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The Guardian en español

Arabia Saudí tiene un plan para que su economía deje de depender del petróleo

Mohamed bin Salman, hijo del rey saudí y ministro de Defensa (el más joven del mundo), con el ministro del Interior saudí.

The Guardian

Ian Black —

Arabia Saudí ha aprobado una ambiciosa estrategia para reestructurar la economía del país y hacerla menos dependiente del petróleo. El plan incluye la diversificación y privatización de una gran cantidad de bienes estatales, entre ellos la enorme petrolera Aramco; una subida de impuestos; y recortes en los gastos y subsidios. 

El rey Salmán bin Abdelaziz ha anunciado en televisión el apoyo de su gabinete al Proyecto de la Visión de Arabia Saudí-2030, como se llama el programa, y pidió a sus súbditos trabajar unidos para asegurar el éxito del plan. Las acciones en la bolsa de valores de Riad subieron de inmediato. 

Bajo el reinado de Salmán, que llegó al trono a principios de 2015, las dificultades económicas se han sumado a la tensión creciente con Irán, su rival en la región; a la amenaza del Estado Islámico; a las guerras en Siria y Yemen; y al debilitamiento de los lazos construidos durante décadas con Estados Unidos.

Como parte de una estrategia mediática preventiva, Mohammed bin Salmán, hijo del rey y segundo príncipe heredero, dio detalles de las reformas económicas en una entrevista televisiva grabada. El objetivo es darle a la opinión pública una sensación de dinamismo y cambio en respuesta a los precios del crudo: a principios de 2014, valía más de 100 dólares el barril; este mes pasó a valer alrededor de 40 dólares. 

Entre las principales medidas del tan anunciado plan a 15 años, se incluyen la creación de un fondo soberano de inversión saudí de 2 billones de dólares, así como también un conjunto de reformas económicas estratégicas, como el Programa de Transformación Nacional. 

Bin Salmán también ha confirmado que el reino venderá cerca del 5% de Aramco, que pasará a ser una sociedad de cartera, con las subsidiarias listadas en la oferta pública inicial. El petróleo era una adicción “peligrosa”, ha asegurado Salmán en la cadena Al-Arabiya. “Esta nueva visión no necesita precios elevados en el crudo”, añadió. “Para el 2020, podremos vivir sin necesidad de petróleo”.

Se estima que Aramco es la empresa más valiosa del mundo. El fondo de inversión sería el más grande de su clase. En términos generales, el plan es hacer que la economía más importante del mundo árabe dependa de las inversiones, y no de las fuentes de energía, para llenar las arcas públicas en los próximos años.

En palabras del príncipe, “el proyecto es la hoja de ruta de nuestros objetivos económicos y de desarrollo”. “Sin duda, Aramco es una de las claves principales de este proyecto y del renacimiento económico del reino”. 

El fondo de inversión incluirá bienes actuales de alrededor de 600.000 millones de dólares, así como los ingresos por la venta de las acciones de Aramco, de inmuebles del Estado y de áreas industriales con un valor estimado en 1 billón de dólares.

En un país con una larga historia de gente mayor en el poder, Bin Salmán (30) es joven y con fama de activo y resuelto. Parece ser verdaderamente popular aunque también produzca desconfianza por una concentración de poder sin precedentes: es ministro de Defensa y también director del Consejo de Asuntos Económicos y Desarrollo. Por la guerra en Yemen, sus críticos lo tildan de insensato.  

Empiezan los recortes

Las reformas económicas han sido objeto de discusión antes, pero la urgencia ha aumentado desde que el déficit fiscal récord de casi 100.000 millones de dólares del año pasado. Tardará en sentirse el impacto de los planes para aumentar con impuestos los ingresos fiscales no derivados del petróleo. El recorte en gastos y la inversión de capitales extranjeros serán necesariamente las fuentes principales para mantener bajo control las finanzas públicas. 

En los últimos años, el 90% del presupuesto del gobierno saudí se financiaba con los ingresos del petróleo. A principios de mes, la nación saudí pidió un préstamo a 5 años a un consorcio de bancos internacionales por un valor de 10.000 millones de dólares; su primer préstamo desde 1991, aconsejada por varias consultoras internacionales, que cobraron 1.250 millones de dólares en honorarios.

Los primeros recortes en subsidios ya se están aplicando y son todo un desafío: los saudíes están acostumbrados a tener gasolina, agua y energía barata. Según las encuestas, esperan que siga así. En su explicación televisiva, Bin Salmán dijo que las reformas se diseñaban para eliminar los problemas de vivienda y de desempleo, y asegurarse de que la ayuda llegue a los que más lo necesitan.

El sábado, el rey sacó de su cargo al ministro de Agua y Electricidad, criticado por su manera de manejar el encarecimiento de los servicios. Entre otras cosas, sugirió a los que estuvieran disconformes con los nuevos precios que hicieran sus propios pozos de agua. 

El factor social es el motivo fundamental de las nuevas políticas. La mitad de la población tiene menos de 25 años y la creación de fuentes de trabajo es vital si el reino, sin instituciones de representación popular, quiere evitar el malestar que en otros países provocó la Primavera Árabe. Pero sólo aumentar los impuestos indirectos puede desembocar en pedidos de cambio que socaven el sistema autocrático.

Según Bin Salmán, el plan es lanzar en los próximos 5 años un sistema de “tarjetas verdes” para que árabes y musulmanes expatriados vivan y trabajen en Arabia Saudí. El turismo, además del Hajj (la peregrinación anual a la Meca), y la minería serían usados para generar más ingresos. Otra parte del proyecto es crear un holding para agrupar la industria militar.

Hace un tiempo, Bin Salmán había sugerido que el plan de Arabia Saudí era similar a la ola de privatizaciones que sufrió el Reino Unido durante el Gobierno de Thatcher en los años 80.

Varios expertos y analistas financieros se han referido al plan como la reforma económica más grande desde que se fundó Arabia Saudí. Según John Sfakianakis, director de economía del Gulf Research Centre de Riad, “la visión y la ambición ya la tienen, ahora la prueba será la realización del plan y la habilidad que tengan para seguir contando con el apoyo de la sociedad en general, y el apoyo de la comunidad financiera en especial”.

“Debido a la edad, el ritmo y la responsabilidad de Mohammed bin Salmán, la sociedad acepta estos planes de buen grado. Es el momento de realizar los grandes cambios económicos que el país no se ha atrevido a hacer desde 1932. El dinamismo y la determinación que muestran por cumplir son inéditos. Bin Salmán y su equipo saben que tienen que cumplir. La necesidad económica obliga a Arabia Saudí a hacer las reformas ahora”.

Queda por saber si la reforma económica provocará además los cambios sociales que muchos creen necesarios para que el país realmente se modernice, como permitir que las mujeres conduzcan, abrir el sistema legal, o terminar con esos abusos de los derechos humanos que escandalizan al resto de países mucho más que a los propios saudíes.

Traducción de Francisco de Zárate

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