Un alto cargo saudí pronunció lo que fue percibido como una amenaza de muerte contra la investigadora independiente de Naciones Unidas, Agnès Callamard, tras su investigación sobre el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
En una entrevista con The Guardian, Callamard, ex relatora especial para ejecuciones extrajudiciales, cuenta que un colega de la ONU la avisó, en enero de 2020, de dos ocasiones en las que un alto cargo saudí profirió amenazas contra ella durante una reunión con funcionarios de la organización en Ginebra al decir que si en Naciones Unidas nadie frenaba a Callamard, alguien iba a “ocuparse de ella”.
Preguntada sobre cómo sus colegas de Ginebra percibieron el comentario del alto cargo saudí, Callamard dice: “Una amenaza de muerte. Así se entendió”.
De nacionalidad francesa y experta en derechos humanos, Callamard asumirá este mes su nuevo cargo como secretaria general de la ONG Amnistía Internacional. Fue la primera en una posición de poder en abrir una investigación pública y distribuir un informe detallado sobre el asesinato en 2018 de Khashoggi, un periodista que conocía de cerca el Gobierno de Riad y que pasó a criticarlo en su columna del periódico The Washington Post.
El informe de 100 páginas de Callamard, publicado en junio de 2019, concluía que había “pruebas creíbles” de que el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, y otros altos cargos saudíes fueron responsables del asesinato. El informe lo describe como un “delito internacional”.
Hace unas semanas, el Gobierno de Biden también publicó un informe oficial de Estados Unidos con la conclusión de que el príncipe Mohammed dio el visto bueno al asesinato. El Gobierno saudí niega que el asesinato, que ocurrió en el consulado saudí en Estambul, fuera ordenado por el futuro rey.
The Guardian ha confirmado el relato de Callamard de manera independiente sobre lo ocurrido en enero de 2020.
Las supuestas amenazas se produjeron durante una reunión de “alto nivel” entre diplomáticos saudíes con sede en Ginebra, altos cargos saudíes de visita y funcionarios de la ONU en la ciudad suiza. Durante la conversación, según Callamard, criticaron sus indagaciones en torno al asesinato de Khashoggi, haciendo notar su enfado por la investigación y las conclusiones. Aunque no lo fundamentaron con pruebas, los altos cargos saudíes también acusaron a la investigadora de la ONU de recibir dinero de Qatar, la clásica muletilla contra los críticos del gobierno saudí.
El visitante
Según Callamard, uno de los altos cargos saudíes de visita dijo entonces haber recibido llamadas telefónicas de personas que estaban dispuestas a “ocuparse de ella”.
Cuando los funcionarios de la ONU expresaron su alarma, otros saudíes presentes trataron de tranquilizarles diciéndoles que el comentario no debía tomarse en serio. A continuación, el grupo saudí abandonó la sala, pero, según le dijeron a Callamard, el alto cargo saudí visitante se quedó y repitió la supuesta amenaza frente a los funcionarios de la ONU aún en la sala. Más concretamente, el alto cargo saudí dijo conocer a personas que se habían ofrecido a “ocuparse del asunto si ustedes no lo hacen”.
“Se me informó en su momento y fue una ocasión para la ONU de mostrarse muy firme en ese asunto. Las personas que estaban allí dejaron claro a la delegación en ese momento, y también después, que era algo absolutamente inaceptable y que esperaban que no fuera más allá”, dice Callamard.
Callamard ya ha hablado en otras ocasiones sobre las amenazas sufridas durante su trabajo como relatora especial, incluso por parte del presidente filipino Rodrigo Duterte, pero esta es la primera vez que revela los detalles de la supuesta amenaza saudí.
Es probable que la revelación refuerce la opinión de los expertos en derechos humanos de que el Gobierno de Arabia Saudí ha actuado con impunidad tras el asesinato en 2018 de Khashoggi, incluyendo detenciones arbitrarias de críticos del príncipe y de potenciales rivales políticos.
El Ministerio de Asuntos Exteriores saudí, la embajada saudí de Londres y la de Washington no respondieron a las peticiones del Guardian enviadas por email para que comentaran sobre el asunto.
“Esas amenazas no funcionan conmigo”, dice Callamard. “No quiero recibir más amenazas. Pero tengo que hacer lo que tengo que hacer. No me impidieron actuar de la manera en la que creo que es correcta”.
Traducido por Francisco de Zárate