A principios de agosto, un soldado con la cara cubierta por un pasamontañas aparecía en la televisión israelí y defendía los abusos contra presos palestinos en el centro de detención de Sde Teiman. Era uno de los cinco acusados de violar a un prisionero árabe en ese centro, conocido como el Guantánamo israelí por los abusos y maltrato a los detenidos. Pocos días después, el soldado revelaba su identidad en redes sociales y se presentaba como “Meir, de la Unidad 100”.
La respuesta de una parte de la sociedad israelí y de algunos medios de comunicación al escándalo de la violación hizo que Meir Ben-Shitrit creyera que no necesitaba ocultar su rostro ni su nombre y que se sintiera orgulloso. El pasado 26 de agosto, era el invitado estrella de un programa satírico del Canal 14 de Israel, en el que fue entrevistado durante más de diez minutos por dos conocidos presentadores que mostraron su simpatía y su comprensión con el acusado.
Ben-Shitrit volvió a defender los actos cometidos por él y sus compañeros, negando la violación y afirmando que la Fiscalía militar y todo el país deberían “besar las manos” de los soldados que llevan a cabo un “trabajo sagrado”. El presentador Shai Goldshtein no sólo le apoyó, sino que declaró que haría lo mismo, según la traducción del medio Mondoweiss: “Me pongo en tu lugar, en tu situación. Te paras frente a estas personas, las personas más despreciables que uno pueda imaginar, que hicieron las cosas más horribles a nuestra gente, a nuestros hermanos y hermanas. Creo que, si estuviera allí y tuviera la oportunidad, iría a por esta gente”.
El soldado acusado de violar al preso palestino va entonces un paso más allá: “Podríamos haber cargado nuestras armas y matarlos a todos en el suelo. Uno quiere matar a esa persona con un machete... Estoy listo hasta que se me canse la mano”, decía orgulloso para luego explicar las razones de su supuesta contención: “Pero somos un Estado de derecho y son las fuerzas armadas. Existe el derecho internacional”.
Los presentadores también le preguntaron si se siente traicionado por el Estado y Ben-Shitrit contestó que sí, que el tratamiento que está recibiendo es “muy ofensivo”. Sin embargo, contó que la gente por la calle le da “muchos abrazos” y “mucho amor y calor”. “En Tel Aviv recibí dos comentarios de violación, pero la mayoría de la gente de Israel me da abrazos, mucho amor, regalos...”. El programa de televisión mostró en la pantalla un enlace para la recogida de fondos para pagar la defensa legal de la Unidad 100 y concluyó llamando a Ben-Shitrit “héroe, un héroe de la Unidad 100!”.
Un caso que refleja un país
Desde mediados de agosto, los cinco uniformados acusados de violar a un preso palestino están bajo arresto domiciliario, pero el único que ha saltado a la fama es Ben-Shitrit. Los cinco están a la espera de que se presenten cargos oficiales contra ellos, mientras que el tribunal militar encargado del caso ha dicho que existe “una sospecha razonable de la comisión de los hechos”. Un total de diez militares habían sido detenidos a finales de julio acusados de “sodomía agravada”, pero la mitad de ellos fueron dejados en libertad posteriormente.
El caso ha generado polémica en la sociedad israelí, más por la investigación y el juicio contra los soldados que por la supuesta violación contra un preso palestino que ha sido identificado como un agente de la Policía del grupo palestino Hamás, detenido en la Franja de Gaza durante las operaciones terrestres del Ejército israelí. La ONG israelí Médicos por los Derechos Humanos reveló que el prisionero “llegó al hospital con una condición potencialmente mortal y con lesiones en la parte superior del cuerpo y una lesión grave en el recto”.
En un vídeo emitido por el Canal 12 de televisión, obtenido de las cámaras de seguridad de Sde Teiman, se puede ver a decenas de reos tumbados bocabajo y con las manos en la nuca. Los soldados israelíes levantan a uno de ellos y se lo llevan a un rincón. Un grupo de ellos tapa con sus escudos los abusos a los que se deduce que está siendo sometido el preso palestino. Según la Fiscalía militar, tres soldados se acercaron al preso, lo levantaron del suelo y lo arrinconaron contra una pared. Después de que la víctima cayera al suelo, uno de los sospechosos y otros soldados le golpearon con una porra durante 15 minutos, de acuerdo con el relato del periódico israelí Haaretz. Luego lo arrastraron por el suelo y lo electrocutaron; finalmente, uno de los militares introdujo un objeto en el recto del prisionero. Posteriormente, los uniformados le advirtieron de que no se quejara ni dijera nada de lo ocurrido.
Si bien Ben-Shitrit afirmó en sus entrevistas que el detenido era un terrorista de la “nukhba” (élite) de Hamás, no hay evidencias de ello. Cientos de hombres han sido arrestados en Gaza y llevados a centros de detención en Israel por sospechas infundadas de sus vínculos con el grupo islamista desde el comienzo de la ofensiva israelí contra la Franja. Según informes y denuncias de ONG y de organismos internacionales, los abusos y el maltrato contra estos detenidos son sistemáticos y están muy extendidos, no sólo en Sde Teiman sino en todos los centros de detención de Israel.
La ONG israelí B’Tselem publicó a principios de agosto el informe “Bienvenidos al infierno: el sistema penitenciario israelí como una red de campos de tortura”, en el que documentó las torturas y malos tratos arbitrarios en los centros penitenciarios, sobre todo a raíz del ataque de Hamás contra el sur de Israel del 7 de octubre de 2023 (en el que mataron a más de un millar de personas y secuestraron a unas 250).
El renombrado periodista y escritor Gideon Levy escribía en una columna en Haaretz que el documento de B'Tselem no es sólo “un informe sobre lo que está pasando en las instalaciones penitenciarias de Israel; es un informe sobre Israel”. “Incluso la documentación de una violación en grupo de la que informó esta semana el Canal 12 no muestra sólo el centro de detención de Sde Teiman. Muestra la cara de este país”, afirmaba. Según Levy, las imágenes del cuerpo del detenido temblando de dolor, mientras los violadores se escondían, “deberían haber torturado todas las conciencias”, “pero no las conciencias de la mayor parte de los israelíes”.
Levy cree que esos actos “definen” a Israel, como también lo hacen las protestas y el asalto a dos bases militares de varios manifestantes y diputados extremistas en contra de la detención de los soldados sospechosos de la tortura y violación. La Fiscalía militar sostiene que el caso contra Ben-Shitrit y sus colegas está basado en testimonios de 100 personas diferentes.
En una encuesta reciente del Instituto para los Estudios de Seguridad Nacional de Israel (INSS), una de las preguntas se refería al juicio militar contra los cinco “sospechosos de graves abusos”. El 65% de los judíos encuestados consideraron que deben ser disciplinados por sus comandantes en el Ejército, mientras que sólo el 21% se mostró a favor de que sean perseguidos criminalmente (frente a un 54,5% de los árabes-israelíes encuestados).
Impunidad desde hace “décadas”
La última organización internacional que ha denunciado abusos, torturas y trato degradante de los prisioneros palestinos en los centros de detención israelíes es Human Rights Watch. La ONG ha recopilado los testimonios de trabajadores sanitarios, desde doctores hasta enfermeras, que fueron detenidos en Gaza por las tropas israelíes y maltratados mientras estaban bajo custodia: sufrieron golpes, humillación, largos periodos maniatados y con los ojos vendados, torturas y abusos sexuales, y se les negó la asistencia médica.
Tras este hallazgo, Human Rights Watch ha vuelto a denunciar que “durante décadas las autoridades israelíes no han rendido cuentas de manera creíble por la tortura y otros abusos contra los detenidos palestinos”. Según datos oficiales citados por la ONG, entre 2019 y 2022 se presentaron 1.830 denuncias de abuso contra funcionarios de los servicios penitenciarios israelíes y ninguna dio lugar a una condena penal.
En el caso de la violación del preso en Sde Teiman, las autoridades israelíes se han visto obligadas a investigar y juzgar a los presuntos violadores después de que el vídeo de los hechos se difundiera y generara malestar a nivel internacional, incluso en Washington, desde donde no suelen llegar críticas al Gobierno israelí. El portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Matthew Miller, dijo en aquel momento que “las informaciones de abuso sexual contra los detenidos son espeluznantes” y pidió a Israel “tolerancia cero” con los abusos.
En España, el portavoz de Amnistía Internacional para Oriente Próximo, Carlos de las Heras, dice a elDiario.es que “todo este clima de impunidad en la situación de los presos palestinos en cárceles israelíes viene propiciado por la Ley de combatientes ilegítimos, promulgada en 2002 y reformada en diciembre de 2023 a raíz del ataque del 7 de octubre”.
De las Heras explica que esa ley permite que el Ejército israelí pueda detener a “cualquier persona sospechosa de participar en hostilidades contra Israel o que represente una amenaza para la seguridad del Estado”. Además, permite que esas personas puedan permanecer detenidas por “periodos indefinidos y renovables sin la necesidad de presentar pruebas, lo que es bastante preocupante”, afirma el portavoz de la ONG. Por ejemplo, un palestino puede permanecer retenido 45 días sin ningún tipo de acusación ni orden de detención, sin ser presentado ante un juez en un plazo de 75 días e, incluso, sin acceder a un abogado durante tres meses. “La consecuencia de todo esto es que se facilita la tortura porque se elimina toda supervisión”, lamenta.
Desde octubre del año pasado, Amnistía Internacional ha documentado la muerte de 36 personas en Sde Teiman, pero “todavía no se ha presentado ni un acta de acusación” contra los responsables.