Treinta años después de la reunificación de Alemania, siguen existiendo grandes diferencias entre las vidas y actitudes de los alemanes en el oeste y el este del país. Así se desprende de una serie de estudios publicados con motivo del aniversario de la reunificación, que se cumple este 3 de octubre.
Desde los salarios hasta los cuidados a la infancia pasando por la confianza en los líderes políticos y las instituciones del estado y hasta la importancia de la identidad en el este o el oeste, las diferencias están muy marcadas. “Tenía la esperanza de que cuando se cumplieran 30 años de la reunificación, estaríamos más unidos de lo que estamos”, dijo Marco Wanderwitz, autor del informe y defensor del pueblo de la antigua Alemania Oriental (RDA).
Las conclusiones del informe son de gran interés a días de cumplirse el aniversario del final de los 41 años de la RDA y los 28 años de la división marcada por el muro de Berlín.
Algunas de las diferencias más importantes entre el antiguo este y el oeste están en el lugar de trabajo. Mientras los alemanes orientales tienen menos posibilidades de tener puestos de liderazgo en todo el país, las mujeres de la antigua Alemania oriental tienen más posibilidad de ocupar puestos de gestión que las alemanas del oeste. Y mientras que las mujeres de Alemania occidental ganan un 21% menos que los hombres, en el este la diferencia es menor, del 6%.
Un año después de la reunificación, sólo el 55% de las mujeres de Alemania occidental tenían un empleo remunerado frente al 67% de las mujeres de Alemania oriental, según un estudio de la fundación Hans Böckler del sindicato DGB. Treinta años después, la participación de las mujeres de Alemania occidental en el mercado laboral ronda el 72%; en el caso de la antigua Alemania, oriental se acerca al 74%.
En ambas partes del país, las mujeres son responsables de la mayoría de los cuidados a la infancia y las tareas domésticas, y es mucho más probable que tengan trabajos a tiempo parcial que los hombres. Pero el legado de la atención infantil proporcionada por el Estado en Alemania oriental, que, aunque se ha reducido desde los días de la RDA, permanece en gran medida intacto, significa que el 60% de las mujeres de Alemania oriental sienten que tienen que trabajar a tiempo parcial, en comparación con el 80% de las mujeres de Alemania occidental.
Mientras que el PIB por habitante de Alemania oriental se ha cuadruplicado desde 1990, el salario medio de los alemanes orientales sigue siendo sólo el 88,8% del de los alemanes occidentales. El poder económico de las antiguas regiones comunistas es sólo el 73% de las de la antigua Alemania occidental. No llegan ni al nivel de la región de Sarre, la más pobre de Alemania occidental. La Alemania oriental también tiene más parados, suelo con menos valor y menos impuestos.
“De manera extraordinaria, y en muchos aspectos Alemania todavía parece que estuviera dividida”, comentaba el diario de izquierdas TAZ. Señalaba la división en sí misma que supone el hecho de que tres décadas después de la reunificación Wanderwitz “sigue teniendo el nombre de 'defensor del pueblo para las nuevas regiones' en su tarjeta de visita”, lo que hace que suene a “mentor para los alumnos problemáticos”.
Lo único igual entre ambas zonas del país es la conexión a internet por banda ancha.
El informe del gobierno expresó su preocupación por la “falta de satisfacción general” de los alemanes del este hacia la política y sus representantes. Y mientras que el 91% de los alemanes occidentales consideran que la democracia es la “forma de gobierno más adecuada”, sólo el 78% de los alemanes orientales sienten lo mismo.
El voto a los partidos de extrema derecha es mucho más habitual en Alemania oriental, donde el populista de extrema derecha Alternative für Deutschland, el principal partido de la oposición en el Bundestag, ha logrado sus mejores resultados.
Wanderwitz dijo que ve esa tendencia como “extremadamente preocupante”. Cree también que “el odio y el extremismo son más prevalentes en los estados del este y la confianza en las instituciones del Estado también se encuentra en algunos casos en un nivel sorprendentemente bajo”.
Aunque la emigración de trabajadores jóvenes de Alemania oriental, que ha reducido la población en 2,2 millones de personas, se ha detenido en gran medida, su población envejecida sigue disminuyendo, lo cual, según Wanderwitz, seguirá siendo uno de los mayores retos de Alemania oriental.
Susanne Dähner, del Instituto de Población y Desarrollo de Berlín y autora del estudio Diversidad de la Unificación, cree que “a pesar de todos los éxitos en el proceso de unificación, la antigua división se sigue sintiendo en las vidas de las personas en el este y el oeste”.
Dähner explica que cuatro de cada diez alemanes orientales se sienten tratados como ciudadanos de segunda clase y que sus orígenes juegan un papel más importante en sus vidas que los de los alemanes occidentales, “incluso en la generación de los que nacieron en una Alemania unida, que sólo sabe de esa coexistencia a partir de las descripciones de lo que escuchan y de los libros de historia”.
“Sus vidas cambiaron por la reunificación, sus biografías se interrumpieron y muchas personas tuvieron que buscar una nueva orientación para sus vidas”.
Traducido por Alberto Arce