Destacados políticos ucranianos han acusado a la Agencia de la ONU para los Refugiados de no estar preparada para la guerra y de haber retirado a su personal de los puntos conflictivos. También han criticado al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), tachado de “impotente” a la hora de proteger a los refugiados.
Iryna Vereshchuk, viceprimera ministra de Ucrania, dice que las principales organizaciones humanitarias parecen “desorientadas” por el conflicto. El alcalde de Leópolis, Andriy Sadovyi, dice que al comienzo del conflicto se limitaron a observar “con preocupación mientras tomaban vino y café”.
“Por desgracia, ni una sola ONG extranjera o internacional estaba preparada para el inicio de la guerra en Ucrania, a pesar de que desde hace seis meses todo el mundo hablaba de ello y que todos advertían que la guerra iba a empezar”, dice Sadovyi.
El alcalde afirma que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) priorizó la seguridad de su propio personal sobre las vidas de los ucranianos que se enfrentaban a lo peor de los bombardeos rusos. El vicealcalde de Leópolis, Serhiy Kiral, dice haberse quedado sorprendido cuando los funcionarios de ACNUR describieron a su propio personal como “refugiados” durante las conversaciones que mantuvo junto a ellos durante la primera fase del conflicto.
Alrededor de un millón de personas han pasado por Leópolis y la población de la ciudad ha aumentado en 200.000 personas desde que Vladímir Putin lanzó su llamada “operación militar especial” en Ucrania el 24 de febrero.
Según Kiral, “durante las primeras dos semanas lo que nos decían aquí era que ellos mismos eran como refugiados porque estaban ocupados con la evacuación de su personal en Kiev, buscando lugares para que se quedaran, asegurándose de que estuvieran a salvo y después psicológicamente bien. Sabes, uno no espera eso de ellos”.
“En cuanto a las organizaciones más importantes, como la Agencia de la ONU para los Refugiados, tardamos una semana en lograr comunicarnos con la dirección, para terminar encontrándonos con solo una persona con la que hablar. Una semana más tarde, el jefe de la oficina de la ONU en Ucrania se reunió con el alcalde y el vicealcalde para hablar de las necesidades, y expusimos lo que necesitábamos, como ayuda humanitaria, alimentos... hubo muchas promesas y compromisos, y hasta hoy nada ha sucedido”.
Un portavoz del ACNUR dice que la agencia ha trasladado personal de Mariúpol, Sievierodonetsk y la capital, Kiev, a zonas más seguras del país, pero que su plantilla general en el país había aumentado. “Nadie estaba preparado para una emergencia de esta envergadura y velocidad. Incluso, antes de la guerra, el Gobierno ucraniano criticaba a los medios de comunicación internacionales por generar miedo y decía que no esperaban que se produjera una invasión”, dice.
“La seguridad de nuestro personal es, por supuesto, una prioridad, pero esto no nos ha llevado a reducir nuestra presencia en Ucrania. La mayor parte de nuestro personal con base en Mariúpol, Sievierodonetsk y Kiev ha sido reubicada temporalmente en zonas más seguras, como Dnipró, Leópolis y Vinnytsia. A su vez, ACNUR ha aumentado el número de personal en el país en las últimas semanas en unas 50 personas (hasta llegar al número actual de 154) y continúa contratando más personal para incrementar nuestra capacidad de ofrecer un programa de emergencia valioso”.
Un portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja dice que algunos miembros del personal con familias jóvenes habían abandonado el país, pero que tenía unas 80 personas más trabajando en el país que antes. Sin embargo, el CICR ha sido objeto de fuertes críticas por el fracaso reiterado de los acuerdos por los corredores humanitarios para salir de ciudades como Mariúpol, en el mar de Azov. Solo se ha establecido con éxito un corredor de este tipo, entre las ciudades norteñas de Sumy y Lubní, lo que ha llevado la viceprimera ministra ucraniana a describir la organización como “impotente” en una entrevista realizada en Kiev. Vereshchuk dice: “Les encomendamos una tarea: Chernígov o Jersón, los lugares donde es difícil para nosotros. Donde no podemos negociar con los rusos, les decimos que vayan ellos mismos y evacúen a la gente, que tomen autobuses y vayan a buscar a la gente, y ellos no pueden hacerlo”.
La respuesta de Cruz Roja: “Tenemos que mantener nuestra neutralidad”
Un portavoz del CICR dice que el organismo solo podía “facilitar” el establecimiento de un paso seguro para los refugiados y que las partes enfrentadas debían llegar a acuerdos. “Llevamos semanas discutiendo con las autoridades ucranianas y rusas. Depende de ellos acordar términos específicos cuando se trata de corredores humanitarios o pasos seguros”, defiende. “Tienen que ser muy concretos en términos de cómo, cuándo y qué tiene que ocurrir: acordar la carretera, el momento oportuno, su duración, todas estas garantías. Y a partir de ahí se puede pedir al CICR que facilite el proceso. Lamentablemente, depende de ellos. Nosotros solo podemos facilitar. Tenemos que mantener nuestra neutralidad. Este es el difícil papel del CICR y en este momento es por lo que nos enfrentamos a muchas críticas procedentes de todos los lados”.
El presidente del CICR, Peter Maurer, visitó Ucrania hace una semana y el jueves se reunió en Moscú con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov. “Neutral e imparcial, [el CICR] tiene el mandato de hablar con todas las partes de un conflicto para abogar por el respeto de las leyes de la guerra que protegen la vida de los civiles”, escribió en Twitter.
Sin embargo, las fotografías de aparente bonhomía en la reunión enfurecieron a muchos ucranianos. El domingo, Ucrania pidió al CICR que no abriera la oficina que tenía prevista en la ciudad rusa de Rostov del Don, diciendo que legitimaría la deportación forzada de ucranianos por parte de Moscú.
Traducción de Julián Cnochaert.