Nueva York, donde nació y donde reside. El fin de semana pasado se trasladó a Minneapolis para acompañar a los manifestantes de la ciudad en la que George Floyd rogó por su vida bajo la rodilla del policía que lo asfixió. Durante el viaje de nueve horas, no se podía quitar de la cabeza a Floyd llamando a su madre en sus últimos momentos. Pero lo que realmente le enfadaba, dice, es que no era la primera vez que se le encogía el pecho así, que ya lo había sentido antes a lo largo de sus 39 años.
Aunque asegura estar todavía “enfadada y convencida”, Mallory también tiene esperanza. La razón, dice, se encuentra en las movilizaciones que desde hace 10 días llenan las calles a lo largo y ancho de Estados Unidos. “Las protestas, la juventud y la gran diversidad que he visto me hacen sentir que vamos en la dirección correcta, como si tuviéramos una sociedad más consciente, y que la conciencia va en aumento”, señala esta destacada activista que lleva desde la adolescencia trabajando por los derechos civiles, también en el feminismo y el control de las armas.
“Obviamente hay mucho trabajo por hacer. Pero deberíamos detenernos y reconocer cuándo logramos pequeñas victorias”, indica. Se refiere a la que ha sido una de las principales demandas de las protestas, la detención y la acusación de los tres policías que acompañaban en el momento del arresto a Derek Chauvin, el agente que asfixió a Floyd y se enfrenta a un cargo de asesinato en segundo grado. Dice que no fue capaz de ver hasta el final el vídeo en el que puede verse cómo agoniza durante casi nueve minutos. “Me rompe el corazón que su familia haya tenido que ver esas imágenes, nadie debería pasar por algo así. La parte más dolorosa es cuando llama a su madre, creo que es lo que ha destrozado a tanta gente”, apunta.
Pero Mallory recuerda que no ha sido solo una muerte. Han sido muchas. Y a su juicio, en un contexto difícil como es la pandemia de COVID-19. “La gente está realmente traumatizada en este momento. No podemos pasar por alto que la gente ha estado encerrada en sus casas por el coronavirus, lo que genera su propia ansiedad y frustración. Y luego vimos el asesinato de Ahmaud Arbery en Georgia, seguido por el asesinato de Breonna Taylor. Y luego, la tortura y el asesinato de George Floyd. Todo esto ha sido demasiado y la gente ha llegado al punto de ebullición. Ha sido el catalizador para que tanta gente salga a las calles. También la sensación de que durante días no pasaba nada y los policías no eran detenidos”, sostiene.
Las protestas se ven alimentadas por la sensación de impunidad, de que los casos de brutalidad policial parecen no tener consecuencias. ¿Por qué pasa? “Porque el supremacismo blanco y el racismo sistémico están arraigados en la cultura estadounidense. Y por tanto, el sistema de Estados Unidos no está diseñado para responsabilizar a los policías por matar a los negros. Es lo que pienso”, responde Mallory.
“No necesitamos disturbios, nuestra unidad basta”
Cuando la semana pasada llegó a Minneapolis, epicentro de las protestas, había “gente por todas partes”, recuerda la mujer. “Había diferentes marchas en diferentes lugares. Había policía militarizada en las calles. Había un montón de grafitis en los que la gente escribía los nombres de otras personas que habían sido asesinadas por la policía. Había mensajes sobre EEUU, palabras muy apasionadas por toda la ciudad. Era arte y destrucción. Y después de los primeros días, hubo daños en algunos edificios”, relata.
Los disturbios fueron precisamente uno de los ejes de su discurso viral. A lo largo de estos días, se han sucedido manifestaciones pacíficas durante la mayor parte del tiempo, pero también enfrentamientos, saqueos e incendios, normalmente cuando cae la noche. “La gente debe saber que podemos lograr lo que necesitamos sin disturbios. Nuestra unidad es suficiente. No justifico el saqueo o el vandalismo. Pero la gente no estaba saqueando ni vandalizando antes de que George Floyd fuera asesinado. Así que si queremos resolver esto y sacar a la gente de las calles, si queremos devolver el orden a nuestra sociedad, entonces tenemos que hacer frente a lo que causó el levantamiento en primer lugar, el asesinato de George Floyd”, opina.
Muchos temen que los actos violentos acaben empañando el fondo de la protesta, pero Mallory no piensa así. “La gente es muy consciente del problema principal. Muchos hemos estado haciendo entrevistas y hablando en ruedas de prensa, o coordinándonos con las comunidades, hemos sido muy consistentes con nuestros mensajes. E incluso cuando los medios de comunicación intentan cambiar de tema con los saqueos y el vandalismo, estamos constantemente volviendo a enfocar la conversación en el asesinato de George Floyd”, apuntala.
Se considera que Estados Unidos no había vivido un estallido social similar desde 1968, tras el asesinato de Martin Luther King. “Sí, desde luego esta protesta está siendo más fuerte que cualquiera que hayamos visto en mucho tiempo. Incluso en los 60, no creo que la gente marchara por todo el mundo para apoyar nuestra causa en EEUU”, coincide.
Menciona otro precedente, la Marcha de las Mujeres que recorrió Washington en 2017, de la cual ella fue una de las organizadoras, lo que le valió un hueco en la lista de las 100 personas más influyentes del año elaborada por la revista Time. “Creo que fue la primera vez en la historia estadounidense en la que gente de todo el mundo marchó por un tema y en muchos lugares. Sin embargo, este momento en particular es aún más fuerte”, señala la mujer, que dirige su propia firma de planificación estratégica en Nueva York.
El “no puedo respirar” de George Floyd se ha convertido ya en un grito global contra el racismo. La activista se muestra conmovida por la cantidad de protestas convocadas por todo el mundo en solidaridad con EEUU, como la que se ha organizado para este domingo en varios puntos de España. “Es muy bonito y creo que ayuda a expandir el movimiento, no solo como un problema de las personas negras, sino un problema mundial. Y ese tipo de apoyo es lo que necesitamos para cambiar realmente el mundo. El asesinato de George Floyd es una vergüenza para Estados Unidos, porque el resto del mundo está mirando. Estoy agradecida y estoy segura de que la familia de Floyd lo está también por todas las personas que han decidido involucrarse en este problema”.
“Trump es responsable en gran medida de la violencia”
Ante la posibilidad de que el movimiento se desinfle en los próximos días tras la detención de los policías, la activista considera clave que las protestas continúen durante el juicio para apoyar a la familia de Floyd. Además, explica que “hay toda una demanda legislativa para pedir a nuestros representantes electos que aprueben alguna legislación federal que aborde las normas policiales”. “También, que el Gobierno federal no considere estos casos como algo aislado, sino como evidencia de un problema mayor en los departamentos de policía de todo el país”, agrega.
Preguntada por la mejor forma de articular todas esas reivindicaciones en este momento, es taxativa: “En las urnas en noviembre, esa es la mejor manera, que la gente vaya y vote. También, es la mejor manera de que el movimiento se mantenga fuerte. Ya hemos llorado, ya hemos debatido. Ahora hay que votar y recuperar nuestro país”.
En todo este tiempo, el presidente Donald Trump ha optado por cargar contra las protestas, diciendo que los “radicales” y “anarquistas” están detrás de ellas y apostando por el uso del Ejercito. “Las palabras de Trump y su falta de liderazgo son responsables en gran medida de la violencia que hemos visto en las calles. Su pésimo comportamiento incita a la violencia. E incita a la gente a infiltrarse en los movimientos para causar confusión. No le importa lo suficiente ser un presidente que repare, sea constructivo y fortalezca al pueblo estadounidense. En lugar de eso, es divisivo. Es inmaduro. Y francamente, siento que es peligroso”, sostiene Mallory.
La crisis social también es una prueba para los líderes del Partido Demócrata, en concreto para el candidato a la presidencia, Joe Biden. Ya hay quienes dicen que no basta “con ser mejor que Trump”. ¿Considera que puede Biden recoger todas esas demandas de reforma contra el racismo y la violencia policial? “Creo que harán un mejor trabajo. No estoy convencida de que vayan a ser la solución total, pero pienso que, definitivamente, lo harán mejor que lo que vemos con Donald Trump”, zanja.