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¿Cuál es el balance de los dos años de Gobierno de Matteo Renzi?

The Guardian

Stephanie Kirchgaessner – Roma —

Han pasado dos años desde que Matteo Renzi se convirtió en el primer ministro de Italia en un golpe maestro dentro de su propio partido. Esto es lo que ha conseguido, y lo que no, en su mandato de la tercera mayor economía de la Eurozona.

Lo que ha conseguido

Una economía más fuerte

La principal prioridad de Renzi cuando ocupó la oficina del Consejo era transformar una economía sumida en una profunda recesión. Hoy día, en efecto la economía está avanzando pero a un ritmo lento del 0,7% en 2015. Aunque esto sucede en gran parte gracias a la ayuda de su compatriota Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, Renzi ha jugado un papel importante en el diseño de una programa de reformas para mejorar la confianza de los inversores y modernizar la economía. A pesar de que el desempleo supera la media de la EU con un 11,4%, este porcentaje representa un progreso respecto al 12,7% de hace dos años.

Reformas políticas

El año pasado, Renzi aprobó una reforma de la ley electoral que hará más fácil gobernar en el convulso sistema parlamentario italiano. Impulsó una reforma de la Cámara Alta con el propósito de arrebatar al Senado buena parte de su poder. Esta ley necesita aún ser aprobada por un referéndum que se celebrará el próximo otoño. Los cambios se han hecho esperar desde hace mucho y confirman las habilidades políticas de Renzi. Pese a que algunos ven la iniciativa como una forma de hacerse con más poder, en general ha sido acogida como una señal de progreso.

La credibilidad de Italia en alza

Aunque Silvio Berlusconi alimenta titulares tanto ahora como entonces, el mandato de Renzi ha permitido a Italia recuperar la credibilidad en el escenario global. Sus dos predecesores, Mario Monti y Enrico Letta, fueron líderes competentes pero débiles. Renzi ha hecho frente a retos de política nacional, pero también ha afianzado su imagen al convertirse en una de las voces más críticas con las políticas de austeridad de la Unión Europea y el predominio de Alemania en ella. El primer ministro también es un adalid incansable de la participación de su país en eventos de alto nivel internacional, desde la Expo de Milán el año pasado a la candidatura de Roma como ciudad olímpica en 2024.

La diversidad de género

Las mujeres tienen aún un largo camino que recorrer en Italia, que cuenta con la tercera tasa más baja de participación laboral (51%) entre los países de la OCDE. Pero Renzi ha abordado la desigualdad de género al menos a nivel institucional: la mitad de su consejo de ministros está formado por mujeres desde que fue nombrado primer ministro hace dos años. La composición de este órgano del Ejecutivo ha fluctuado -seis de 16 asientos están ocupados por ministras en la actualidad-, pero los defensores de la igualdad salarial y de género consideran que las nuevas caras del Gobierno, desde la ministra de Reformas de la Constitución, Maria Elena Boschi, a Roberta Pinotti, la ministra de Densa, representan un importante progreso.

Desafiar las políticas de austeridad de la UE

Como decíamos, Renzi ha emergido como una de las voces más potentes en la Unión Europea contra las medidas de austeridad. El año pasado, Renzi lanzó una advertencia clara y rotunda a la UE y a Angela Merkel, la canciller alemana, de que la austeridad estaba alentando la amenaza del populismo. La obsesión de Bruselas por las “comas y puntos decimales” del presupuesto italiano va en detrimento de la UE, sostiene el primer ministro. Aunque no siempre gana las batallas en Bruselas, sus comentarios son cada vez más tajantes.

Lo que no ha conseguido

Un euroescepticismo creciente

Renzi se ha mantenido imperturbable en la defensa de que Italia pertenece a la UE y a la Eurozona, pero no consigue trasladar su visión a los italianos con éxito. Por suerte para el primer ministro, los partidos de centro-derecha y del ala más conservadora, Forza Italia y la Liga Norte, parecen estar sumidos en el caos, pero el Movimiento 5 Estrellas le está pisando los talones. Cuando llegue a las elecciones locales de junio, Renzi será el único líder italiano que aboga abiertamente por la permanencia en la Unión. Esto explica que su retórica en contra de la intromisión de Bruselas se haya vuelto más tajante, pero tendrá que esforzarse más para cumplir su cometido antes de las elecciones.

Derechos LGTB

Una de las últimas promesas de Renzi era hacer frente a un problema de fondo de los derechos civiles en Italia: el único país de Europa occidental que no reconoce las uniones civiles o matrimonios entre personas del mismo sexo. Hasta ahora no ha cumplido su promesa y ha retrasado el impulso de los derechos civiles al máximo. Esta semana el Senado debe votar un proyecto de ley sobre el matrimonio homosexual, que puede ser aprobado o no. El destino incierto de la ley se debe en parte a la decisión de Renzi de que los miembros de su partido voten “según su conciencia”, incluyendo a los católicos conservadores que se oponen a ella. No es solo un caso importante de derechos LGTB, sino una prueba para calibrar si Renzi es capaz de modernizar Italia.

La crisis migratoria

Ha sido necesaria la muerte de 800 migrantes en las costas de Libia para atraer la atención de Europa sobre la importante crisis que tuvo lugar en el Mediterráneo el abril del año pasado, aun cuando Renzi y su equipo han puesto el tema sobre la mesa de la UE como prioridad en repetidas ocasiones. Incluso desde entonces, la llamada de socorro del primer ministro italiano ha sido ignorada, en especial su intento de renegociar la convención de Dublín, que obliga a los refugiados a solicitar asilo en el primer país que pisan. Renzi ha conseguido un progreso simbólico –convenció a los Estados miembro de pactar un programa de reubicación de migrantes y refugiados–, pero en la práctica solo unos cuantos países de la Unión han acogido el porcentaje de personas estipulado.

Los bancos malos

Quizá la economía italiana esté prosperando, pero la situación de los bancos del país ha arrojado una sombra sobre sus expectativas. Renzi y su equipo han sido acusados de malgastar el fondo de rescate que se concedió los bancos locales el año pasado y que provocó que miles de inversores perdiesen sus ahorros. Desde enero, el sector ha sufrido las presiones de los mercados por la gran cantidad de préstamos tóxicos en sus balances. Y estas turbulencias son lo último que necesita la incipiente recuperación económica de Italia, o de Renzi.

El sur de Italia

Renzi parece alérgico al beligerante sur italiano. Raramente se aventura al sur de Roma y ha visitado Sicilia solo unas pocas veces desde el inicio de su mandato. Dice mucho de la división de Italia entre el norte y el sur –una división económica– que nunca ha sido afrontada por el carismático y reformista primer ministro, que se siente como en casa en Florencia, la céntrica y rica ciudad italiana. Hablando de los italianos, Renzi dijo en una entrevista al New Yorker: “Aman su pasado, su presente, pero necesitan una visión y una explicación de su futuro, en la posibilidad de un futuro”. Es una declaración inspiradora, pero que solo funciona si te presentas en persona para hacerla.

Traducción de Mónica Zas