Cailin, Coffe, Dakar y Cleford serán los encargados, en un futuro no muy lejano, de encontrar a personas asintomáticas contagiadas de COVID-19 en Chile. No son médicos ni enfermeros, son perros con un olfato minuciosamente adiestrado que se convertirán en los primeros biodetectores de coronavirus del país sudamericano.
Dakar tiene cuatro años y es una mezcla de labrador y golden retriever. Cailin, la única hembra del grupo, es una labrador retriever negra y tiene cinco. Ambos han servido para buscar personas desaparecidas. Coffe y Cleford son dos golden retrievers de cinco años y cuatro meses, especializados en la detección de acelerantes del fuego. Los cuatro, cada uno dirigido por un policía, responden igual ante la detección de una muestra positiva: se sientan.
“Los perros tienen una capacidad olfativa única y queremos sacarle provecho a esto”, afirma Fernando Madrones, profesor de Epidemiología Veterinaria de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Católica de Chile. El coronel José Santelices, director de la Escuela de Especialidades de Carabineros, apunta que los canes tienen más de 300 millones de receptores olfativos en la nariz, lo que multiplica por 50 el del ser humano. Pueden detectar explosivos, drogas o enfermedades (Alzheimer, diabetes o cáncer de mama, entre otras) –dice–, pero esta es la primera vez que Carabineros lo aplica para detectar enfermedades con patógenos infecciosos.
“Efectividad parecida a la PCR”
Los cuatro perros elegidos responden a dos criterios relevantes para el proyecto: pertenecen a razas que “tienen un mayor desarrollo del olfato” y cuentan con el “factor social” a favor, es decir, “son razas amables y de aceptación social clara”, aclara Madrones. “Es muy importante para no atemorizar a la población porque tendremos que llevarlos a los colegios y los niños se tendrán que sentir seguros”, añade el coronel Santelices.
Una vez seleccionados, los animales trabajan en la asociación del olor. “Hay que cambiarle el olor que tenían inculcado hasta el momento por otro nuevo”, explica el policía. El olor que reconocerán ahora será el del sudor de las axilas de las personas contagiadas. “No es que el virus tenga un olor particular, sino que la reacción que hace una persona frente a la infección es lo que se detecta”, precisa el veterinario. Según explica, cuando el cuerpo se infecta con el virus, genera “una serie de respuestas metabólicas y orgánicas” que, a su vez, producen “compuestos orgánicos volátiles” que se concentran en órganos especializados del sudor, en este caso las axilas.
Hace pocos días que los canes han entrado en la tercera y última etapa del proyecto, en la que se validará la eficiencia de la asociación de olor. Los investigadores esperan llegar a un 95% de precisión, que es lo que se ha reportado en otros países del mundo, como Estados Unidos o Francia, que ya están utilizando en pruebas este sistema.
“A nivel de efectividad es muy parecido a la PCR actual”, señala Madrones. Según indica, mientras la prueba es muy útil para una fase más avanzada de la enfermedad –“cuando la persona está con signos francos”–, los perros pueden detectar el virus “en etapas tempranas” o incluso en personas asintomáticas. El investigador cuenta que, además, el perro tiene una capacidad de detección de 250 personas por hora: “Eso es impracticable con una PCR porque requiere tiempo para obtener el resultado, es invasivo y caro. Es ahí donde el perro tiene una ventaja muy grande”, subraya.
Muestras “sin carga viral”
La policía chilena contactó, a principios de mayo, con la Universidad Católica (Facultad de Medicina y Escuela Veterinaria) para estudiar la posibilidad de utilizar a sus perros como detectores del virus. Con más de 60 años de trayectoria, el grupo de adiestramiento canino de Carabineros cuenta con una maternidad gracias a la cual ha formado, desde su nacimiento, perros policiales en distintas especialidades como detección de drogas, acelerantes, explosivos y búsqueda de personas vivas o muertas.
“Evaluamos otras experiencias en el mundo para detectar el coronavirus, como en Pensilvania, donde trabajan con orina y saliva; en Londres o Finlandia, que lo hacen con orina, o en Francia, que detectan el virus con el sudor”, cuenta Santelices. Los chilenos optaron por esta última fórmula para evitar el riesgo de contagio. “La muestra de sudor no tiene virus en ella, en cambio la de orina, sí”, asegura Fernando Madrones. “Tomamos la muestra y verificamos que no tenga carga viral para que tanto los perros como quienes manipulan los materiales no estén expuestos al virus”, añade el veterinario.
Los cuatro canes empezarán a operar en terminales de autobuses, metros, aeropuertos, colegios y mercados. Cuando identifiquen una persona sospechosa de contagio, los agentes en el lugar aplicarán un procedimiento, coordinado con el Ministerio de Salud, para aislar a la persona. “Se le impedirá que suba al transporte público y que contamine a otras muchas personas más”, dice. “Llegará una ambulancia, trasladará a la persona al hospital y será sometida a un examen PCR; de ahí se derivará a un hotel sanitario o a su domicilio”, detalla. “Nuestro trabajo no reemplaza la prueba PCR”.
Unir salud humana, animal y ambiental
La Organización Mundial de Salud Animal (OIE) clasifica a los perros con un nivel de susceptibilidad bajo, a diferencia de los felinos, que son altamente sensibles al virus. También el Colegio Médico Veterinario de Chile reconoce que el perro no es una especie de riesgo para la COVID-19. “La probabilidad de tener perros infectados por el virus es muy baja”, reitera Fernando Madrones, que recuerda que a nivel mundial se han reportado dos o tres casos de canes con el virus y que no han desarrollado sintomatología clínica. “Es casi una anécdota esa detección”, asegura.
Según el protocolo establecido por los investigadores, el perro que detecte una persona con COVID-19 tendrá que hacer cuarentena y se harán pruebas tanto al animal como a su guía. “Hacemos regularmente PCR tanto a perros como a instructores. En tres meses de trabajo, no hemos tenido ningún resultado positivo ni ninguna persona enferma”, señala Madrones.
Si bien, por ahora, saldrán a la calle solo cuatro animales, la intención es preparar una dotación de, al menos, 20 perros que se entrenarán de la misma forma y se distribuirán por todo el país. Carabineros espera que Cailin, Coffe, Dakar y Cleford estén en las calles a finales de octubre y, así, convertir a Chile en el pionero de Sudamérica en la biodetección de COVID-19 y a los perros en “héroes del país”. De momento, la policía chilena ya ha traspasado su método a otros países tanto de la región, como México, como de afuera, en Australia.
Más allá de las categorías, Fernando Madrones rescata que este es un proyecto que responde a la lógica “One Health” (Una Salud), que apuesta por interconectar los sistemas de salud humana, animal y ambiental, un enfoque que considera cada vez más indispensable. El veterinario resume: “Aquí médicos veterinarios, médicos humanos y animales trabajamos juntos en un ejemplo vívido del concepto ‘Una salud’, aplicado a la realidad que nos ha dejado la pandemia”.