Donald Trump está dispuesto a eliminar toda investigación de la NASA sobre el cambio climático en línea con su agresividad contra la “ciencia politizada”, según ha declarado un alto asesor del presidente electo en asuntos relacionados con la agencia.
La división de ciencia terrestre de la NASA está preparada para un corte de presupuesto en favor de la exploración del espacio exterior. De hecho, el presidente electo fijó el objetivo durante la campaña electoral de explorar todo el sistema solar para finales de siglo.
Esto supondría la eliminación de la investigación de la agencia sobre la temperatura, el hielo, las nubes y otros fenómenos climatológicos. Dicha investigación es mundialmente reconocida. La red de satélites de la NASA proporciona una gran cantidad de información sobre el cambio climático. De hecho, se había planeado un aumento de 1.894 millones de euros en el presupuesto de la división de ciencia terrestre para el año que viene. En comparación, los fondos de la exploración espacial se han reducido, con un presupuesto propuesto de 2.651 millones de euros para 2017.
Bob Walker, un destacado asesor de la campaña de Trump ha afirmado que no hay necesidad de que la NASA haga un trabajo que él mismo a calificado de “vigilancia medioambiental políticamente correcta”. “Nosotros vemos a la NASA con un papel de exploración e investigación del espacio exterior”, ha declarado Walker a The Guardian. “La ciencia terrestre está mejor en otras agencias especializadas donde este es su foco principal”.
“Supongo que es difícil frenar todos los programas actuales de la NASA pero los futuros programas deben estar claramente en otras agencias. Creo que el estudio del clima es necesario pero ha sido muy politizado, lo que ha debilitado buena parte del trabajo que los investigadores. Las decisiones de Trump se basarán firmemente en ciencia, no en ciencia politizada”, ha asegurado.
Trump ha declarado en el pasado que el cambio climático es un “fraude” inventado por los chinos, aunque este martes reconoció que hay “alguna relación” entre las acciones humanas y el clima. Existen pruebas firmes y abundantes de que la quema de combustibles fósiles y la deforestación liberan gases de efecto invernadero y, por lo tanto, son causa del calentamiento global de las últimas décadas.
Walker, sin embargo, afirma que las dudas sobre el papel de la actividad humana en el cambio climático “es algo compartido por la mitad de los climatólogos en el mundo. Necesitamos una buena ciencia que nos diga cuál es la realidad y eso se podría lograr si los políticos no interfirieran en su trabajo”.
Los científicos del Gobierno federal están inquietos ante la negativa de Trump de reconocer el cambio climático y están preocupados por que su trabajo sea puesto a un lado en favor de una agenda desreguladora de los combustibles fósiles. Los científicos climáticos de otras organizaciones también han expresado su consternación por el posible recorte en la investigación terrestre.
Dado que la NASA facilita a la comunidad científica nuevas técnicas e instrumentos, la eliminación de las ciencias de la tierra sería “un gran revés, si no algo devastador”, explica Kevin Trenberth, un respetado científico del Centro Nacional de Investigación Atmosférica. “Nos podría devolver a la época de las tinieblas anterior a los satélites. Sería una decisión con muy poca visión”.
“Vivimos en el planeta Tierra, hay mucho por descubrir y es fundamental vigilar muchas cosas desde el espacio. La información del planeta Tierra, su atmósfera y sus océanos es fundamental para nuestro estilo de vida. La investigación espacial es un lujo, las observaciones terrestres son esenciales”.
Michael Mann, científico climático en la Universidad de Pensilvania, afirma que la NASA tiene “un papel único y crítico” en la observación de la Tierra y el cambio climático. “Sin el apoyo de la NASA, no solo EEUU, sino el mundo entero sufrirá las consecuencias a la hora de comprender el comportamiento de nuestro clima y las amenazas que plantea el cambio climático”, añade.
“Sería descaradamente una estrategia política y pondría en evidencia la disposición del presidente a mimar a los mismos lobistas y grupos de intereses empresariales de los que se mofó durante la campaña”, indica Mann.
La NASA ha nombrado a Tom Cremins y Jolene Meidinger para liderar la transición a la nueva administración Trump. Aun así, el equipo del presidente electo todavía tiene que revisar el futuro de la agencia espacial.
“La comunidad de la NASA está dispuesta a hacer lo que sea para ayudar a que la transición sea tranquila”, señala un portavoz de la agencia. “Seguimos centrados en el futuro, un futuro que mejore la comprensión de nuestro planeta cambiante desde las plataformas únicas que la NASA tiene en el espacio”, concluye.
Traducido por Javier Biosca Azcoiti